Con la llegada del verano, el agua se convierte en la compañera de juegos ideal para que los pequeños se lo pasen bomba en piscinas y playas. Sin embargo, hay que extremar la precaución porque…
Este post se publicó originalmente el 11/08/2023 y ha sido actualizado en fecha 23/08/2024
Es habitual que los fallecimientos piscinas se atribuyan a un corte de digestión. Episodios como estos suceden desgraciadamente todos los veranos y todos los años vemos como el tratamiento de este tipo de noticias refleja y perpetúa una serie de mitos y conceptos erróneos que sería conveniente aclarar.
El corte de digestión no existe: Síncope por hidrocución
En primer lugar, es necesario indicar que el corte de digestión no existe. Con este término popular se hace referencia a un fenómeno denominado síncope por hidrocución o simplemente hidrocución.
Este es un tipo de síncope que se produce cuando una persona que está expuesta a altas temperaturas, por haber estado al sol o tras haber realizado ejercicio intenso, se introduce bruscamente en agua fría.
La diferencia de temperatura entre el agua y el cuerpo hace que la sangre se dirija de forma casi inmediata a la piel para devolverle el calor perdido, disminuyendo de forma abrupta la circulación en el cerebro lo que ocasiona una pérdida momentánea de consciencia.
Este desmayo o síncope que sobreviene de forma inesperada a la persona que está en el agua, puede ocasionar que se ahogue y esto es lo que ocasiona el fallecimiento. No tiene ninguna relación con la digestión.
Una persona que haya hecho una comida copiosa puede tener más riesgo de hidrocución por el aumento de la temperatura corporal que se produce durante la digestión, pero la hidrocución se produce si la persona de mete bruscamente en el agua y la sangre se deriva a la piel para compensar la caída de la temperatura corporal debido a la exposición al agua fría con la consiguiente disminución de la irrigación del cerebro y la pérdida de consciencia, y no porque el proceso digestivo haya sufrido una interrupción ni nada parecido.
En niños y niñas es mucho más probable que el síncope por hidrocución se produzca por meterse bruscamente en el agua tras haber estado jugando muy activamente que por haber tomado una comida copiosa.
El shock térmico o golpe de calor
Por otro lado, también se mencionaba en los medios que se había producido un choque térmico y este término también se presta a confusión. Un choque térmico o shock térmico se produce cuando estamos expuestos a altas temperaturas, y se conoce como golpe de calor.
¿Qué se debe hacer en caso de un shock térmico? En este caso, la temperatura es tan alta que el organismo no es capaz de disipar tanto calor y se produce un fallo cardiorrespiratorio que requiere atención inmediata para disminuir la temperatura corporal.
Y ¿cómo saber si un niño tiene un golpe de calor? El golpe de calor se puede producir por exposición a ambientes muy cálidos o por realizar ejercicio intenso bajo el sol en días de calor, pero no se relaciona con los baños.
La piel caliente del niño o niña que está corriendo y jugando y de pronto se sumerge en el agua fría del mar, la piscina o cualquier otra superficie de agua fría sufre un brusco descenso térmico que atrae toda la sangre disponible hacia la piel para devolverle su temperatura normal, haciendo que disminuya el flujo de sangre al cerebro ocasionando el síncope.
El contraste de temperatura puede ser tan intenso que incluso puede provocar una parada cardiorrespiratoria con el mismo resultado de pérdida de consciencia y ahogamiento debido a la imposibilidad de mantenerse a flote o nadar.
Si llamamos choque térmico a este cambio brusco de temperatura se puede confundir una hidrocución con un golpe de calor, que como hemos aclarado son dos fenómenos completamente diferentes.
Cómo evitar la hidrocución y el golpe de calor en niños
Lo más importante para prevenir la hidrocución es evitar ese cambio brusco de temperatura, sobre todo cuando el cuerpo está muy caliente después de haber estado expuesto al sol o tras haber realizado ejercicio intenso y el agua está muy fría. Entrar poco a poco al agua mientras vamos mojándonos de forma progresiva es una forma segura de bañarnos sin correr riesgos.
Pero cuando hablamos de menores tenemos que tener presente que es muy probable que no sean capaces de entrar al agua de forma lenta y pausada, aunque les expliquemos una y mil veces que puede ser peligroso tirarse de cabeza a la piscina después de haber estado jugando y corriendo bajo el sol. Sabemos que a los más pequeños los tenemos que tener siempre bajo vigilancia y que es necesario seguir la regla 10/20 para evitar
ahogamientos.
La regla del 10/20 y otros consejos para evitar ahogamientos
Esta regla consiste en no perder de vista al peque durante más de 10 segundos y mantenernos a una distancia que nos permita acceder a ellos en menos de 20 segundos o a la distancia de un brazo.
Pero también debemos mantener bajo vigilancia a los más mayores cuando se bañan. La falta de consciencia del peligro y el fuerte impulso de jugar y disfrutar de forma autónoma de sus momentos de ocio hacen que hasta los adolescentes corran riesgos innecesarios en el agua.
Además de enseñarles a nadar cuanto antes, mantenernos siempre vigilantes, evitando el móvil y otras distracciones mientras se bañan siguiendo la regla 10/20 y evitar que se metan bruscamente en el agua después de haber estado jugando al sol, es también muy útil hacer algún curso de primeros auxilios que incluya la práctica de la reanimación cardio pulmonar básica, medida fundamental a la hora de rescatar a un sujeto que ha sufrido un ahogamiento.
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