La playa con niños es una experiencia única, pero también exige cierta planificación para que el día se convierta en todo un éxito y no nos falte de nada una vez que lleguemos a destino,…
Toda la familia acude a pasar el día en la playa. Hay baños y diversión. Mucha crema solar y sombrita adecuada para los más peques. El bebé está jugando tranquilamente sentado junto a ti y, de pronto, agarra un puñado de arena y se lo mete en la boca. ¿Qué hacer? ¿Es peligroso? ¿Qué pasa si mi bebé come arena?
¿Qué pasa si mi bebé come arena de la playa?
Lo primero que debes hacer es estar tranquila/o porque no pasa nada si el bebé come algo de arena en la playa. Es decir, no debes dejar que lo haga pero si por un descuido se mete un poco en la boca no hay por qué alarmarse. Para empezar porque es poco probable que se haya comido mucha cantidad.
¿Qué hacer si mi bebé come tierra? No regañarle, quitarles los restos que pueda tener en la mano (si es posible con agua y jabón) y limpiarle también los restos que tenga en la boca.
Que no pase nada si se mete arena en la boca, no significa que debas dejarlo a su libre albedrío. La arena puede contener algunos desechos, como colillas o incluso restos de envases; o puede estar contaminada por la suciedad y los gérmenes.
Que un bebé coma arena no es algo inusual. Durante un periodo de tiempo, los bebés exploran el mundo a través de su boca. Forma parte del desarrollo infantil. Seguramente le habrá llamado la atención la textura de la arena y haya querido experimentar con ella.
La etapa oral de los bebés: Cuando descubren el mundo a través de la boca
La boca es el órgano que más información proporciona a los bebés. Con ella descubren no solo sabores, sino también texturas, formas y temperaturas. Están acostumbrados a usarla desde que nacen, ya que el reflejo de succión es innato en ellos y fundamental para su amamantamiento. De hecho, succionan en el útero materno.
Hacia el tercer mes de vida (cuando adquieren cierto control de sus extremidades) y hasta, aproximadamente, los dos años de edad; los peques exploran su entorno y su propio cuerpo a través de la boca. Es como si fuera su tercera mano.
De hecho, es muy típico que se metan su propio puño. Aunque muchos piensan que es por los dientes o por hambre, lo cierto es que, si no están inquietos ni llora; simplemente están explorando.
Empiezan con sus extremidades y luego prueban todo lo que encuentran a su paso. Y no solo se meten el puño en la boca… ¡También los pies! Se trata de la fase oral del desarrollo infantil y es cuando más cuidado debemos tener con los atragantamientos.
Precauciones en la playa (o el arenero)
El principal riesgo de que el bebé coma arena es que esta esté infectada con pesticidas, heces fecales o haya estado en contacto con agua de desperdicios. Por desgracia, hay playas donde existen colectores cerca que pueden provocar vertidos que contaminen el entorno, y en los areneros parques infantiles pueden haber defecado animales callejeros.
A ello se suman los restos como colillas o hasta basura. ¡Por desgracia hay muchas personas incívicas que no recogen sus restos! Por ello, si ponemos al bebé a jugar en la arena debemos tener la precaución de asegurarnos de que zona de juego está limpia.
La pediatra de de Criar Con Sentido Común, Gloria Colli, también recomienda que supervisemos a los bebés en todo momento. Y no solo en la playa, también en otros espacios como los parques donde pueden coexistir parásitos. Tal y como explica en este post sobre el párasito toxocara:
«Es sumamente importante que las familias supervisen el juego en arena de los más peques, para evitar que estos se lleven arena a la boca o las manos a la cara o la boca después de haber estado jugando en el arenero. Es importante que los niños y niñas se laven con agua y jabón las manos después del juego con arena».
El parásito toxocara suele ser transmitido por animales como perros y gatos abandonados, callejeros o a quienes su familia humana permite salir de casa y descuida su salud. Los mecanismos de transmisión más comunes son los mordiscos y arañazos, en el caso de los parques infantiles se produce la transmisión fecal oral por llevarse las manos a la boca después de haber tocado las heces del animal o las superficies con las que estas hayan estado en contacto.
Por este motivo es también importante que en los parques y las playas en las que está permitida la presencia de animales, los propietarios se aseguren de recoger sus heces.
En muchas ocasiones, explica Gloria Colli, se «subestima» este tipo de enfermedades porque si un bebé tiene vómitos o diarrea no se suele hacer nada pensando que puede ser un virus o una bacteria.
Pero si se prolonga en el tiempo, «hay que buscar parásitos en las heces». De hecho, si tenemos sospecha de que la arena que ha tragado está contaminada, es recomendable consultar con el médico. A través de la Tribu CSC puedes resolver tus dudas online con Gloria Colli y el resto de nuestro profesionales.
Otras recomendaciones para que evitar que el bebe coma arena
Además de lo anterior, hay otras recomendaciones que puedes seguir para evitar que el bebé coma arena:
- Si se mete arena en la boca, en vez de regañarle, puedes enseñarle qué puede meterse en la boca y que cosas no. El juego es la mejor forma de enseñar a los peques.
- Mantener la zona de juego limpia.
- Evitar lugares de juego donde puede haber heces de algún animal.
- Estar pendientes del bebé para evitar que se lleve a la boca cosas indeseables.
- Ofrecerle alternativas para que se entretenga con otros juguetes o juegos.
Y tener claro que si el bebé come arena una vez no tiene por qué ser motivo de preocupación. Otra cuestión es que lo haga de manera continuada.
La pica, un trastorno de ingestión raro en la infancia
En ocasiones (muy escasas) se relaciona comer arena con una enfermedad. Existe un trastorno muy raro que aparece pocas veces pero que está relacionado con la ingestión de sustancias no nutritivas en la infancia. Se la conoce como la pica (también como malacia). Consiste en el consumo persistente de sustancias no nutritivas durante un periodo de al menos un mes.
No hay muchos datos sobre la prevalencia de este trastorno ni las razones que puede llevar a un niño o niña a hacerlo, aunque hay otras especies animales que presentan este comportamiento, incluidos primates. El menor adquiere el hábito de ingerir cosas no comestibles como tierra, arena, piedras, tizas…
Existen distintas variedades de pica, como la geofagia (comer tierra), la onicofagia (comer uñas), la cautopirofagia (fósforos quemados), la litofagia (piedras) y la xilofagia (maderas)… entre muchas otras.
Aunque es algo muy poco habitual, si observas que tu bebé insiste en comer este tipo de elementos no comestibles, debes consultar con profesionales sanitarios porque este tipo de trastornos requiere intervención multidisciplinar.
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