El maltrato provoca alteraciones neurobiológicas en las etapas tempranas del desarrollo del cerebro de los menores que lo sufren. Es la principal conclusión de una investigación del Instituto de Biomedicina de la Universidad de Barcelona.…
Un estudio reciente ha descubierto que el abuso verbal de los niños, incluido gritarles e insultarlos, está relacionado con el mal humor, el abuso de drogas y la delincuencia. Los investigadores inciden en que gritar a los niños es maltrato infantil y tiene fatales consecuencias para su salud y desarrollo, por lo que subrayan la necesidad de definir el abuso verbal para prevenir una crianza perjudicial.
Los autores del nuevo estudio argumentan que el abuso verbal se considera parte del abuso emocional (el cual, según los estudios existentes, incluye muchos tipos diferentes de comportamiento dañino hacia los niños, como manipularlos, humillarlos e ignorarlos). Pero hablar mal y gritar a los niños se pasa por alto. Por ello, es un «problema oculto».
El estudio de investigación del College of Health Sciences, de la Universidad de Wingate (EE.UU.) es una revisión sistemática, es decir, un estudio académico que reúne y resume los resultados de investigaciones existentes. Dado que los estudios de investigación individuales pueden llegar a conclusiones diferentes y causar confusión (especialmente cuando hay cientos de estudios sobre un mismo tema), una revisión sistemática ayuda a dar sentido a toda la evidencia disponible y a encontrar patrones.
Para su trabajo, los autores incluyeron 149 estudios cuantitativos y 6 cualitativos sobre el tema y descubrieron que utilizaban 21 términos diferentes para definir el abuso verbal infantil. Encontraron que los comportamientos adultos de abuso verbal infantil más comunes incluyeron gritar y chillar. Las amenazas, insultos y críticas fueron otros comportamientos comunes. Casi ningún estudio incluyó comportamientos en los que los adultos no alzaban la voz.
El abuso emocional, en aumento: Ya supera al físico y sexual
Los investigadores señalan que «en los últimos años, la prevalencia del abuso emocional infantil ha superado otras formas de maltrato» como el abuso físico y sexual. No en vano, datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) revelaron que en 2014, la prevalencia del abuso emocional infantil era mayor (36,1%) que el abuso físico (22%) y sexual (25%).
También los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) indican en 2023 que de 2011 a 2020 en 50 estados y el Distrito de Columbia, la prevalencia del abuso emocional infantil entre los adultos estadounidenses supera la prevalencia del abuso físico y abuso sexual.
Los autores señalan que el 55% de los adolescentes estadounidenses experimentó abuso emocional en el hogar, mientras que solo el 11% informó abuso físico. Así, el abuso emocional supera la prevalencia del abuso físico y abuso sexual, por lo que, tal y como señalan los autores, «es posible que se esté produciendo un cambio epidemiológico en la prevalencia del abuso infantil».
A pesar de ello, la prevalencia del abuso emocional sigue en alza, ya que parece un tipo de maltrato más difícil de identificar y ampliamente extendido. Pero aunque gritar a los niños para educar sea una práctica normalizada, gritar es maltrato psicológico.
Gritar a los niños es maltrato, pero cuesta reconocerlo como tal porque está normalizado
Una característica clave del abuso emocional infantil es la presencia de abuso verbal de adulto a niño, caracterizado por gritos, chillidos, denigración del niño y amenazas verbales.
Según los especialistas, este tipo de acciones pueden ser tan perjudiciales para el desarrollo infantil como otros tipos de maltrato ampliamente reconocidos, como el abuso físico y sexual infantil.
No en vano, después de la exposición al abuso verbal, las víctimas pueden desarrollar depresión o trastorno de estrés postraumático.
«Así como los niños necesitan entornos físicos acogedores, seguros y de apoyo por parte de sus cuidadores adultos, también necesitan una comunicación de los adultos que no denigre sino que promueva un autoconcepto y un desarrollo saludables«.
No en vano, según resalta este estudio, «el abuso verbal en forma de gritos, chillidos e insultos es común y puede provocar daño porque está diseñado para humillar, degradar e intimidar«.
En definitiva, gritar a los niños es maltrato y afecta a varias facetas de su desarrollo: emocional, cognitivo e incluso físico (existen estudios que prueban que gritar a un niño hace su cerebro más pequeño y este es, exactamente, el mismo efecto generado por golpes físicos).
Definir el abuso verbal para prevenir una crianza perjudicial
Los investigadores afirman que el abuso verbal infantil debe reconocerse como una categoría propia de maltrato infantil y un atributo clave del abuso emocional; ya que actualmente no se reconoce claramente como una forma de maltrato y, por lo tanto, no recibe la atención adecuada.
Ayudar a definir este tipo de abuso emocional con definiciones y términos unificados, y reconocerlo como una forma de abuso emocional infantil o una modalidad de maltrato ayudaría, según los autores, a identificarlo y prevenirlo.
De esta forma, defienden los autores del estudio, este comportamiento se podría modificar, mediante programas de capacitación para progenitores, por ejemplo. Y es que cabe destacar que, en los estudios revisados por los autores de la investigación, los perpetradores más comunes del abuso emocional fueron los padres, las madres y los profesores.
Así, se podrían desarrollar medidas de prevención como la capacitación de adultos sobre la importancia de la seguridad, el apoyo, el respeto y el cariño durante la comunicación verbal con los niños.
En definitiva, esta revisión sistemática resalta la necesidad de hallar una definición unificada de abuso verbal infantil para prevenir una crianza perjudicial en el futuro.
Entendiendo el maltrato: El abuso verbal infantil como subtipo de maltrato infantil
Según la OMS y diversas investigaciones científicas, los niños que son maltratados (que sufren abuso y negligencia) tienen más probabilidades de enfrentarse a problemas de salud mental en el futuro.
De hecho, un estudio ha sugerido que una reducción global del maltrato en un 25% podría prevenir 80 millones de casos de ansiedad y depresión en todo el mundo.
A tal efecto, muchos países han tratado de legislar las prácticas parentales con el objetivo de reducir el maltrato al ilegalizar ciertas prácticas parentales duras. Por ejemplo, los cachetes están prohibidos en Escocia y Gales.
No obstante, mientras los cachetes son un comportamiento fácil de definir, el comportamiento que constituye abuso emocional es más complejo (a pesar de ser el tipo de abuso más comúnmente denunciado por los adultos). Las características definitorias del abuso verbal, por ejemplo, incluyen volumen, tono y contenido del discurso negativos, además de su impacto inmediato.
Consecuencias del abuso verbal en niños y adolescentes
¿Qué pasa cuando gritamos a los niños? En este estudio de investigación, que incluye niños y adolescentes, 4 estudios vincularon el abuso verbal con el comportamiento delictivo (si bien a partir de estos estudios, no se puede establecer qué ocurrió primero: el abuso verbal o los problemas de salud mental, sin esclarecer, por ejemplo, que los padres no supieran cómo lidiar con comportamientos delictivos y, como resultado, utilizaran técnicas de crianza duras).
Además, en todos los grupos de edad, 8 estudios informaron un vínculo entre el abuso verbal y la depresión. Por lo tanto, los investigadores consideran importante que se lleven a cabo más investigaciones para profundizar en estas asociaciones.
Existen estudios anteriores que demuestran que gritar genera miedo y angustia, un mal campo de cultivo para un desarrollo infantil saludable.
Otras investigaciones relacionan el maltrato de los niños y los síntomas de TDAH descubriendo que esta relación funciona en 2 direcciones: el maltrato aumenta los síntomas de TDAH, y estos también hicieron más probable que el menor sufriera maltrato en el futuro.
Asimismo, otros estudios revelan que gritar a los niños daña su desarrollo cognitivo y emocional, ya que empequeñece su hipocampo, una estructura cerebral relacionada con las emociones, la memoria, la atención y otros procesos cognitivos de los niños.
Otro estudio, realizado conjuntamente por las universidades de Pittsburg y Michigan determina que gritar a los niños genera problemas mentales y de conducta, y también disminuye el rendimiento escolar, :
«Los efectos de esta violencia verbal provocan problemas de conducta en los menores, como discusiones y peleas con compañeros, dificultades en el rendimiento escolar, mentiras a los padres, síntomas de tristeza repentina y depresión«.
En este estudio conjunto, se hizo un seguimiento del comportamiento de casi 1.000 familias compuestas por padre, madre e hijos de entre 13 y 14 años. El 45% de las madres y el 42% de los padres admitieron haber gritado y en algún caso insultado a sus hijos. Una cifra llamativamente alta y muy a tener en cuenta, por cuanto ejempliza lo muy normalizado y extendido que está el abuso verbal en la crianza.
Los investigadores comprobaron los efectos de esa violencia verbal sobre los niños y encontraron que habían desarrollado diversos problemas de conducta e incluso comportamientos delictivos, (robos en tiendas, por ejemplo).
5 Pasos para dejar de gritar a los niños
¿Qué debo hacer para no gritar a mis hijos? A menudo la crianza es compleja y múltiples factores pueden socavar nuestra voluntad de criar y educar a nuestros/as hijos/as desde la calma. Especialmente, si noostros/as mismos/as fuimos educados así y no somos conscientes de que estamos reproduciendo patrones nocivos de conducta parental.
Entonces, ¿cómo educar sin gritar a los niños? La antropóloga Pax Dettoni, Fundadora y directora de Teatro de Conciencia y creadora de «En Sus Zapatos» explica 5 pasos para saber cómo evitar gritar a los niños y conseguir así educar desde la calma:
- Comprende que gritarle realmente daña a tu hijo. Esa toma de conciencia te hará dar los primeros pasos, sencillamente porque le quieres.
- Estate alerta en tu interior y cuando veas que la rabia empieza a apoderarse de ti recurre inmediatamente a la calma.
- Consigue la calma parando, respirando profundamente y recordándote que tienes derecho a estar enfadado-a y que eres capaz de mostrar tu enfado o de lograr lo que pretendes de tu hijo-a sin usar el grito.
- Si ves que no vas a conseguir la calma, retírate y delega en otra persona la resolución de la situación, informando de que volverás cuando estés más tranquilo-a.
- Aunque leas estos consejos y pruebes a ponerlos en práctica, es posible que un día grites a tu hijo, de ser así perdónate, dile que lo sientes, y dile que le has gritado porque estabas muy enfadado y que intentarás no volver a hacerlo.
Los niños y niñas necesitan límites para desarrollarse de forma saludable, pero estos han de ser establecidos desde el respeto.
Si quieres más información o necesitas asesoramiento profesional, en la Tribu CSC puedes consultar online a nuestro equipo de expertos/as en salud materno-infantil y crianza respetuosa. Entre ellos/as se encuentra la docente y psicóloga infantil Elena Mesonero.
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