La bacteria anticaries descubierta por españoles se comercializará el próximo año: «Es toda una revolución»

La streptococcus dentisani actúa como escudo contra las bacterias que provocan caries y está presente en el 10% de los individuos que nunca han padecido caries.

En 2013 un grupo de investigadores de la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunidad Valenciana (Fisabio) descubrió una nueva bacteria que mejora el PH de la boca y disminuye la inflamación de las encías.

El grupo de investigadores, dirigido por el biólogo Alejandro Mira, bautizó a la nueva bacteria con el nombre de «streptococcus dentisani», una especie presente en el 10% de la población que nunca ha tenido caries.

Ha sido todo un hallazgo, y que esta bacteria es capaz de disminuir entre 3 y 10 veces la producción del ácido que provoca las caries. «Se trata de una bacteria viva que cuando se administra en una proporción adecuada mejora la salud bucodental», explica Mira a Infobae España.

El primer producto de este tipo en el mercado

El objetivo fue entonces comercializarla para reducir la incidencia de la caries, una enfermedad infecciosa que afecta a la mayoría de la población. Entonces dejaron «abierto» el medio para ponerla al alcance a la población: chicle, enjuague bucal, probiótico o yogur.

Una década es el tiempo que ha costado sacar a la luz el proyecto de los científicos valencianos, y en apenas unos meses podría empezar a comercializarse, posiblemente en forma de probiótico. Se trataría del primer producto de este tipo en el mercado.

Aunque lo lógico, según explica el biólogo, sería introducir este organismo en la pasta de dientes, este método de momento no ha funcionado «debido sobre todo a la humedad que hay en esta», por lo que están trabajando en otras posibilidades como una pasta de dientes en polvo, un gel bucodental, probióticos o comprimidos masticables.

El formato final del producto dependerá de la empresa que lo comercialice, asegura Mira. «Estamos en negociaciones con varias empresas y, si va todo bien, confío en que el año que viene pueda salir al mercado«.

Los investigadores constatan que la streptococcus dentisani mejora el PH de la boca, disminuye la placa dental y la inflamación de las encías.

«Hemos podido comprobar que las personas que no tienen caries tienen niveles muy altos de esta bacteria y quienes sí tienen caries tienen niveles muy bajos o totalmente ausentes, por lo que la idea es poder reemplazar esas bacterias por unas que te puedan proteger», explica Mira.

El objetivo es reducir la incidencia de esta enfermedad infecciosa, ya que la caries que afecta a entre el 80% y 90% de la población mundial.

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Un descubrimiento «por casualidad» que se convierte en «toda una revolución»

Lo curioso de este hallazgo es que el descubrimiento de la streptococcus dentisani se produjo por casualidad cuando, durante una comida, una investigadora del equipo de Fisabio explicó al resto de sus compañeros que nunca había tenido caries y que cuando empezó a salir con su novio este también dejó de tenerlas. Entonces el grupo de investigadores comenzó a valorar que ella podría estar pasando a su pareja algunas de esas bacterias beneficiosas a través de los besos, por lo que se convirtió en el paciente cero y comenzaron a investigar en profundidad.

«Le tomamos muestras y fue la primera paciente en la que observamos que tenía niveles muy altos de este estreptococo que no se conocía«, relata Mira. Después llevaron a cabo un estudio del ADN de la placa dental con cientos de personas que nunca en su vida habían tenido caries y comprobaron que tenían niveles muy altos de esta bacteria.

Entonces comprobaron que ciertas bacterias estaban asociadas a salud y esas fueron las «candidatas para los productos probióticos», explica el especialista. Después vendrían las pruebas en ratones, confirmar que se podía «producir a gran escala de forma barata» y los ensayos clínicos en seres humanos, entre otros exámenes.

El hallazgo de esta nueva bacteria ha supuesto toda una revolución en el mundo odontológico en el tratamiento y la prevención de las caries. Hasta su descubrimiento «nadie consideraba que la caries se pudiera prevenir por tener unas bacterias u otras», indica Mira.

«Durante más de un siglo la idea siempre ha sido esterilizar, limpiar, utilizar antisépticos para eliminar las bacterias de la boca, pero ahora vemos que no se trata de eliminarlas todas, sino de ver si se pueden modular para favorecer las buenas«, añade el experto.

Se trata de reducir los niveles de las bacterias que causan enfermedades orales y favorecer los niveles de aquellas que resultan beneficiosas.

Han pasado 10 años desde que la investigación comenzó y, aunque el camino ha sido largo, Mira asegura que es «emocionante» ver cómo un descubrimiento en un laboratorio termina transformándose «en algo real que puede cambiar la vida de las personas«.

El año pasado terminaron los ensayos clínicos en humanos, y en la actualidad se encuentran haciendo el escalado industrial y la formulación final para poderlo comercializar el año que viene. Además, están trabajando en otras líneas de investigación basadas en bacterias para poder dar solución a otras enfermedades infecciosas.

«Nuestra idea es que quizá la solución a muchas enfermedades infecciosas esté dentro del propio ser humano. Se trata de encontrar a las personas que de alguna manera parecen inmunes a una enfermedad, analizar por qué y poder aplicar eso en el resto«, concluye el biólogo.

En España hay «muy buenos investigadores» pero falta inversión en I+D

Mira asegura que España cuenta con «muy buenos investigadores», pero incide en que falta inversión y es la razón por la que muchas investigaciones se quedan por el camino y nunca llegan a ser comercializadas.

De hecho, España está lejos de Europa en cuanto a inversión en proyectos de investigación y desarrollo. Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística, el gasto en I+D en 2012 alcanzó los 17.249 millones de euros, lo que equivale al 1,4% del PIB, y aunque supone un aumento del 9% respecto a 2020 (cuando la inversión se frenó por la pandemia), aún estamos lejos de alcanzar el compromiso europeo de dedicar al menos el 2% del PIB en esta materia. En este sentido, dentro de la Unión Europea, destacan Alemania (que dedica más del 3% de su PIB a I+D) y Francia (que invierte el 2,3%).