Lactancia materna y vuelta al trabajo: Qué hacer cuando el bebé no come nada hasta que mamá vuelve

Por cambio de hábitos o por apego a la figura materna, muchos bebés amamantados se niegan a comer en ausencia de su madre

Este post se publicó originalmente el 14/01/2024 y ha sido actualizado en fecha 21/09/2024

Mientras que el permiso de maternidad para mujeres no cubra los 6 meses que recomienda la OMS de lactancia materna exclusiva, la lactancia materna y la incorporación trabajo seguirá dando muchos quebraderos de cabeza a no pocas familias. Sobre todo porque muchos peques amamantados se niegan a comer hasta que no vuelve su madre.

Es más, aunque el permiso de maternidad fuera de 6 meses seguiría sería corto, porque es entonces cuando los bebés comienzan a probar nuevos alimentos, y durante las primeras semanas tienden a seguir tomando mucha leche y comiendo pocos alimentos.

Lactancia materna e incorporación al trabajo

Cuando el permiso maternal se acaba y el bebé aún es pequeñito, son muchos los peques que se quedan al cuidado de la pareja, de los abuelos o de otras personas, y acaban incluso negándose a comer. Es decir, cuando mamá se va a trabajar, el bebé no come hasta que vuelve.

Suele pasar en torno a los 4 meses de vida del bebé, que es cuando la mamá que amamanta empieza a trabajar de nuevo y, como digo, queda en manos de alguien que, evidentemente, no puede seguir amamantándole. Al ser aún muy chiquitín, sigue necesitando leche materna y sigue esperando recibirla del mismo modo que siempre.

 

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Probando con todas las alternativas posibles

Generalmente, después de una toma en que la madre intenta dejar al bebé «bien llenito», al volver el hambre resulta que mamá ya no está, y entonces la persona que está con él tiene que hacer lo posible por que coma algo:

  • Darle la leche materna extraída de su madre.
  • Darle leche artificial.
  • La opción menos recomendable: darle alimentos en papilla o puré que, a pesar de recomendarse a partir de los 6 meses, se adelantan, precisamente, para que coma algo en esas horas.

Y aquí es donde a menudo aparece el conflicto. Hay bebés que se amoldan a la nueva situación y más o menos van comiendo algo (o bastante) y hay otros que no se adaptan tan bien y se niegan a comer nada que sea el pecho de mamá.

Entonces llega esa situación en que se prueban todas las alternativas posibles: con la jeringa, con un vasito, con el biberón, con una cuchara… con el objetivo de que el bebé coma aunque sea un poquito para quedarse todos más tranquilos y, sobre todo, para que la madre no se preocupe cuando llame preguntando si ha comido algo.

 

Lactancia materna e incorporación al trabajo

 

Al fin y al cabo, es una situación que la mayoría de mamás no pueden evitar que suceda, porque necesitan trabajar para subsistir, y no depende de ellas ni vale de nada crear cargos de conciencia injustificados. Así que conseguir que el bebé coma y que la mamá esté tranquila suelen ir de la mano.

Cuando de verdad no come nada

En ausencia de mamá, hay bebés que comen, bebés que comen poco y bebés que no comen nada. Pero nada de nada. Ni abren la boca. Es más, hasta aparta la cara. Y hambre tienen, porque es imposible que no tengan hambre, pero se niegan a comer. Los más testarudos, ¡hasta tiran la leche!

Y pueden pasar muchas horas, que ellos erre que erre, que no comen, y que se esperan hasta que viene mamá si hace falta, y es entonces cuando recuperan el tiempo perdido, tiempo de alimento y de cariño.

¿Y no pasa nada?, os preguntaréis. Y la respuesta es no. No pasa nada si no come durante esas horas porque para el bebé es más importante estar con su madre que comer, y es como si se declarara en huelga para conseguir estar con ella.

 

Transición de triturados a sólidos: Qué hacer cuando al bebé le cuesta

 

Al fin y al cabo, hay bebés que son capaces de dormirse y despertarse después de 8 ó 9 horas de sueño sin comer, y nadie se lleva las manos a la cabeza. Pues estos bebés están haciendo eso, precisamente, no comer durante muchas horas, y el resto de las horas del día «recuperan», haciendo todas las tomas de pecho que necesitan.

En otros casos es simplemente es una cuestión de costumbre: el bebé amamantado desde que nació no sabe que ese biberón, esa cuchara o ese vasito pueden ayudarle a calmar su hambre y su sed, y como además no sabe cómo utilizarlos, se niega a que le pongan eso en la boca, porque lo que necesita es el pecho de mamá, que es el único alimento que conoce y la única forma de tomarlo que sabe que existe.

Lo que es importante es no forzar nunca al bebé. No es recomendable obligar a comer al bebé, ya que estaríamos sentando las bases de una mala relación con la comida que a corto, medio y largo plazo, sería totalmente contraproducente.

 

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Ante todo, paciencia. Y es que como suele decirse habitualmente, cuando de hijos se habla: todo pasa. Incluso la época en la que pensabas que enfermaría de inanición por no comer, y resultó que solo estuvo unos días sin comer nada, no enfermó, y luego un buen día empezó a abrir la boca como si nada.

¿Y cuánto dura esta huelga de hambre?

Pues puede durar unos días, unas semanas… o unos meses. A medida que mamá se vaya yendo cada día y se vaya dando cuenta de que la situación no va a cambiar, que tiene alternativas y que puede hacer uso de ellas, y a medida que vaya aprendiendo cómo comer sin la teta de mamá, irá aceptando hacerlo.

En resumen, poco a poco el bebé se irá acostumbrando a la nueva situación, a sus nuevos cuidadores y a alimentarse de otras formas. Así, pasado un tiempo, la llamada de teléfono con la pregunta de «¿Cómo va? ¿Ha comido algo?», empezará a recibir como respuesta un «Sí, por fin ha comido un poquito», que pronto se convertirá en un «Sí, ha estado probando algunas cosillas».

 

 

Y cuando tenga 6 meses y ya pueda entrar en el apasionante mundo de la alimentación complementaria, con todos sus colores y sabores, que puede introducirse con sólidos (Baby Led Weaning o BLW) o con los tradicionales purés y triturados (la opción favorita de los abuelos y escuelas infantiles).

Cómo preparar al bebé para la vuelta al trabajo

Hay algunas cosas que podemos ir haciendo semanas antes de incorporarnos al trabajo para que el cambio no sea tan brusco para el bebé y evitar todas estas situaciones. Podemos, por ejemplo, ir practicando alimentar al bebé un biberón o vaso de aprendizaje (dependiendo de su edad) de leche materna.

También es aconsejable ir acostumbrando al bebé a su «cuidador de reemplazo» (papá, la abuela, la niñera, madre de día, etc.) para que se vaya adaptando poco a poco a su nueva rutina.

 

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