Prohibimos para proteger, educar o corregir… e incluso para evitar que los/as peques hagan cosas que nos “molestan”. Establecer límites es necesario para educar, pero a la hora de prohibir a veces nos equivocamos y…
Si durante la infancia, los peques viven en un mundo de fantasía, a los 9 años atraviesan una nueva etapa en la que se desvanece su lugar seguro de la infancia y tienen que enfrentarse al vacío. Es lo que se conoce como la etapa del rubicón en niños y niñas.
¿Qué es el Rubicón en los niños?
Sobre los 9 años, los niños y niñas comienzan una nueva etapa de cambios más emocionales que físicos. De hecho, como estos últimos apenas son evidentes, el rubicón suele pasar desapercibido y puede atribuirse a algún «problema» del peque. Nada más lejos de la realidad.
En este momento, las reacciones emocionales comienzan a ser más intensas, aunque no tienen por qué ser rebeldes y volubles. Es decir, no se trata de una adolescencia adelantada, sino más bien una mini-pubertad.
Es lo que se conoce en la pedagogía Waldorf como Rubicón, (llamada así por el río italiano del mismo nombre) y también conocida por Piaget como inicio de la fase del pensamiento concreto operativo.
¿Cuál es la crisis de los 9 años?
Si los peques, especialmente alrededor de los 7 años, se sienten parte del todo, en un estado de fantasía donde se sienten completamente protegidos y donde adoran a sus progenitores y adultos de referencia, todo cambia a los 9 años.
En este momento, dejan atrás el mundo mágico de la infancia y pasan a sentirse un ser individual separado del resto de personas que le rodean. Es como si se desvaneciera por completo su lugar seguro de la infancia y tienen que enfrentarse al vacío. Por ello, en algunos casos puede ser un momento difícil ya que sienten cómo empiezan a «desprenderse» de sus progenitores y a separarse del lugar seguro que le proporcionaban cubriendo sus necesidades emocionales.
Así, en esta etapa es común que comiencen a surgir cuestiones sobre su papel en la familia: «¿Me quieren mis progenitores? ¿Y mis amigos? ¿Me quieres más a mí o a mis hermanos? ¿Soy adoptado? ¿Qué papel tengo en esta familia?». Todas ellas muestran el momento que atraviesan y las emociones que les provocan.
Además, sobre los 9 años la muerte empieza a adquirir una nueva dimensión entendiéndose ya como algo real y definitivo, lo que provoca miedo a morir o a que lo hagan personas importantes en su vida. Esta situación puede llevar a que vuelvan miedos que ya se habían superado, como el miedo a los monstruos o a la oscuridad, o aparezcan otros nuevos como a tener un accidente.
¿Cómo saber si el niño o la niña está pasando el Rubicón?
Como los peques no tienen cambios físicos evidentes a los 9 años y el Rubicón en niños y niñas afecta más a su vida interna, puede ser algo difícil detectarlo.
Sin embargo, suele estar acompañado por algunas señales:
- Sentimiento de apatía. El peque comienza a ver los defectos en sus adultos de referencia, pierde la inocencia y adquiere cierto sentimiento de distancia y apatía.
- Enfado e irritabilidad. Pueden estar a menudo de malhumor sin una causa aparente.
- Sentimiento de soledad y tristeza. Si durante la infancia los peques son alegres y risueños la mayor parte del tiempo, a los 9 años la situación cambia. Se desvanece el mundo interno tal y como lo tenían concebido, se sienten separados del mundo y solos, a lo que acompaña la tristeza y el llanto.
- Miedos y temores que ya se habían superado en el pasado o aparición de otros nuevos. Son comunes las pesadillas en las que son perseguidos o asesinados, además de las tormentas o grandes incendios.
- Sentimiento de injusticia. Empiezan a ser conscientes de que los adultos no lo saben todo, que olvidan cosas importantes y cometen errores. Además, empiezan a cuestionar las normas y las reglas.
- Comienzan a preocuparse en exceso por todo y pueden aparecer palpitaciones, problemas respiratorios y dolores de cabeza. También pueden volver hábitos superados.
- Más autonomía y competencias. Al desarrollarse una nueva individualidad, los niños que atraviesan el Rubicón resurgen con más autoconfianza con mayor autonomía.
¿Cómo ayudar a los niños a atravesar el Rubicón?
El Rubicón en niños y niñas es una etapa más del desarrollo de los peques y es necesario atravesarla para que los niños y niñas puedan desarrollar su individualidad. No es una etapa fácil para ellos ni para el resto de la familia y, por ello, es importante acompañarlos de manera tranquila, mostrándonos en todo momento a su lado, haciéndoles saber que no están solos y pueden contar con nosotros. Atender sus necesidades y orientarlos para hacerlos sentir seguros y acompañados en el proceso.
Los adultos debemos verlo como un proceso natural que no es fácil para ellos. Solo hay que ponerse en su lugar: han pasado sus primeros 9 años de vida completamente protegidos e integrados y, de repente, comienzan a tener la sensación de separarse de esa seguridad; que, por supuesto, no significa que la pierdan realmente.
Así, pueden aflorar sentimientos como la soledad, la tristeza, el miedo, la confusión o la rabia y, nuestra labor como progenitores, es acompañarlos, validar las emociones y ayudarles a transitar cada una de ellas. Y, por supuesto, hay que tener claro que es una etapa más que no durará para siempre.
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