Las rabietas cuando hay que cambiar de una actividad a otra son relativamente frecuentes en los peques, especialmente si se trata de una divertida a otra que les cuesta un poco más, hoy os damos…
A muchos bebés les encanta bañarse, algo que cambia cuando van creciendo y empiezan a aparecer las temidas rabietas. ¿Se pueden evitar las rabietas de los niños y las niñas a la hora del baño?
¿Cómo evitar las rabietas de los niños a la hora del baño?
Hay bebés que disfrutan mucho de la hora del baño. De hecho, a la mayoría de ellos les puede recordar que en el útero estaban rodeados de líquido amniótico. Sin embargo, a medida que crecen pueden pasar a vivir este momento con angustia, algo que se acentúa entre el primer y el segundo año de vida. Y así, algo que hasta entonces disfrutaban tanto peques como adultos, pasa a convertirse en uno de los momentos más temidos del día. Los peques patalean, lloran, se ponen completamente rígidos…
No es que de repente le hayan cogido auténtica fobia al agua. Más bien está relacionado con la etapa del «no» y la aparición de las rabietas. Sobre los 18 meses, los peques se vuelven más independientes y comienzan una etapa de negación y de investigar los límites. Además, tienen que dejar algo que les gusta y bañarse les quita tiempo de juego porque, de hecho, no es tan divertido como cualquier otra cosa que puedan hacer o inventar. Por tanto, se convierte en una situación frustrante para ellos y su única forma de expresarlo es a través de la rabieta.
Lo cierto es que el momento de la ducha no se puede evitar, pero obligarlo y meterlo en la bañera a la fuerza tampoco es recomendable. ¿Entonces? Hay algunos trucos sencillos que podemos incorporar en nuestro día a día para que el momento de la ducha sea algo más llevadero para todos.
- Usa una visera. Con ella, evitaremos que le caiga jabón en la cara cuando le aclaramos el cabello.
- Utiliza una bañera de su tamaño. Si son bebés muy pequeños, no lo metas en la bañera grande de casa porque es probable que no le guste. Pero si tu peque tiene miedo a bañarse, también es buena idea usar una bañera pequeña, ya que lo verá como una oportunidad para jugar.
- Anticípate. Las rutinas ayudan a los peques a estructurar su día a día. Saber lo que va a ocurrir a continuación ayuda a los peques a afrontar el día con más tranquilidad. Así, si saben que al subir del parque hay que ir a la ducha, es probable que lo hagan con más calma y sin rabietas.
- Juguetes. Los juguetes pueden ser un recurso muy útil para pasar un rato divertido en la bañera. Hay multitud de recursos para jugar en el agua, aunque hay que tener especial cuidado con los que pueden reproducir moho y hongos en su interior y lavarlos con frecuencia.
- El juego simbólico. Sobre los 18 meses, los peques reproducen y ensayan situaciones que ven en el día a día de los adultos como cocinar, cuidar a un bebé o curar a un perrito. Parcticar este tipo de juego de imitación, les ayuda a decodificar y entender el mundo que les rodea. Si tienen una bañera para bañar a un muñeco-bebé y observamos cómo lo hace, podemos aprender qué le gusta y qué no a la hora del baño.
- Usa la imaginación para convertir el momento de la ducha en algo divertido. Puedes poner la alcachofa del revés y decirles que es una fuente de agua, por ejemplo.
- Báñate con ellos. Si nada de lo anterior funciona, puedes probar a meterte en la bañera y acompañarlos. Puedes estar dentro de la bañera esperándolos para animarles a entrar o jugando con alguno de los juguetes para que se una rápido.
- Presta atención sus preferencias. ¿Bañera o ducha? Es probable que de pequeño le gustara más bañarse, pero ahora lo considera una «pérdida de tiempo» porque tiene cosas más interesantes que hacer. Así que si prefiere una ducha rápida, no lo dudes.
- Los cuentos son siempre una magnífica opción para enseñarles a los peques diferentes escenarios. En el caso del baño, cuentos sobre la importancia de ducharnos y mantenernos limpios a diario.
¿Por qué al peque de repente no le gusta bañarse?
Los motivos para que un peque de repente no quiera bañarse puede ser muy diversos. Si el cambio se produce sobre los 18 meses, suele estar relacionado con la aparición de las rabietas infantiles, pero lo cierto es que no siempre ocurre en ese momento.
En el caso del bebé recién nacido que llora en el baño, puede llevarnos a pensar que al bebé no le gusta bañarse. Pero la realidad es que si están en brazos de papá o mamá y de repente los separamos, les quitamos la ropa y los metemos en el agua, puede provocar que lloren sin descanso. Algo que, en realidad, no podría considerarse una rabieta.
Otras veces, ocurre que un peque de repente no quiere bañarse por haber tenido una mala experiencia, lo que le lleva a rechazar el momento y tener una rabieta. Por ejemplo si el agua estaba muy fría o muy caliente, si tragó agua o le entró jabón en los ojos. También pueden tener miedo del desagüe o al ruido que provoca, al no entender hacía dónde va el agua.
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