Lo reconozco, soy cuentista. Me gusta contar cuentos, escribirlos, leerlos, verlos, tocarlos… Tengo especial debilidad por los álbumes ilustrados entre los que hay auténticas obras de arte. Así que, en mi caso, siendo logopeda, era…
Es probable que cuando te diriges a un bebé, cambies automáticamente tu manera de hablar. No es casual y, de hecho, tiene nombre propio: maternés.
¿Qué significa la palabra maternés?
El maternés o parentés es el estilo de habla y expresión que típicamente usamos para dirigirnos a un bebé o niño muy pequeño. Conocido también como lenguaje o habla del cuidador, se puede considerar un dialecto del idioma para comunicarnos con un bebé y tiene unas características propias, especialmente relacionadas con la entonación, la gramática o el léxico.
Pero más allá de lo que dice la teoría, lo cierto es que un gran número de personas (si no todas) se dirige a los bebés de forma peculiar. Cambia su tono de voz y su forma de comunicarse e interactuar con los bebés y niños muy pequeños. Palabras y frases cortas y repetitivas, entonación exagerada, se agudiza la voz, pronunciación y vocalización cuidada en la que se separan las palabras y las frases…
Además, se simplifica el léxico y se acortan palabras e incluso se cambian o inventan por otras más fáciles de pronunciar. El chupete pasa a ser «tete»; el biberón «bibi» y la herida «pupa», por ejemplo. O se cambian por onomatopeyas al llamar «guau-guau» al perro o «cua-cua» al pato. Se usan muchos diminutivos y se repiten de forma constante palabras y frases o estructuras.
El lenguaje del cuidador suele usar la tercera persona para hablar. Así, en lugar de decir «Estoy cansada», al hablar con el bebé tendemos a decir «Mamá esta cansada». Además, tendemos a hablar siempre en presente ya que el ayer y el mañana son conceptos algo complejos para los peques y no los adquieren hasta pasados unos años.
Y justo a medida que crece, el maternés también evoluciona. Así, cuando el peque empieza a decir sus primeras palabras, los adultos tendemos a expandir la idea que el niño nos transmite. Así, si por ejemplo nos dice «galleta», el adulto tiende a preguntar «¿Quieres una galleta?».
Pero además de todos los cambios en el lenguaje oral, el maternés incluye cambios en el lenguaje corporal. Aparecen muchas y exageradas gesticulaciones (sonreímos más al hablar); incrementamos el contacto físico y les tocamos con frecuencia; señalamos cosas o nos hacemos los sorprendidos ante cosas habituales del día a día. Con todo ello, se intenta simplificar el modo en el que se transmite el mensaje para que lo comprendan mejor y lo imiten con más facilidad.
Y así establecemos poco a poco un diálogo con nuestro interlocutor que, en este caso, es un bebé o un niño muy pequeño que apenas habla. Pero esto no significa que no se comunique con nosotros. De hecho, lo hace al seguir nuestra mirada, sonreír o emitir algún sonido.
¿Por qué es importante el habla del cuidador?
Es cierto que muchas veces adoptamos esta peculiar forma de hablar con un bebé sin ser conscientes de ello. Y aunque desde fuera pueden llegar a considerarlo innecesario y realmente ridículo, lo cierto es que el maternés tiene gran importancia para el desarrollo del bebé.
Lógicamente, los bebés no saben hablar ni pueden entender nuestras palabras. Pero sí las emociones. Y el maternés usa una entonación que refleja emociones y sentimientos positivos. Por tanto, esta forma de hablar juega un papel importante a la hora de establecer el vínculo afectivo entre el progenitor y el bebé. Además, la entonación exagerada funciona como estímulos y llama la atención al bebé.
Pero el maternés va más allá y sienta las bases del lenguaje y el habla. Al ser palabras y frases cortas y sencillas o usar onomatopeyas fruto de la repetición de sonidos, el peque va a ir comprendiéndolas y adquiriéndolas poco a poco. A ello se suma que progresivamente va interiorizando las pautas de la conversación y la importancia de respetar los turnos de palabra.
¿Y por qué usamos esta forma de hablar tan característica de forma inconsciente cuando vemos un bebé? Lo cierto es que en su aparición juegan un papel fundamental las hormonas (aunque no depende de ellas). Entre ellas, la dopamina, la oxitocina y la feniletilamina. Por ese motivo, en ocasiones se puede usar el lenguaje del cuidador también en otros ámbitos como con la pareja o los animales de compañía.
Sin embargo, aunque se ha demostrado científicamente que el maternés ayuda a los niños y niñas a desarrollar sus habilidades lingüísticas, no es indispensable para adquirirlas. No en vano, los peques se exponen a diferentes situaciones comunicativas en las que el maternés no está presente. Es el caso de cuando hablan sus progenitores entre ellos o con sus hermanos mayores, cuando escucha la radio o la televisión. Además, hay peques que están menos expuestos al maternés o incluso que no han escuchado nunca esta forma de hablar. Y, a pesar de ello, desarrollan el habla y el lenguaje a medida que crecen.
¿Qué es el habla del cuidador? ¿Qué significa la palabra Maternés? ¿Cómo se llama la forma de hablar a los bebés? ¿Qué es la habla dirigida al niño? Si tienes más dudas sobre el desarrollo del lenguaje y el habla, en la Tribu CSC cuentas con un equipo de expertos/as que pueden ayudarte y a los que puedes consultar todas tus dudas. Entre ellos, se encuentra la psicóloga infantil y logopeda Elena Mesonero.
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