¿Estás embarazada y vives en la ciudad? Los expertos alertan de que los gases de escape de los coches podrían perjudicar al embarazo

Un nuevo estudio ha alertado sobre cómo la contaminación del aire provocada por el tráfico intenso podría provocar complicaciones en el embarazo y problemas de salud para los bebés recién nacidos. 

Cómo afecta la contaminación del tráfico al embarazo y los bebés recién nacidos

Numerosas investigaciones vienen alertando desde hace ya varios años sobre los peligros de la contaminación en el desarrollo del embarazo. De hecho, es un factor de riesgo que incrementa las posibilidades de tener un parto prematuro, bajo peso al nacer, retrasos en el desarrollo infantil y un desarrollo cerebral alterado que puede mantenerse durante la vida adulta de la descendencia.

Es la conclusión de un estudio publicado en American Journal of Obstetrics & Gynecology que comparó más de 60.000 nacimientos con datos de monitoreo del aire . ¿Qué encontraron? Que las mujeres embarazadas que vivían en un área urbana con niveles elevados de dióxido de nitrógeno tenían tasas más altas de parto prematuro. Además, encontraron un aumento significativo en los ingresos a la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN), problemas respiratorios infantiles y otros resultados adversos.

El dióxido de nitrógeno es un componente importante de los gases de escape de los vehículos de motor. Por tanto, su presencia en las ciudades es muy habitual. Lo respiramos de forma constante y esto puede tener  consecuencias para la embarazada y el feto. Así lo explica David Nelson, investigador principal, y jefe de Obstetricia y Ginecología de UT Southwestern Medical Center en Dallas:

«Estos hallazgos sugieren que la contaminación del aire por el tráfico intenso es una amenaza significativa para las mujeres embarazadas, así como para la salud de sus hijos después del parto«.

Aunque la relación entre la exposición a la contaminación del aire y los problemas respiratorias en niños y adultos era ya conocida, este nuevo estudio pone de manifiesto por primera vez las consecuencias para la población perinatal.

Posibilidad 8 veces más alta de un parto prematuro por la contaminación

Para realizar el estudio, los investigadores incluyeron a mujeres de Dallas que dieron a luz entre 2013 y 2021. Además, compararon datos de la base de datos del Sistema de Calidad del Aire de la Agencia de Protección Ambiental de EEUU con los resultados de embarazo de pacientes que vivían en un radio de 10 millas de una estación de monitoreo de aire. Para obtener resultados, calcularon la exposición media al dióxido de nitrógeno de cada mujer por trimestre.

Los niveles más altos de exposición al dióxido de nitrógeno durante el embarazo se asociaron significativamente con los partos prematuros, además de un aumento de los ingresos en UCIN y el bajo peso al nacer. Además, se observaron también tasas más altas de diagnóstico respiratorio, soporte respiratorio y evaluación de sepsis en recién nacidos.

Las posibilidades de parto prematuro con menos de 28 semanas de gestación fueron 8 veces más altas para los embarazos expuestos a niveles más altos de contaminación de aire en comparación con los más bajos.

Pero, ¿cuánto es demasiado? Lo cierto es que para Nelson es un «desafío» decir cuánta exposición al dióxido de nitrógeno es demasiada. «A pesar de ello, es importante señalar que muchos de los pacientes en nuestro estudio experimentaron impactos clínicos por la exposición a niveles de dióxido de nitrógeno que estaban dentro de los límites permitidos por la EPA», aseguró.

Eso sí, los investigadores subrayan que los resultados del estudio mostraron una asociación entre los niveles del aire y el parto prematuro, pero no prueban la relación causa-efecto.

Nanopartículas contaminantes en los fetos antes de haber respirado por primera vez

No es la primera vez que un estudio alerta sobre la emisión de los gases de los vehículos y su efecto en las mujeres embarazadas y los bebés. De hecho, una investigación de la Universidad de Aberdeen (Escocia) encontró nanopartículas de carbono negro u hollín en la placenta, pulmones y cerebro de los fetos antes de haber respirado por primera vez.

Publicado en la revista The Lancet Planetary Health, los hallazgos se obtuvieron a lo largo de todo el embarazo, incluido el primer trimestre de gestación. Algo que preocupaba especialmente a los investigadores ya que indicaría que las nanopartículas de carbono negro podrían atravesar la placenta y llegar al feto en pleno desarrollo de órganos como el hígado, los pulmones o el cerebro, con los riesgos que ello supone.

Las nanopartículas de hollín son liberadas por motores de combustión interna, las centrales eléctricas de carbón y otras fuentes dedicadas a la quema de combustibles fósiles. Y el carbono negro (conocido como hollín) está incluido en la materia particulada y es el principal contaminante del aire. De hecho, es el que se suele medir para analizar los datos sobre la polución.

Así, incluso concentraciones de exposición bajas de carbono negro tienen un efecto inflamatorio sobre el sistema respiratorio de los niños y sobre la función pulmonar de los adultos. De hecho, una exposición alta al monóxido de carbono puede causar la formación de carboxihemoglobina, que reduce la capacidad de la sangre para transportar oxígeno y puede causar un color rojo brillante en la piel y las membranas mucosas, dificultad respiratoria, colapso, convulsiones, coma e incluso la muerte.