Entre las dudas más frecuentes sobre recién nacidos, se encuentran la alimentación y el sueño de los bebés más pequeños. Por ello, es bastante probable que te plantees si hay que despertar a un bebé…
La maternidad y la crianza está llena de mitos, lo que muchas veces provoca que cometamos errores con nuestros bebés con demasiada frecuencia.
Errores comunes que cometemos con los bebés recién nacidos
Tener un bebé recién nacido puede ser realmente estresante. Nadie nace sabiendo y, al fin y al cabo, a ser madre y padre se aprende sobre la marcha. Es cierto que la cantidad de información que se recibe en los meses de embarazo puede llegar a ser realmente abrumadora, pero todo se olvida cuando llega el bebé al mundo. Y justo en ese momento, aparecen todos los miedos y la necesidad de querer hacerlo todo bien.
Pero, como humanos que somos, es imposible no cometer errores. Los cometeremos (y muchos) a lo largo de la crianza de nuestros peques. Pero sí hay algunos errores muy comunes que cometemos con nuestros bebés. ¿Cuáles?
1. Lactancia cada 3 horas y 10 minutos en cada pecho
La lactancia materna es a demanda. Cuando el bebé quiera y el tiempo que necesite, excepto al principio que es a oferta: debemos poner al bebé al menudo al pecho o bien ofrecerle el biberón hasta que recupere el peso del nacimiento y la lactancia esté bien establecida. Y sí, en este momento tenemos que despertarlos ya que suelen pasar muchas horas dormidos y necesitan comer cada 2 ó 3 horas.
2. No respetar las medidas de la lactancia de fórmula o no calentar el agua lo suficiente
Para preparar un biberón correctamente, es importante calentar el agua hasta los 70º ya que los polvos de la leche no son estériles. Es fundamental respetar las medidas de los cacitos para prepararlo: echar más puede provocar deshidratación y si pones menos, no aporta nutrientes al bebé. Además, el biberón, como la teta, también se da a demanda sin establecer horarios fijos para las tomas.
3. Poner al bebé de lado o boca abajo para dormir
Los bebés deben dormir boca arriba siempre, ya que así se reduce el riesgo de muerte súbita del lactante. Cuando ya consiga darse la vuelta solo no es necesario volver a girarlo.
4. Poner juguetes, mantas o cojines en la cuna
El recién nacido debe tener la cuna despejada para dormir ya que cualquier objeto en la cuna incrementa el riesgo de asfixia.
5. Dejarlo llorar para que aprenda a dormir solo o ensanchen los pulmones
Los bebés lloran porque necesitan algo. El llanto es su única forma de comunicarse y, por ello, los debemos atender siempre. No aprenden a dormir solos dejándolos llorar, lo único que sienten es que hagan lo que hagan, no hay ninguna respuesta y, por ello, dejan de hacerlo. Es lo que se conoce como Indefensión Aprendida.
6. Abrigarles demasiado
Tendemos a abrigar en exceso a los bebés por miedo a que pasen frío. Es cierto que durante los primeros días de vida no son capaces de regular la temperatura por sí solos y es necesario ponerles una capa más de ropa de la que llevamos nosotros (aunque el mejor sitio donde pueden estar es en el pecho de sus progenitores).
A partir de ahí, tienen el mismo frío o calor que los adultos. Y abrigarlos en exceso puede provocar la aparición de fiebre y/o sudamina. Además, es uno de los factores asociados con el síndrome de muerte súbita del lactante.
7. Bañarlos a diario
Aunque se tiende a pensar que el baño es relajante para los bebés, no todos lo viven así. Además, no es recomendable hacerlo a diario ya que el exceso de baño puede reducir las bacterias naturales y hacerlos susceptibles a infecciones y erupciones cutáneas. Los bebés no sudan ni huelen mal, así que tan solo es necesario mantener limpia y seca la zona del pañal.
8. Llevarlos a sitios concurridos
El sistema inmune de los recién nacidos no está desarrollado por completo. Por ello, es importante evitar los sitios cerrados sin ventilación o el contacto con personas enfermas. Además, los ambientes ruidosos y con muchas luces suelen estresar mucho a los bebés que necesitan descanso para desarrollarse.
9. Exagerar o ignorar una fiebre
Si el bebé tiene menos de 3 meses y más de 38ºC de fiebre, consulta con tu pediatra de forma inmediata. A medida que el peque crece, iremos conociéndolo y observándolo para tratar de entender qué está pasando. No todas las fiebres necesitan tratamiento y, de hecho, muchas veces son inofensivas y se trata de infecciones leves.
10. No cogerlo en brazos
El recién nacido necesita a su papá o a su mamá cerca. Necesita el calor, el lugar seguro de los brazos, donde se siente protegido, a salvo y acompañado en un mundo que desconoce. Es fundamental para su salud, su crecimiento y desarrollo cogerlo en brazos y tenerlo piel con piel. Porque lejos de lo que se cree, los bebés no se acostumbran a los brazos.
11. Usar a otros bebés como referencia
Cada persona es diferente, también los bebés. Cada uno de ellos tiene unas necesidades diferentes y un ritmo de crecimiento distinto. Es cierto que existen las tablas de percentiles y los hitos de desarrollo para controlar el crecimiento y el propio desarrollo y prestar más atención en caso de ser necesario. Pero hacerlo antes, no significa siempre hacerlo bien, así que es mejor no comparar a los bebés.
12. Escuchar las opiniones de los demás
Cuando una mujer se queda embarazada o tiene un bebé, todo el mundo se toma la libertad de opinar sin que se lo pidan. Así que no faltarán todo tipo de consejos sobre qué debes hacer y cómo, a pesar de que muchas veces no sean más que recomendaciones basadas en la tradición. Cada uno te contará su historia, así que puede sean cosas completamente diferentes. Lo mejor que puedes hacer es consultarlo todo siempre con el pediatra.
13. No prestar suficiente atención a la silla del coche
Muchas familias destinan gran parte del presupuesto al mobiliario o a la ropa y optan por aceptar prestada la silla del coche para el bebé o comprarla por internet. Sin embargo, no hay que olvidar que es un seguro de vida para nuestro peque en caso de accidente. Por ello, es importante contar con asesoramiento experto que nos enseñen a colocarla y usarla correctamente.
Pero… ¡Así se ha hecho siempre!
Es probable que cuando intentes hacer las cosas a tu manera, escuches la famosa frase «¡Así se ha hecho siempre y no hemos salido tan mal!«. Y es que ese es el mayor error de todos: reproducir antiguos patrones de crianza solo porque es lo que se lleva haciendo toda la vida.
La clave es informarse antes de tomar una decisión, saber qué queremos y qué no para la crianza de nuestro peque y dejar a un lado los falsos mitos y las creencias. Al fin y al cabo, cada madre y cada padre saben qué es lo mejor para su peque. Por mucho que los demás se empeñen en saberlo todo.
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