Condenan a un colegio a indemnizar a un exalumno con altas capacidades al que no dio la atención que necesitaba

La Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife ha condenado a un colegio a indemnizar a un alumno con altas capacidades con 75.000 euros por los daños y perjuicios que le causó durante su etapa escolar al que no ofrecerle la atención que requería.

El colegio no dio atención específica ni un plan educativo adecuado al alumno con altas capacidades

Según la sentencia, el colegio era conocedor de que tenía un coeficiente intelectual superior a la media, pero no le ofreció ninguna atención específica ni un plan educativo adecuado, por lo que incumplieron sus obligaciones docentes. A ello de suma el bullying que sufrió por ser extranjero, lo que, en su conjunto, afectó al bienestar emocional y psicológico del menor.

La demanda fue desestimada en primera instancia al entender que no se había acreditado culpa extracontractual alguna y que no existía mala práctica docente. Además, la titular del juzgado añadió que los daños psicológicos y problemas de aprendizaje que sufrió el estudiante podrían explicarse en realidad por otra serie de factores.

Sin embargo, tras el recurso de apelación del demandante, la Audiencia Provincial revocó la sentencia y declaró que la negligencia en la que incurrió el colegio con el alumno con altas capacidades durante todos los años que estudio en el centro, le causó perjuicios de tipo psicológico y morales. Por ello, lo condenó a indemnizarle con 75.000 euros.

Los peques con altas capacidades, abocados al fracaso si no se responde a sus necesidades

La Sala recuerda en su escrito que los alumnos de altas capacidades se consideran legalmente alumnos con necesidades específicas que precisan apoyo educativo y una atención diferente a la ordinaria para que puedan lograr el pleno desarrollo de sus capacidades. En caso contrario, dice, están abocados en la mayoría de los supuestos al fracaso escolar.

Así lo explica también el enfermero de Pediatría y CEO de Criar con Sentido Común, Armando Bastida, quien asegura que «es crucial garantizar los derechos de estos niños para evitar que su experiencia escolar se convierta en una fuente de frustración y en un factor que contribuya al fracaso escolar».

De hecho, según el Informe Nacional sobre la Educación de los Superdotados de 2024, el 50% de los superdotados (alumnos superdotados, precoces y con altas capacidades) abandona la escuela con fracaso escolar. Para Bastida, «un 50% de fracaso escolar es una cifra inasumible y la clara muestra de que España está fracasando con estos menores. Quiere decir que las leyes no se están cumpliendo», afirma.

Por ello, recuerda que los menores con altas capacidades deben recibir una atención educativa que responda a sus características y necesidades. «Si un centro educativo no cumple con esta obligación, los padres tienen recursos legales y administrativos para asegurar que se adopten las medidas necesarias», explica.

Coeficiente intelectual superior a la media

La Audiencia Provincial señala que el colegio no adoptó ningún plan o medida especial como un adelanto de curso, una adaptación curricular o una mera atención específica al menor, evitando así los aprendizajes repetitivos y motivándole a obtener nuevos conocimientos; a pesar de ser conscientes de estas necesidades concretas.

De hecho, fue el propio centro educativo el que le realizó un informe psicológico cuando el peque tenía 7 años a petición de la profesora y los progenitores al presentar problemas de atención y comportamiento en clase.

En él comprobaron que tenía un coeficiente intelectual de 135, muy superior a la medida de niños y niñas de su edad. Sin embargo, con estos resultados en la mano, no hicieron nada, prolongando la situación durante los 10 años que el pequeño estuvo escolarizado tras ser diagnosticado de altas capacidades.

El menor aseguró sufrir estrés, inseguridad y bullying

Pero, además de su propia condición de altas capacidades, el niño aseguró sufrir bullying por ser extranjero (austríaco) y por su aspecto físico (rubio con coleta). Todo ello, afectó a su bienestar emocional y psicológico, con un nivel de estrés e inseguridad alto en el medio escolar. Esta situación ha provocado que en la actualidad presente una sintomatología de índole ansioso-depresiva, según recoge el informe psicológico de la perito judicial.

Esta ya había sido diagnosticada anteriormente, además de unos niveles de hipervigilancia altos, sintiéndose desconfiado hacia las intenciones de los demás, con la sospecha de que le van a hacer daño, lo que le generaba inseguridad y evitación.

Por todo ello, la sentencia de la Audiencia Provincial concluye que el centro educativo incumplió sus obligaciones docentes y fue negligente en la educación del menor con altas capacidades, incumpliendo su obligación de compromiso en el aprendizaje del estudiante, lo que ha causado al exalumno unos perjuicios morales que deben ser resarcidos.

Eso sí, considera la indemnización reclamada de 200.000 euros excesiva ya que esos perjuicios no pueden considerarse definitivos y para toda la vida. De hecho, explica que el propio demandante cuando conoció sus verdaderas facultades y potencial, abandonó el centro e inició una carrera de estudios exitosa y profesional. Por ello, fija la indemnización en 75.000 euros con los correspondientes intereses legales.

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