Cada vez son más las familias que, por uno u otro motivo, tienen hijos únicos o hijas únicas. En general, la tasa de natalidad ha descendido de manera significativa en las últimas décadas. Los motivos,…

Durante años, se ha perpetuado el mito del hijo único. Sin embargo, tener o no hermanos no hace a los peques más felices y, por tanto, no son necesarios. En su lugar, el amor, los cuidados o la atención sí son claves para los más peques.
¿Los peques necesitan un hermanito o pueden crecer felices siendo hijos únicos?
A medida que vamos creciendo, nos creemos con la libertad de opinar sobre la vida de los demás. Y así, tendemos a preguntar con demasiada frecuencia a las mujeres cuándo van a tener un hijo, sin saber si quieren o pueden. Pero la los juicios a los demás no quedan ahí y cuando ya tenemos uno, nos lanzamos a la eterna pregunta: «¿Para cuándo el hermanito?» Y lo cierto es que muchos padres y madres consideran completa su familia con un solo hijo, sin necesidad de tener más descendencia.
Lo curioso es que cuando se trata de argumentar que no habrá más hermanitos, las opiniones no cesan. «Le hace falta un hermanito», «Es el mayor regalo que puedes hacerle» «Se va a perder crecer con una hermana y tener una compañera de juegos»… Y aunque es cierto que tener un hermano o hermana es un gran regalo, no dárselo a nuestro hijo no nos hace peores padres o madres.
Tampoco es cierto que los peques necesiten un hermano. Cuando lo hay, los juegos y las travesuras se multiplican, pero no tenerlo no implica vivir en una casa aburrida. Tenerlo (o no) no define el tipo de persona ni tampoco garantiza tener una buena relación siempre.
Tener un hijo único no es algo negativo ni tampoco una decisión basada en el egoísmo de los padres que provocará que esos peques no sean felices. Un niño necesita amor, respeto, cuidados, atención y compañía para ser feliz. No necesita un hermano o hermana. Si lo tiene, lo más probable es que sea maravilloso para ambos, pero no es un requisito indispensable para ser feliz.
El gran mito de los hijos únicos
La decisión de tener hijos y cuántos depende siempre de los progenitores. Puede que simplemente no quieran o no puedan tener más, aunque hay otros factores que influyen en la decisión. La edad para tener descendencia se va retrasando cada vez más y la inestabilidad laboral o las dificultades económicas no ayudan a tener más de un hijo.

Durante años, se ha creído que crecer sin hermanos puede afectar al desarrollo emocional. De hecho, los hijos únicos tienen mala fama: se dice que son egoístas, caprichosos, mimados, tiranos, egocéntricos, consentidos, solitarios, introvertidos… Sin embargo, todos esos mitos sobre los hijos únicos han sido desmontados por la ciencia, aunque sí es cierto que sí se presentan diferentes retos a la hora de criarlos. Porque al fin y al cabo, tener o no hermanos no determina tanto la personalidad de un niño como pensamos. ¿Cuáles son los mitos más extendidos sobre los hijos únicos?
- Narcisistas y egocéntricos. Durante años se ha hablado mucho del «síndrome del hijo único». Según el psicólogo Alfred Adler, los peques que no tienen hermanos reciben tanta atención de sus padres que se convierten en personas egocéntricas. Sin embargo, el estudio alemán ‘El final de un estereotipo’ (The End of a Stereotype: Only Children Are Not More Narcissistic Than People With Siblings) en el que participaron 2.000 personas adultas determinó quelos hijos únicos no son más narcisistas que los que tienen hermanos.
- Tienen trastornos emocionales y problemas de conducta. Diversas encuestas e investigaciones demuestran que no hay diferencias en cuanto a niveles de ansiedad, autoestima, problemas de conducta o nivel de satisfacción vital una vez llegada a la edad adulta. Además, tener todo el tiempo y la atención de los progenitores puede marcar una diferencia muy positiva en su desarrollo personal y emocional.
- Introvertidos, solitarios, con problemas para hacer amigos y falta de empatía. El estudio‘Are Only Children Missing Out?’ evidenció que los preescolares que son hijos únicos tienen el mismo número de amigos y de la misma calidad que los niños que sí tienen hermanos. Las investigaciones concluyen que la socialización de los niños no depende del número de hermanos que estos tengan, sino de la cantidad de situaciones a las se ven expuestos para relacionarse con otros y que son el resultado, sobre todo, del estilo de vida que propicien sus familias mas allá del ambiente doméstico. Además, según este estudio, los peques que no tienen hermanos se integran bien y no suelen tener problemas de conducta en la escuela.
- Sobreprotegidos.
- Malcriados.
Entonces, ¿cómo son los hijos únicos?
Lo cierto es que no todas las etiquetas sobre los hijos únicos son negativas. Hay numerosas investigaciones científicas que aseguran que suelen estar más comprometidos, ser más inteligentes y más creativos e innovadores que las niñas y niños con hermanos. Además suelen tener relaciones más positivas con sus padres y menos problemas en la escuela. Por el contrario, los hijos múltiples suelen ser menos dependientes, menos egoístas y tener mejores habilidades sociales.
De hecho, según la psicología, los hijos únicos destacan por ser más ordenados, responsables, aplicados y estar mejor adaptados a la soledad, ya que saben entretenerse solos. También tienen un mayor gusto por las actividades intelectuales, todo lo cual es importante para un óptimo desarrollo cognitivo y emocional. Además, los hijos únicos suelen tener excelentes habilidades de lenguaje como resultado de la constante interacción con los adultos.
Pero, a pesar de ello, hay que evitar siempre las etiquetas incluso cuando son positivas ya que carga a la niña o al niño con el peso de las expectativas ajenas.
En lo que sí hay cierto consenso entre los investigadores es en que las diferencias más significativas entre hijos únicos e hijos múltiples se dan en 3 ámbitos fundamentales: creatividad e inteligencia (donde sobresalen los hijos únicos) y personalidad (donde suelen destacar los hijos múltiples). Sin embargo, hay que entender estos datos en su contexto, y este es más complejo de lo que puede parecer. En definitiva, todo depende de cómo se desarrollan los niños y no de si tienen o no hermanos.
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