¿Qué es para mí la maternidad, mi maternidad? Sin duda, para mí es, hoy por hoy, TODO. Me paro y pienso y sería incapaz de imaginar mi vida ahora sin ella... sin mi maternidad y…
Y para cuando quise darme cuenta, tú estabas mirándonos fijamente, con un juguete en tus pequeñas manitas, sentada en el suelo. No había sido nada escandaloso, una discusión más, pero en aquel momento lo sentí: ibas a ser hija de padres separados.
Y se me rompió el alma en mil pedazos. Me sentí culpable, te había fallado. Me había fallado. Le había fallado. Cuando la psicóloga me preguntó qué sentimiento tenía, sólo dije una palabra: Fracaso.
Aquellas noches no paraba de pensar, cómo no me había dado cuenta de que íbamos derechitos a eso, que no había forma de dar marcha atrás. No estábamos en la misma frecuencia, unas radios completamente desconectadas dentro de nuestras cabezas.
Yo, yo, yo… Esa necesidad de imponer cada uno sus propias necesidades. ¿La culpa? De nadie. De los dos. De la falta de comunicación. De la falta de comprensión.
Ahora, cuatro años después, el dolor desaparece, incluso tengo lagunas. Pero hace varios días encontré un cuaderno con textos escritos de cuando iba a la psicóloga.
Volví a sentir esa soledad tan brutal del inicio de mi maternidad, el dolor de las mastitis, los casi 40 grados de fiebre en varias ocasiones… sola. Con una niña de dos meses a la que rota de desesperación arrojé sobre la cama a una distancia probablemente muy pequeña pero que a mí me pareció un abismo.
«No puedo más», pensé mientras tú enseñabas a tus amigotes lo bien que sonaba tu equipo nuevo de música. «¡Salid de mi casa!», grité. Y os fuisteis, contentos porque ibais a cenar por ahí y también descolocados por mi carácter.
Es curioso cómo durante todo el tiempo que duró la situación de desconexión entre nosotros, me pareció la tortura más terrible. Y ahora, estoy agradecida, porque de aquel sufrimiento estoy intentando aprender que las personas no TE hacen cosas malas sino que su mundo, su perspectiva, es otra. Sus necesidades, otras. Sus prioridades, suyas.
Para él no fue tan grave. Total, era yo la que no quería darle un biberón. Yo solita me lo había buscado. «Si vives como una reina, todo el día en casa con la niña». «Ponte a trabajar de verdad, que yo dejo el trabajo». «No sé de qué te quejas». «¿Pero qué has hecho en todo el día?».
Frases que retumban en mi cabeza y que sembraban en mí la culpabilidad por no ceder, por estar donde yo quería estar, a pesar de lo durísimo que fue, criando. Hoy sé dónde empezó todo. Un embarazo en soledad. Un puerperio en soledad.
Un bebé te cambia la vida. Sí. En una pareja, debería cambiar la vida al 50%. Ambas personas son igualmente responsables de ese ser perfecto y maravilloso. Cada uno con sus tareas, acompañando y comprendiendo al otro.
Pero cuando la balanza se desequilibra, la carga física (y emocional) la lleva en su mayoría una sola persona, y ahí es cuando algo falla. A mí me cambió la vida. A ti no. Para esto es para lo que deberían prepararnos. No para un dolor físico que durará horas. Sino para la maternidad real. Sin edulcorantes. Para las luces y las sombras que vienen después del parto.
Y a pesar de todo, no me arrepiento de nada. Y a pesar de todo, volvería a tomar todas y cada una de las decisiones que tomé. Porque hoy, tengo la familia más especial que podría tener. Pero eso, otro día te lo cuento.
María es una de las mujeres que forman parte de nuestra Tribu CSC, y ha querido compartir su historia en público para que la publicáramos en el blog.
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Precioso relato. Capta la profundidad y la realidad de los sentimientos en la etapa post parto.
Lamentablemente escucho relatos como éste demasiadas veces. La carga mental de las madres, la poca implicación de muchos padres, los desacuerdos en cuanto al tipo de educación y crianza hacen que la convivencia se vuelva insoportable y llegue la separación. Me quedo con su frase «Y a pesar de todo, no me arrepiento de nada. Y a pesar de todo, volvería a tomar todas y cada una de las decisiones que tomé. Porque hoy, tengo la familia más especial que podría tener.»
Soy mujer 40 años ,no tengo hijos pero tengo unos preciosos sobrinos a los que puedo ver..jugar..abrazar…pero a uno justo al separado no! Un bebe que tiene un padre y que ha sido anulado…contáis con eso madre? Que no tenéis la verdad absoluta…?? Os pagáis seminarios en esta página para hacer las cosas con sentido común? Educación en apego..a la madre…y rechazó al PADRE…al final realmente es un secuestro…abrir los ojos beatas madres.. no lleváis siempre la razón…y no sois capaces ní de diferenciar los tiempos…si tu relación ya estaba rota…para qué un bb largarse de casa…el otro loco por su hijo y por no poder ver Hasta que un juez más listo» que vosotros dos tome medidas…pero claro destete no entra en tu vocabulario…guardería tampoco una nany..noo…todo lo decides tú….si tu ex está de vacaciones lo mínimo mientras tu trabajabas era que hubiera podido disfrutar su PADRE de su hijo…pero no mjor estába con los tuyos…ni siquiera con su otra abuela…vamos zona del padre excluida…y decides tu mujer MADRE que estás siendo coherente….que la mierda es del padre y que tu no hiciste nada para romper la relación…lo podías hacer antes y no a los meses del bebé…