La alimentación del bebé cambia a partir de los 12 meses. Si hasta entonces no podían tomar nada de azúcar ni de sal, a partir de este momento, sí podemos introducir la sal en muy…
El consumo de sal en el mundo está por encima de lo que recomiendan las organizaciones internacionales y expertos en nutrición. La OMS estima que consumimos 2 veces la ingesta máxima recomendada. Pero, ¿qué ocurre con la sal y los bebés? ¿Cuándo pueden empezar a comer sal? ¿Qué cantidades se consideran saludables? ¿Toman demasiada?
Consumo de sal en el mundo
Cada año se celebra la Semana Mundial de la Sensibilización de la Sal impulsada por la organización World Action on Salt, Sugar and Health (WASSH) de Reino Unido. Este año esa semana se celebra en mayo. El objetivo es sensibilizar y concienciar a la población de la necesidad de disminuir el consumo de sal para prevenir enfermedades, sobre todo de origen cardiovascular.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el «elevado consumo de sodio» y la «absorción insuficiente de potasio» contribuyen a la hipertensión arterial y aumentan el riesgo de cardiopatía y accidente cerebrovascular. De ahí que desde hace varios años se recomiende una disminución del consumo de sal.
El compromiso es reducirlo un 30% en todo el mundo de aquí a 2025. ¿Por qué? Pues porque los expertos afirman que esa disminución neutraliza los riesgos para la salud antes citados (hipertensión, riesgo de cardiopatía, etc.).
El que los adultos disminuyan el consumo de sal implica que las familias lo hagan y, por ende, también se reduzca ese consumo durante la infancia.
¿Debe un bebé tomar sal?
¿Se le puede dar sal y azúcar a un bebé? ¿Por qué no se le debe dar azúcar y sal a los bebés? El consumo de azúcar se relaciona con una mayor obesidad infantil y también con la aparición de caries. Por ello, tanto Asociación Española de Pediatría como la OMS recomiendan evitar los azúcares añadidos y libres en la alimentación de los lactantes y niños pequeños.
Los azúcares añadidos, a diferencia de los naturales propios de cada alimento, no tienen ningún valor nutricional y además no dan sensación de saciedad. Sin embargo, sí aumentan el riesgo de sufrir obesidad o bien otro tipo de enfermedades como diabetes.
¿Qué pasa si le doy sal a mi bebé? ¿Puede tomarla un bebé? La respuesta es no. Antes de los 12 meses los bebés no deben tomar sal. Es cierto, que necesitan sodio pero la leche materna aporta todo lo que necesitan (y la leche de fórmula en el caso de los peques de biberón).
Hay que tener en cuenta que la combinación sal y bebés no es buena porque estos cuentan con un sistema renal muy inmaduro, que les impide procesar cantidades elevadas de sodio. Por eso, cuando se inicia la alimentación complementaria (alrededor de los seis meses) no se debes añadir sal a las comidas.
La leche materna contiene 15 mg de sodio por cada 100 ml que, combinados con la alimentación complementaria, son suficientes para el funcionamiento del organismo del bebé en este momento.
En la Tribu CSC puedes consultar con nuestra dietista-nutricionista, Rebeca Pastor, esta y otras cuestiones relacionadas con la alimentación infantil. También puedes contactar con la consultora de lactancia, Inma Mellado, que además de IBCLC es Monitora de La Liga de la Leche, Máster en Nutrición Pediátrica y presidenta de la Asociación Española de Consultoras Certificadas en Lactancia Materna.
¿Cuándo empieza un bebé a comer sal?
¿Cuánta sal puede tomar un bebé? Si para los adultos la OMS recomienda el consumo de menos de 5 gramos al día; para los niños y niñas a partir de 2 años y hasta los 15, la recomendación es «ajustar a la baja» esa cantidad. Además, toda la sal debe ser yodada (enriquecida con yodo). El yodo es fundamental para el desarrollo sano del cerebro del feto y del niño/a pequeño/a y ayuda a «optimizar» las funciones mentales en general.
¿A partir de qué mes se le puede dar sal a un bebé? Nunca antes de los 12 meses. Pero, ¿cuánta sal puede tomar los bebés de más de 12 meses? Atendiendo a las recomendaciones de la Asociación Española de Pediatría, desde el primer año y hasta que cumplan 3, podemos ofrecer unos 2 gramos de sal al día, lo que equivale a 0,8 gramos de sodio.
La recomendación de nuestra experta Rebeca Pastor es la de cocinar con menos sal para toda la familia mientras haya bebés y niños pequeños en casa. Es cierto que raramente un bebé o un menor tendrá problemas de colesterol o cardiovasculares por la sal, pero a la larga puede pasarles factura. Además, nos arriesgamos a acostumbrar al paladar de los peques a ese sabor.
«Si añadimos demasiada sal a las comidas, estaremos acostumbrando al paladar del pequeño a los sabores salados en lugar de conocer los sabores reales que tienen los alimentos«.
El problema del «bliss point»
Una de las grandes responsables del alto consumo de sal en nuestra sociedad es la industria alimentaria cuyos productos suelen incluir sal añadida para potenciar su sabor. Eso ocurre no solo con la sal, sino también con el azúcar y las grasas. Es lo que se conoce como el «bliss point».
La Fundación del Corazón Española del Corazón recomienda el consumo de productos frescos porque tienen menos cantidad de sal. Según su web, el 44% de la sal que consumimos a diario procede de 10 productos:
- Pan.
- Carnes curadas y embutidos.
- Pizzas.
- Aves de corral.
- Sopas.
- Sandwiches.
- Queso.
- Platos de pasta.
- Platos de carne.
- Snacks salados.
Por eso es importante ser conscientes de las consecuencias del exceso de sal de algunos alimentos y buscar alternativas para que nuestros hijos no caigan en la trampa del «bliss point» (y ya de paso, nosotros tampoco).
Sal y bebés: ¿Qué alternativas tenemos?
¿Qué pasa si le doy comida con sal a un bebé? La propia OMS desmiente uno de los grandes mitos sobre la sal, esa que dice que los alimentos sin sal no tienen sabor. Es posible que si consumes mucha sal, al principio te parezca que algunos alimentos no tienen sabor. Pero afortunadamente, las papilas gustativas se van habituando, de modo que al final le encontraremos sabor.
Además, si evitamos el consumo excesivo de sal de nuestro bebé (siempre que tenga más de 12 meses), no tendrá este problema de paladar acostumbrado a la sal.
En su lugar, podemos usar todo tipo de especias o aliños para potenciar el sabor verdadero de los alimentos. Las especias, por ejemplo, aportan aroma y color a los alimentos. De hecho, se recomiendan para las personas con niveles de tensión arterial alta.
La canela, el pimentón dulce, el orégano… son especies que aportarán sabor a los alimentos que ofrezcas a tu bebé. Son especias suaves que además pueden ayudar a mejorar la digestibilidad de algunos platos. Lo que sí debes evitar, al menos hasta los 3 años, es el uso de infusiones con hierbas aromáticas para tu bebé.
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