Apego prenatal: Por qué es tan importante y cómo practicarlo

El apego prenatal es la conexión que siente una mujer embarazada con su bebé mientras este está en el vientre.

Se trata de un conjunto de emociones y sensaciones que permiten a la futura madre visualizar a su bebé como un ser humano, que crece y se desarrolla en su interior y al que hay que cuidar desde ese momento. Esa imagen mental es la base el vínculo afectivo de madre e hijo, tan importante para el desarrollo en todos los sentidos de esa nueva persona.

Para cada mujer esa conexión es única. Cada una la vive de una forma. No recuerdo cuando surgió en mí. Quizás en el momento de ver el positivo o cuando mi pareja y yo nos miramos y la felicidad se desbordó en nuestros ojos al confirmar que un nuevo ser iba a llegar. O tal vez, ese apego nació incluso antes. Cuando imaginaba y me ilusionaba sobre la posibilidad de quedarme embarazada. El momento, creo, da igual. Las sensaciones y la conexión inicial con el futuro bebé importan.

¿Por qué es importante el apego prenatal?

En el curso Online de CSC «Apego Prenatal» de Criar con Sentido Común, la matrona Esther Esteban lo describe como el proceso en el que la mujer embarazada «invierte emocionalmente su energía psíquica en el feto». Es decir, en es una especie de ‘clic’ que sentimos las mujeres al quedarnos embarazadas y darnos cuenta de que todo ha cambiado, que ya no estamos solas y que todos los pasos que demos no serán únicamente por y para nosotras; sino que hay alguien más.

«El apego prenatal es importante porque, por un lado, nos predispone o nos prepara a darnos cuenta de que ya no somos el centro del mundo. A través de él la madre va haciendo hueco emocional a la persona que está por llegar», explica Mamen Bueno, psicóloga del equipo de Criar Con Sentido Común.

Es importante, pues, porque ayuda a la mujer a «responsabilizarse» de su nueva situación y a empezar a ser consciente de «cómo estoy, cómo me siento, cómo debo cuidarme y cuidarle», indica Esther Esteban.

Pero, además, ayuda a la regulación emocional e incluso a permitir a la madre a buscar ayuda más fácilmente. «Si entiendo que mi ansiedad va a repercutir en la personita que llevo dentro, buscaré ayuda no solo por mí, sino por él», reflexiona Mamen Bueno. Un embarazo, por ejemplo, puede ser un punto de inflexión para una persona con trastornos alimenticios.

¿Todas las mujeres lo sienten?

Sí, todas las mujeres lo sienten, aunque cada una lo vivirá a su modo. Muchas lo sentirán como una energía positiva y todos sus pasos se encaminarán a satisfacer y cumplir con las necesidades de esa nueva personita a través de su cuerpo y su mente. Otras pueden vivir el embarazo con más ansiedad por el peso de la responsabilidad. Y habrá mujeres cuya maternidad quizás sea sobrevenida y necesitarán más tiempo. Incluso puede que ocurra tras el parto.

Hay madres que no sienten ese flechazo al nacer el bebé. Y son madres, como todas. El apego prenatal nos lleva a asumir la responsabilidad de protegernos para protegerlo a él o a ella. En nuestra cabeza, no será solo un proceso biológico (que también); será mucho más.

Y la forma de establecer ese apego estará relacionado con la forma de vivir nuestro embarazo. «Cada madre procurará darle lo mejor que pueda en las circunstancias que tenga», subraya Esther Esteban en el curso.

El apego prenatal empieza por la consciencia

El apego prenatal se inicia en la madre cuando esta es consciente de que va a tener un hijo y todo lo que eso implica. A partir de ahí, irá dando pasos para que todo salga bien. Las pruebas médicas y los cuidados son una forma de fomentar ese apego.

Si no hemos practicado deporte, puede que sintamos el impulso para movernos más o para que practiquemos deporte para estar saludables y que el bebé vaya desarrollándose adecuadamente en nuestro interior. Que intentemos dejar de lado sustancias como el tabaco o el alcohol. Durante el primer trimestre de mis embarazos me provocaba náuseas oler el alcohol (también la cebolla cruda). Y yo lo interpreto como una forma de mi propio cuerpo de alejarme de esa sustancia tóxica para proteger a mi futuro bebé.

Buscaremos mayor bienestar porque eso se traduce en bienestar para el bebé. Si nos sentimos bien, él o ella también lo estará. Y, ojo, que también nos sentiremos mal (hinchadas, con náuseas, con poca energía…) pero también en esos momentos hay que aprender a quererse y tener compasión de nosotras mismas. Puede que en esos momentos nos venga bien darnos el permiso de parar y atender nuestro malestar.

Los autocuidados en el embarazo son otra forma de proteger al bebé. Y los cuidados que nos proporcione nuestra pareja (y entorno) también nos reportará consecuencias positivas para ambos.

¿El bebé siente esa conexión con la madre?

No es fácil saber qué sienten exáctamente ellos dentro del vientre. Pero de lo que no hay duda es de que sentir, sienten. Los cincos sentidos del bebé se empiezan a desarrollar en el útero. El oído, por ejemplo, empieza a desarrollarse en la sexta semana. El feto está rodeado de sonidos: el corazón de la madre, la respiración, la sangre… Y la voz de la madre, que es la única que realmente escucha porque surge desde el interior.

El tacto, que es el primer sentido que se forma, permitirá al feto sentir caricias, el movimiento de la madre y será sensible al entorno acuoso en el que se va desarrollando, nadando en el líquido amniótico. También el gusto y el olfato ser verán impregnados por este líquido. Y la vista que, aunque en el recién nacido será algo rudimentaria, se empieza a desarrollar en el vientre de la mujer.

Esther Esteban subraya que los bebés nacen con «recuerdos» de todas esas sensaciones que vive en el interior, aunque no sean conscientes o sepan traducirlo.

¿Cómo trabajar el apego prenatal?

Al igual que las sensaciones se viven de forma particular, las vías para establecer ese vínculo materno fetal son diversas. Al margen de los cuidados, hablarle al feto, pensar en él o reflexionar sobre lo que significa estar embarazada y tener un hijo son algunas de ellas.

«Hablar al bebé es una forma de hacerle hueco emocional y no solo en nuestro cuerpo. Decirle cosas, pensar en voz alta cómo será la vida, como quieres que sea… Ir poniendo en palabras esas fantasías e ideas mentales que se tiene sobre la maternidad son formas muy válidas de establecer ese vínculo», explica Mamen Bueno.

Pero hay más fórmulas que se describen en el curso sobre apego prenatal de CSC:

• Tocar y masajear la tripa.
• Cantar o leer poemas.
• Escuchar música agradable para la madre.
• Practicar relajación, mindfulness o meditaciones.

«Cada una debe encontrar la fórmula que le haga sentirse mejor y le acerque más a su futuro hijo«, finaliza Esther Esteban.

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