La mayoría de bebés comienza a caminar entre los 12 y los 18 meses (algunos antes y otros después) siendo entonces cuando padres y madres empezamos a fijarnos en su manera de andar y a…
¿Cómo saber si un niño camina mal? El inicio de los primeros pasos es uno de los hitos más esperados en el desarrollo de nuestros pequeños. Al rozar los 12 meses es muy frecuente que, si aún no lo ha conseguido, comencemos a angustiarnos porque nuestro bebé no se anima a levantarse o no termina de soltarse del todo de nuestra mano o del objeto que le gusta empujar para moverse de un sitio a otro.
Muchas veces, esta angustia viene generada por la gente que nos rodea, el pediatra, la amiga cuyo bebé anduvo a los 10 meses, la abuela que pone de pie al peque y le lleva “colgado” de las manitas (aunque sea contraproducente, en realidad) para que se anime porque «ya va tarde»…
¿Cómo saber si mi bebé está caminando bien?
Como hemos comentado en numerosas ocasiones, el desarrollo neurotípico, en general, es muy variable y cada pequeño tiene su ritmo a la hora de ir alcanzando los diferentes hitos. Pero creo que el desarrollo motor es el área más “atípica” y variable dentro de los parámetros de lo que consideramos como neurotipicidad.
Así, es tan normal que un bebé alcance la marcha autónoma alrededor de los 10 meses como a los 15 o 18, hay algunos autores que amplían esta franja temporal incluso hasta los 24 meses. Así pues, ¿cómo saber si un niño camina mal?
Es necesario que consideremos el desarrollo de la marcha como un verdadero aprendizaje en el que se combinan factores motores, perceptivos y cognitivos. El bebé, ser en continuo cambio y evolución, va integrando toda la información que recibe a través de sus sentidos, de su aprendizaje motriz, de su interés por descubrir y explorar, etc., para ir madurando, a nivel cortical, los patrones neuromotores innatos con los que ya contaba al nacimiento (recordemos ese reflejo de marcha que observamos en nuestro bebé recién nacido), para ir desarrollando nuevas formas de desplazamiento, esta vez voluntario, hasta lograr la marcha independiente.
Así, es muy probable que un bebé grandote, con un tono muscular algo bajo, tranquilón, adquiera la marcha más tarde que un bebé de talla algo más baja, inquieto, curioso y explorador. ¡Aunque esto tampoco es una regla! Intervienen otros factores como las posibilidades que tenga nuestro bebé para experimentar con su cuerpo en el suelo, o un entorno estimulador y motivante.
Los problemas más frecuentes al empezar a caminar
Una vez nuestro pequeño se ha puesto de pie y comienza a caminar, llega nuestra siguiente preocupación. Mi bebé anda raro, y ahora ¿qué hago?… ¿Por qué mi bebé camina muy abierto? ¿Es preocupante?…
Pues sí, los bebés andan “raro” y de muy diversas formas, especialmente al iniciar la marcha independiente. Se trata de una adquisición tremendamente complicada para nuestros pequeños por lo que supone mantener todo el cuerpo en equilibrio sobre dos puntos, bastante pequeños, que son los pies.
Por eso, al comenzar a andar, vamos a observar que lo hacen con las piernas bastante separadas, a veces pueden flexionar las caderas sacando el culete hacia atrás, también vemos las rodillas algo flexionadas y los pies con las puntas dirigidas hacia afuera. Los brazos suelen abrirse separándose del tronco, otras veces se flexionan, se meten una o las dos manos en la boca… Esto hace que aumenten su base de sustentación y puedan estabilizarse guardando mejor el equilibrio.
Al inicio del desarrollo de la marcha, especialmente si el terreno es irregular, podremos observar también que los pies pueden rotar hacia dentro y que el peque se desplaza como en zig-zag, estos son ajustes necesarios para mantener el equilibrio. Es bastante frecuente también que anden de puntillas, que se caigan mucho, que el apoyo del pie sea algo peculiar (bien inclinado hacia adentro o hacia afuera), especialmente cuando los vemos descalzos.
Como comentamos, son ajustes necesarios en ocasiones y, en otras, experimentación pura y dura. Muchas veces, la musculatura o la información sensorial propioceptiva o de discriminación táctil que recibe nuestro bebé al estar de pie y desplazándose. Aún están en pleno desarrollo, calibrándose, ajustándose.
¿Cómo saber si un niño camina mal?
No obstante, pasada esta primera etapa, y a medida que el niño va entrenando y practicando esta postura y nueva forma de desplazamiento, tenemos que ir viendo que esa base de sustentación de la que hablábamos antes va disminuyendo progresivamente, y las piernas de nuestro bebé se van juntando y alineando, caderas y rodillas se extienden y los pies se colocan más paralelos, cerrando su apertura inicial.
Si este patrón inicial persiste en el tiempo, debemos observar a nuestro peque porque posiblemente requiera consultar con un especialista, ya que dificultaría la adquisición de otras habilidades más complejas como salvar obstáculos, subir o bajar escaleras sin ayuda, adquirir el salto o pedalear.
Otros signos que debemos tener en cuenta y vigilar porque pueden suponer una dificultad en el correcto desarrollo de la marcha de nuestro bebé son:
- El apoyo plantar. Este debe ir corrigiéndose, y observaremos que en el pie empieza a aparecer ese pequeño arquito que solemos tener generalmente cuando estamos de pie. O, por lo menos, no observamos el pie caído hacia dentro o el talón desalineado con respecto a la pierna de nuestro peque.
- Las rodillas excesivamente separadas y arqueadas (las piernas aparecen como un paréntesis -varo-) o con tendencia a juntarse (piernas en posición de X -valgo-), posiciones que suelen ser fisiológicas a edades tempranas, pero que hay que vigilar más allá de los 5 o 6 años.
- Marcha en puntillas de manera continuada y muy persistente, que no suele variar cuando quitamos los zapatos a nuestro pequeño.
- Diferencia de apoyo o posicionamiento entre una pierna y la otra. Puede que al estar de pie o al caminar observemos que, por ejemplo, tienda a meter un pie hacia adentro de manera marcada, o la forma de mover una de las piernas sea diferente a la otra.
Si observamos algunas de estas conductas o posiciones, lo idóneo es consultar con nuestro pediatra para que valore la posibilidad de derivar a un especialista y que busquemos a un fisioterapeuta experto en desarrollo infantil que haga un estudio adecuado de la postura y pisada de nuestro bebé.
En muchas ocasiones, además de actividades físicas específicas, será necesario el uso de una plantilla que corrija la pisada del peque. Por esto, la colaboración de un podólogo infantil en este proceso también puede ser una muy buena idea. En la Tribu CSC puedes consultar online con los especialistas de nuestro equipo.
¿Cómo saber si un niño camina mal? Como vemos, en un primer momento, que nuestro bebé ande raro es de lo más normal, pero es interesante ir observando cómo va madurando y evolucionando su desarrollo de la marcha.
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