Mi peque tartamudea, ¿es normal? Siento decirte que la respuesta no es sencilla porque puede que sí o puede que no. Así que lo mejor es que vayamos por partes. Y, aprovechando que el 22…
Este post se publicó originalmente el 25/05/2022 y ha sido actualizado en fecha 12/09/2024
Tradicionalmente siempre se ha asociado el hecho de que un bebé babee mucho con la salida de los dientes, pero la realidad es que no tienen ninguna relación. Entonces, ¿es normal que los bebés babeen mucho? Y, sobre todo, ¿por qué mi bebé babea?
¿Cuándo comienzan a babear los bebés?
El hecho de que un bebé babee mucho es muy variable y depende de las habilidades oromotoras que tenga cada peque, tal y como explica la terapeuta ocupacional pediátrica del equipo de CSC, Jéssica Romero. Así, hay bebés que babean muchísimo y otros que no lo hacen, sin que ninguna de las dos situaciones sea motivo de alarma. También puede ocurrir en niños algo más mayores sin ninguna causa aparente.
La saliva suele aparecer en más cantidad alrededor de los 2 meses de edad por la actividad de la glándula sublingual. A partir del cuarto mes empieza a funcionar la glándula parótida (a ambos lados de la cara) y es en ese momento cuando se suele producir un exceso de saliva. A ello se suma que los bebés aún no han desarrollado por completo la deglución y al no ser capaces de tragar toda la saliva que generan, la expulsan fuera.
¿Y por qué no ocurre con la leche? Básicamente porque cuando toman el pecho o el biberón, hacen esfuerzo con los músculos de la boca para succionar. Sin embargo, la saliva la producen sin ser conscientes de ello y sin ningún tipo de esfuerzo, lo que les lleva a no poder gestionarla correctamente.
Por tanto, los bebés empiezan a babear en exceso a los 4 meses porque no saben tragar el exceso de saliva que tienen. También sobre este momento se suelen llevar los puños a la boca porque los acaban de descubrir y les gusta hacerlo. Pero ninguna de las dos cosas tiene nada que ver con los dientes, ya que, de hecho, los primeros dientes suelen aparecer alrededor de los 6 meses.
Sin embargo, sí es cierto que cuando hay alguna infección o herida en la boca, se genera más saliva. Por ello, algunos peques pueden generar más saliva con la salida de los dientes o tragar menos saliva debido a la molestia, pero no significa que el exceso de salivación sea por los dientes.
De hecho es «algo pasajero y controlado y está lejos del incremento de saliva de los tres o cuatro meses», según explica Jéssica Romero. Si tienes cualquier duda, puedes contactar con ella y el resto de profesionales del equipo si eres miembro de la Tribu CSC para resolverla.
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Pero, ¿cuáles son las funciones de la saliva? Según la American Acadmy of Pediatrics, son cinco:
- Humedecer y ablandar los alimentos.
- Mantener húmeda la boca del bebé.
- Facilitar la deglución.
- Deshacer o limpiar los residuos de los alimentos.
- Proteger los dientes de las caries.
Además, la saliva tiene un ph ácido que protege de proliferaciones bacterianas.
¿Por qué babean los bebés?
Pero más allá de la falta de práctica a la hora de tragar, el exceso de baba puede deberse a otros motivos:
- Si aparece de forma repentina con o sin fiebre, produce malestar o llanto puede deberse a infecciones de la boca o de la garganta.
- Los/as niños/as que respiran por la boca suelen fabricar más saliva y, por tanto, babear más.
- Peques que no realizan un sellado labial efectivo o con movimientos de la lengua que no son selectivos.
- Niños/as con tono muscular bajo.
- En caso de niños/as mayores de 2 años, habría que descartar la existencia de frenillo lingual.
Además, existen otros razones relacionados con el desarrollo del pequeño. Así, el exceso de salivación puede deberse a la existencia de trastornos neurológicos como la parálisis cerebral o la parálisis facial o con discapacidad intelectual que provocará que el babeo vaya más allá de los 2 años.
Hay que tener en cuenta que el uso de medicamentos que pueden provocar que un adulto babee, es poco habitual en niños/as.
¿Cuándo preocuparse si mi bebé babea mucho?
En principio, el hecho de que un bebé babee mucho no suele ser preocupante, más allá del hecho de que la niña o el niño esté húmedo y le pueda provocar alguna irritación en la cara o en el cuello, por lo que no sería necesario acudir al médico.
Sin embargo, si el bebé babea mucho de forma repentina y va acompañado de fiebre, dificultad para respirar o dolor al tragar, sí sería aconsejable ir al pediatra con el peque.
Además, según señala Jéssica Romero, si una vez pasado un tiempo de haberse iniciado la alimentación complementaria la cantidad de saliva es muy escandalosa y llama mucho la atención «como si se derramara» también sería motivo de consulta.
Qué hacer cuando un bebé babea mucho
La humedad de las babas puede provocar que nuestro bebé tenga húmeda de forma permanente la cara, el cuello e incluso la ropa. Además, hay que tener en cuenta que la propia saliva puede provocar irritación por la acidez.
Por ello, aunque no hay que preocuparse ni es necesario acudir al pediatra, sí debemos prestar atención a algunos detalles:
- Secar las babas de la cara con frecuencia avisando al peque para que sea consciente, y mejor a toquecitos que restregando.
- Usar baberos para evitar que se le moje la ropa y, por tanto, tenga húmeda la zona del pecho.
- Prestar atención a los pliegues de la barbilla y el cuello para evitar que el exceso de humedad produzca hongos.
En caso de que ocurra, el pediatra nos puede recomendar alguna crema con corticoides o antibióticos si hay hongos. Pero nunca hay que usar polvos de talco ya que pueden producir problemas respiratorios al bebé.
¿Cuándo deja de babear un bebé?
Lo habitual es que el bebé deje de babear entre los 18 y los 24 meses, cuando aprende a deglutir correctamente. Sería recomendable consultar con el pediatra si después de este periodo el bebé continua salivando en exceso y valorar la situación.
En el caso de que el bebé babee mucho por un trastorno neurológico, será necesario comenzar una terapia adaptada de forma individual a cada niño. Según Jéssica Romero:
«Lo primero es ver la causa. Por ejemplo, si se trata de una parálisis cerebral en la que está afectado todo, desde la producción de la saliva al propio control postural y la regulación motora, hay que trabajar sobre eso. Si es por otras causas como una pobre discriminación táctil o a nivel de habilidades oromotoras, por respirar por la boca o adenoides hipertróficas, la terapia se centraría en resolver la causa, además de trabajar en múltiples aspectos que pueden estar afectados como el tono muscular, el sellado labial o hacer consciente al peque de que debe tragar saliva cada cierto tiempo».
En función de la causa que genera el exceso de pérdida de saliva, se puede mejorar con terapia miofuncional «haciéndolos conscientes de que se les llena la boca saliva y tienen que tragarla (ya que muchas veces no lo perciben), son capaces de reducir la cantidad de saliva que pierden, a menos que se trate de una discapacidad intelectual muy severa».
En los casos severos como la parálisis cerebral con producción de saliva exagerada, se pueden usar parches para disminuir la secreción e incluso se puede pinchar toxina botulínica. Eso sí, hay que tener en cuenta que son técnicas invasivas que tienen efectos secundarios, por lo que se usan de forma muy específica en los casos más graves.
Y aunque pueda parecer lo contrario, más allá del posible trastorno que exista, el hecho de que el peque babee en exceso suele ser una preocupación añadida. «A estos niños ya de por sí cuesta incluirlos en el grupo y con sus iguales y el hecho de que esté siempre mojado y lleno de saliva, lo dificulta aún más» concluye la terapeuta ocupacional.
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