Que nuestro bebé empiece a andar es una de las cosas que más ilusión puede hacernos y que esperamos ansiosos prácticamente desde que nace. La antesala de ese momento es ponerse de pie él solito.…
Que un bebé deje de llorar al ponernos de pie no es algo extraño o poco común. Todo lo contrario, es normal y tiene una explicación científica. Cuando la madre se levanta, se desencadenan una serie de regulaciones centrales, motoras y cardíacas que también se observa en otras relaciones entre madre-bebé en los mamíferos. Es decir, que le produce sensaciones al bebé que le confirman que está a salvo y protegido.
Una reacción innata y ancestral
Son las conclusiones de un estudio que se publicó en 2013 y que analizó in situ las reacciones del bebé mientras su madre estaba sentada, lo dejaba en una cuna o lo cogía en brazos. Y, ¡oh, sorpresa!, el bebé se mostraba más relajado cuando su madre estaba de pie con él en brazos. Esto está relacionado con esa necesidad innata de los bebés de sentirse «a salvo». Y sostenido por su madre se siente más protegido y en calma.
Lo curioso es la postura: de pie. Imaginad un peque en la Prehistoria. Si su mamá no lo cargaba (en brazos o asido a su cuerpo) y lo dejaba en el suelo, era mucho más vulnerable. Es más: ante un peligro acechante, un bebé en los brazos de su madre en estado de alerta (de pie) tenía más posibilidades de salvarse en caso de necesitar huir.
El estudio que certifica que los bebés se calma al ponernos de pie
En el año 2013 la revista Current Biology, un medio especializado en investigaciones y estudios sobre biología, publicó un estudio en el que participaron varios centros de investigación de Japón, (entre ellos el Riken Center for Brain Science). En él se estudió a 12 bebés menores de seis meses a los que grabaron y midieron mediante electrocardiograma para ver cómo reaccionaban al interaccionar con sus madres. A estas se les pidió que les dejaran en una cuna, que los cogieran sentadas e hicieran lo mismo pero de pie y caminaran durante 30 segundos.
Los resultados confirmaron que la frecuencia cardíaca de los bebés se ralentiza de manera inmediata en cuanto a su madre lo coge en brazos de pie. Los investigadores del estudio Kumi Kuroda y sus colegas Gianluca Esposito y Sachine Yoshida creen que puede ser un aspecto esencial y que se conserva evolutivamente en la interacción madre-hijo.
Lo curioso es que este mismo experimento se realizó con crías de ratón y estas reaccionaban igual cuando los coge su madre y quedan colgados por el cuello. Igual que los bebés se calman de inmediato y dejan de llorar al ponernos de pie, las crías de ratón dejaban de emitir sonidos de queja. Adoptan, además, la misma postura compacta que se observan en otros mamíferos como gatos o leones.
El estudio se hizo con madres pero, los investigadores, creen que la reacción no es específica de ellas, sino que el bebé reaccionará igual cuando quien lo coge es un cuidador principal (ojo, que hay brazos que calman y otros que que estresan).
¿Por qué los bebés en brazos se calman cuando nos ponemos de pie?
Los bebés nos necesitan. 24 horas al día, 365 días al año. Nosotras (o su cuidador principal) lo somos todo para ellos; de hecho, hasta cierta edad ni si quiera saben que son otra persona ajena a nosotras. Así que, sí, si los cogemos de pie, los mecemos, les cantamos, se sienten protegidos y seguros y dejan de llorar. La propia postura, completamente pegaditos a nuestro cuerpo, les proporciona lo que necesitan y su biología lo sabe, por eso su corazón se calma de inmediato.
Para los autores del estudio, estos resultados no son más que una confirmación de que esa conexión, de ese vínculo sirve para salvarlos, para que estén bien. Siempre hay que atender el llanto de un bebé. ¿Tenemos que levantarnos? Pues sí. Si así se sienten mejor, hay que hacerlo. Y, según este estudio, no tenemos más remedio que hacerlo si queremos que se calme ya que se calla si te levantas, llora si te sientas.
Está demostrado que el tacto y el contacto favorecen el bienestar del bebé. El cerebro del bebé envía órdenes a la hipofisis, activando un crecimiento adecuado si este recibe caricias, contacto amoroso, es cogido en brazos, etc. Si no recibe esa atención, su crecimiento se altera y puede llegar a detenerse porque su cerebro recibe señales de tensión y segrega cortisona, que inhibe el crecimiento óseo. Además, cogerlo en brazos y ponernos de pie le permite explorar el mundo. El cerebro de un bebé necesita muchos estímulos para su desarrollo.
También existen otros beneficios fisiológicos, por ejemplo, ante los temidos cólicos del lactante. Al ponernos de pie, el bebé se siente más cerca de nosotras. Recibe nuestro calor y eso le ayuda a regular su temperatura y su respiración. La posición vertical y nuestros pasos al caminar facilitan la expulsión de gases y facilita su digestión. ¡Y encima le masajeamos el abdomen con el nuestro! Y quien dice en brazos, dice practicando el porteo (si formas parte de la Tribu CSC tienes acceso a cursos específicos sobre este asunto, además de otros 120 cursos online relacionados con la crianza respetuosa).
De hecho, el porteo se puede considerar una «continuación lógica» de cargar en brazos el bebé. Nuestra experta en porteo María Arenzana recuerda que se trata de una técnica ancestral que se practica en puntos tan distantes como África o América del Sur. El reflejo de prensión de los bebés está relacionado con la necesidad de agarrarse al vello corporal de sus madres en la Prehistoria cuando éstas los llevaban encima en todo momento. «Con un bebé en brazos nos vemos limitados y no podemos hacer otras cosas; porteándolos cumplimos con esa necesidad de cercanía de los bebés y con nuestras obligaciones diarias al tener los brazos libres», aclara María Arenzana.
No hay que agobiarse: nosotras también nos beneficiamos
Que un bebé llore desconsoladamente tiene una reacción inmediata en nosotras. Levantarnos continuamente puede ser algo incómodo a veces, sobre todo cuando no hay nada que calme al peque excepto pasearlo en brazos por la sala. Pero en cuanto se calma, nosotras también lo hacemos porque la alarma cerebral que se enciende de la que hablaba al principio también se apaga.
También es cierto que hay peques que no se tranquilizan ni al ponernos de pie (o no inmediatamente) pero no debemos perder los nervios. Es su manera de expresar sus sensaciones. Al principio, el llanto es su principal vía de comunicación.
Tenerlos en brazos también nos ayuda mejorar nuestra conexión con ellos y a comunicarnos a través de nuestro cariño y nuestros susurros. La conexión no es unidireccional sino bidireccional. Ellos aprenden, y nosotras también de ellos.
Además, el vínculo favorece la lactancia materna y esta tiene beneficios para la mujer. De hecho, segregamos oxitocina durante este proceso lo que nos beneficia física y psicológicamente. ¡Dar el pecho al bebé es prácticamente un antidepresivo natural para nosotras!
Se calma, nos calmamos. Aprenden, aprendemos. Los amamos, nos aman. Así de sencillo. Existen distintas formas de calmar el llanto de un bebé y ponernos de pie y sostenerlos en brazos es una de ella. Tras leer este post, ¿a qué no te parece ahora tan duro levantarte las veces que sea para promover el bienestar de tu peque?
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