Beneficios de signar con nuestros peques (I)

Habla antes con tu bebé y disminuye rabietas y frustraciones

En Criar con Sentido Común hemos hablado otras veces de la baby signs language y de la cantidad de momentos maravillosos que nos puede traer esta hermosa herramienta de comunicación temprana con nuestros bebés y niños pequeños, pero hoy queremos ir un paso más allá y reflexionar un poquito más sobre los beneficios.

Beneficios a corto plazo

 1. Menos llantos y frustraciones

En primer lugar, los signos para bebés reducen muchos llantos y frustraciones, ya que muchas veces estos se originan porque el bebé no es capaz aún de comunicarnos lo que le sucede, y aunque los padres aprendemos a interpretar sus señales, hay ocasiones en que no logramos adivinar lo que les pasa para poder calmarles, nos ponemos nerviosos y transmitimos todas estas emociones a través de las neuronas espejo, por lo que la tensión aumenta.

Seguro que has vivido un montón de situaciones como esta, y por eso queremos contarte que todo puede ser mucho más fácil.

En este sentido, recientemente he tenido la oportunidad de leer un estudio que ha realizado Sonia López Teijido, alumna que se ha formado como instructora para poder impartir sus propios cursos, y precisamente versaba sobre este tema.

 

Signos para bebés

 

En su proyecto, ella analiza la eficacia del babysigning en las escuelas infantiles para disminuir la frustración de los niños en sus demandas a las educadoras. Se trata de un estudio longitudinal de tipo exploratorio, en el que la variable fue precisamente el entrenamiento de algunas educadoras de la escuela en la técnica.

Sonia llevó a cabo un trabajo de observación en bebés con edades de entre 9 y 24 meses a los que se le enseñó a signar, y sus resultados pusieron en evidencia la relación directa entre su uso y la autogestión de esta emoción.

¿Qué nos gustaría más a madres y padres que pensar que nuestros peques lloran mucho menos mientras están en su escuela?

He de decir que me emocioné cuando leí su proyecto, e incluso descolgué el teléfono para llamar y felicitarla, ya que creo que es la primera vez que alguien invierte tantas horas en realizar una investigación como esta, y todo en beneficio de nuestros niños. Espero de corazón que pronto pueda verlo publicado, pero me hacía muchísima ilusión poder dar este avance, ya que estoy infinitamente agradecida.

 

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2. Refuerzo del vínculo afectivo

Por otro lado, el hecho de tener una herramienta para poder entender a nuestros bebés, saber lo que les pasa, qué pasa por su cabecita y cómo ven el mundo es algo maravilloso, que repercute directamente en el vínculo afectivo, los lazos de unión y la complicidad en la familia.

Esto es especialmente bonito en el caso de los papis, ya que las madres empezamos a desarrollar este vínculo desde el embarazo, somos mucho más receptivas a las necesidades de nuestros bebés, ya que la naturaleza construye lo que Nils Bergman llama bonding o diada madre-bebé, y así por ejemplo sentimos el reflejo de eyección de la leche materna en nuestros pechos con solo escuchar el llanto de nuestros pequeños.

Recuerdo muy bien los primeros meses de vida de mi hija mayor, ella había nacido algo prematura y el tema del peso y las enfermedades siempre nos preocupó mucho, ganaba unos cuantos gramos, pero en seguida los perdía cuando caía enferma, ya que su sistema inmunológico no era muy fuerte.

Cuando comenzamos con la alimentación complementaria ella sola se inventó un signo para expresar que tenía hambre, y esto era una señal maravillosa para nosotros, pues nos convertimos en unos padres mucho más responsivos a sus necesidades. Cuando más tarde descubrí el babysigning y me formé en esta preciosa técnica empecé a entender que en realidad los signos y gestos son innatos en nuestra comunicación.

3. La importancia de la comunicación no verbal

En 1967, el Doctor Albert Mehrabian realizó dos importantes experimentos en los que demostró que las palabras apenas representan un 7% de la comunicación, correspondiendo el 38% a la voz (el tono y el ritmo que usamos al hablar), y el 55% a la comunicación no verbal.

 

 

Esto lo saben bien los políticos, que precisamente contratan asesores para trabajar en su comunicación no verbal a la hora de dar sus mítines, y también lo sabemos todos: ¿cuántas veces nos ha pasado que preguntamos a alguien si está enfadado/a y nos contesta que no, pero su cara lo dice todo?

4. El desarrollo del lenguaje oral

Esta es una duda muy común que solemos tener antes de comenzar a aprender a signar. Es completamente legítima, ya que como padres nunca haríamos nada que pensáramos que pudiese perjudicar a nuestros hijos. Yo misma la tuve antes de empezar a probar con mi hija.

Afortunadamente, hay muchos estudios sobre esto, los más conocidos son los del Dr. Joseph García y las profesoras Linda Acredolo y Susan Goodwyn, que realizaron en EEUU durante la década de los ochenta (hace ya casi cuarenta años y de los que hablamos aquí), pero también hay algunos que datan de los años sesenta.

Lo que suele pasar es precisamente lo contrario, los niños que signan suelen desarrollar antes el lenguaje oral, ya que para enseñar a signar estamos continuamente repitiendo las palabras (mucho más que si no signáramos, sintiéndonos en algunas ocasiones un tanto raros), y por tanto estamos exponiendo mucho más al lenguaje a nuestros peques, y es algo que ellos aprenden por imitación (puedes leer más sobre este tema aquí).

5. El babysigning y los niños con necesidades especiales

Este es un tema apasionante, y una herramienta que puede llegar a hacer la diferencia en el día a día de muchas familias.

En mis cursos he tenido a veces a familias con niños que padecían algún síndrome que ocasionaba un trastorno en el desarrollo del lenguaje, y los signos pueden ser una herramienta más de comunicación. Hay ocasiones en que se utilizan los pictogramas u otros sistemas aumentativos de la comunicación, pero lo bueno de los signos es que siempre llevamos las manos encima, así que hay muchas ocasiones en las que nos pueden ayudar.

En este sentido, me encanta la historia de Rachel Coleman, una mamá coraje a la que admiro. Cuando su primera hija Leah tenía catorce meses descubrió que era sorda. A partir de ese momento decidió crear material atractivo para que el aprendizaje de la lengua de signos con su hija fuera divertido. Fundó la productora Two little hands y desde entonces ha desarrollado muchísimo material sobre babysigning.

¿Cómo empezar a signar?

La mejor manera de empezar es introducir los signos de forma natural en nuestro día a día. Obviamente, al principio, no tiene sentido empezar con muchos signos porque no solo nos costará a nosotros, sino también a nuestros peques.

Es mejor comenzar eligiendo pocos signos, unos cinco por ejemplo, y mejor si son palabras que podamos utilizar de manera frecuente, como leche, dormir, bañarse, comer o pañal. Una vez escogidas las palabras y aprendidos los signos, los repetimos junto a la palabra cada vez que vayamos a realizar la acción. ¿Te quieres bañar bebé? ¿Vamos a la cama?

También se puede hacer con canciones y similares. De todo ello os hablo en el curso «Signos para bebés: comunícate antes»:

 

 

 

Podéis apuntaros aquí para verlo, o acceder gratis si formáis parte de nuestra Tribu CSC, donde además de ver todos los cursos y seminarios, entraréis en el grupo de apoyo con todos los profesionales de Criar con Sentido Común.

 

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