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El bilingüismo en colegios e institutos comenzó a implantarse en España en la década de los 2000. Más de 20 años después, muchos de los centros adheridos han optado por abandonar este plan por las dificultades que representa.
Muchos docentes y familias aseguran que el método es completamente ineficaz, mientras otros lo defienden. Con todos sus pros y sus contras, ¿compensa llevar a los niños y niñas a un colegio bilingüe?
El bilingüismo en España
Según los datos de la Asociación Enseñanza Bilingüe, actualmente en España hay alrededor de 4.000 centros bilingües. Durante el curso 2020-2021 un total de 1.758.010 alumnos y alumnas tuvieron parte de la enseñanza impartida en un idioma extranjero, según datos estatales.
El 45,4% de ellos pertenecía a Primaria, el 34,7% fue en la ESO y el 12,7% en Bachillerato. Murcia y Castilla y León son las comunidades autónomas donde más matrículas en este tipo de programas hubo en el caso de Primaria. Andalucía, Murcia y Madrid destacan en la ESO.
Lo habitual es que el bilingüismo comience a impartirse a partir de Primaria. Sin embargo, cada vez más centros incorporan otros idiomas en la etapa de Infantil. De hecho, según las cifras oficiales, en el curso 2020-2021 el 83,5% de alumnos de segundo de Infantil participaron en alguna actividad en otro idioma.
«La chapuza del bilingüismo»: Una «barbaridad educativa»
En el año 2020 el profesor de Primaria Francisco Serrano estrenó un documental llamado «La chapuza del bilingüismo». En él denunciaba que, tras un primer ‘boom’, el sistema bilingüe en España estaba generando ciertos problemas. El principal es un mayor desconocimiento en las materias impartidas en el idioma extranjero y la imposibilidad de profundizar en los contenidos.
Hay que tener en cuenta que en los colegios bilingües se imparten asignaturas como Conocimiento del Medio, Música o Ética en otro idioma. Según explica Serrano en rtve.es.
«Este ha sido el mayor cambio educativo desde la democracia; ha supuesto mucho más que cualquier cambio de ley, pero estamos lastrando el aprendizaje de las materias a costa de que sepan un poquito más de inglés (…)
Es ahora cuando nos estamos empezando a dar cuenta de la barbaridad educativa que supone el bilingüismo, sobre todo cuando es impuesto y no incluye un análisis y una evaluación», explica el profesor.
Para Lourdes Ramón, maestra en un colegio bilingüe en la provincia de Sevilla, «falla el planteamiento»:
«El bilingüismo debería ser a nivel lingüístico. Es decir, ampliar las horas del área de inglés a al menos 5 horas semanales. Y no hacerlo en otras áreas como Conocimiento del Medio, ya que además de que tienen pocas horas a la semana (2,5 horas a la semana), se pierde mucho contenido.
Para mí no es tan importante que un niño sepa decir en inglés las partes del cuerpo; sino que sea capaz de pedir algo en otro idioma en una tienda o preguntar una indicación para saber llegar a un lugar».
Y es que, paradójicamente, se imparten muy pocas horas de clases de idiomas extranjeros en nuestro país. Por ejemplo, en Andalucía, las clases de inglés suponen solo 2,5 horas a la semana.
¿Qué problema se da con la educación bilingüe?
Entre los argumentos en contra del bilingüismo está precisamente que las asignaturas que no son específicamente de inglés suelen tener un léxico y una gramática en los textos más avanzado que el nivel de inglés del alumnado.
Eso puede llevar a otro problema, el de la segregación. Algunos colegios no públicos pueden optar por descartar a alumnos con poco nivel de idiomas. La división es más evidente en Secundaria, con distintos itinerarios bilingües o no bilingües.
Como indicaba Lourdes Ramón, hay pocas horas de inglés y en algunos centros el nivel puede no ser suficiente para que los alumnos aprendan bien el idioma o lo sepan usar en otros contextos o asignaturas, mucho menos aprender en él otras materias.
A todo ello se añade una consecuencia negativa: la falta de participación en las clases. Según la profesora de inglés en un instituto de Huelva, Angélica García:
«Por norma general, los chavales son reticentes a la hora de lanzarse a la piscina y hablar. En la adolescencia todo es un mundo. Se plantean qué dirán los compañeros y si van a hacer el ridículo. La presión de grupo. Y, encima, a muchos y muchas nos les gusta nada el inglés y esa imposición en los adolescentes es una caja de bomba».
Esta docente subraya que para hablar en inglés (o en otro idioma) hay que aprender hablando. Porque si bien «es cierto que hay que aplicar reglas de gramática, vocabulario adecuado, buena pronunciación», etc., «si no empiezas a hablar, vas a saber mucha teoría, pero cada vez te va a dar más vergüenza».
Para Angélica García además hay otro obstáculo: las elevadas ratios en la ESO. Es necesario bajar las ratios para que se pueda pedir a los chavales «más intervención oral en las aulas». Ya es difícil, explica, que lo hagan en una clase de inglés. En clases de otras asignaturas en un idioma que no manejan se multiplican las dificultades. Y el alumnado se desmotiva.
¿Compensa el bilingüismo?
En 2021, un artículo de El País manifestaba que el bilingüismo » es un engaño» y que los colegios públicos lo estaban abandonando porque «los niños ni aprenden inglés ni las materias». En el artículo se recogía que alrededor de 90 centros de Primaria y Secundaria habían decidido salirse del programa del bilingüismo en Navarra, Castilla-La Mancha y Castilla y León.
Entre los argumentos estaba que el rendimiento académico había bajado. En 2016 un estudio de la Universidad Carlos III de Madrid y de la Universidad College de Londres analizaba el impacto del bilingüismo en Primaria en España.
Esta investigación constataba un «efecto negativo» sobre el nivel de competencias y conocimientos del alumnado. Para los autores, tanto alumnos como profesores estaban haciendo «un esfuerzo adicional» que perjudicaba el estudio del contenido específico de materias como Ciencia, Historia o Geografía.
La misma investigación incidía en que los malos resultados eran más acusados en el alumnado cuyas familias tenía bajo nivel económico, por lo que el método genera desigualdades. Expertos como el profesor de Lingüística Aplicada de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, Adrián Granados, sostienen que las críticas al bilingüismo se centran en «cuestiones políticas», pero no se discute «sobre las consecuencias psicolingüísticas y cognitivas del bilingüismo en el individuo».
Defensa del bilingüismo
Granados participó en un estudio de la UPO y la Universidad de Granada según el cual «se juzga a la educación bilingüe por problemas que son crónicos del sistema educativo español en su conjunto». La investigación contó con una muestra de 3.800 estudiantes de 184 institutos andaluces a través de muestreo aleatorio estratificado en función de su distribución geográfica, su modelo lingüístico (bilingüe en inglés o no bilingüe) y su nivel socioeconómico (del nivel 1 al nivel 4).
Los estudiantes realizaron pruebas de competencia (de nivel) en español, inglés e historia, y los resultados fueron analizados estadísticamente. El estudio reveló que
«la segregación tan denunciada del bilingüismo es una constante en los centros ordinarios: en la educación no bilingüe, los estudiantes también obtuvieron mejores resultados mientras mayor era su nivel socioeconómico, y viceversa«.
En la educación bilingüe, todos los niveles socioeconómicos alcanzaron unos resultados igualmente buenos (superiores, en la mayoría de los casos, a los del sistema no bilingüe). «Además, el nivel de español no se vio empobrecido por el uso del inglés en el aula, como se teme a veces, sino que mejoró», manifiestan los autores del estudio.
Desde la Asociación de Enseñanzas Bilingüe también defienden el bilingüismo cuando se imparte «bien». Xabier Gisbert es el presidente y lo explica así en este artículo de Radiotelevisión Española:
«Es algo muy sencillo. Funciona bien, cuando se hace bien; regular, cuando se hace regular; y mal, cuando se hace mal. Esto último se da si no se ponen los recursos, no se forma a los profesores o se obliga a los centros a ser bilingües (…)
Si se hace bien, es un valor añadido para cualquier centro porque ofrece a sus alumnos más de lo que ofrece la enseñanza ordinaria, es un plus« .
Hay que tener en cuenta que las competencias sobre educación están transferidas a las comunidades autónomas, así que cada una tiene sus criterios a la hora de abordar el bilingüismo.
¿Qué beneficios tiene el bilingüismo?
El bilingüismo se asocia con ciertos beneficios como mayores habilidades cerebrales, ya que las personas bilingües o multilingües evalúan constantemente la lengua que usan y por tanto «entrenan» al cerebro, aunque sea de forma inconsciente.
Por otro lado, también mejora la capacidad de resolver problemas, puesto que una conciencia metalingüística permite clasificar mejor la información relevante. El bilingüismo es positivo para la memoria y el pensamiento. Asimismo, facilita las relaciones sociales.
Y, sin embargo, es una cuestión que, al menos en la enseñanza, genera controversia. ¿Cómo sería la enseñanza de idiomas ideal? La docente, psicóloga infantil y logopeda de Criar Con Sentido Común, Elena Mesonero, a la que podéis consultar online en la Tribu CSC, subraya que el aprendizaje de idiomas es positivo si se hace de «una forma más natural, tal y como se aprende la lengua materna».
Según nuestra especialista, para tener éxito, el bilingüismo debe tener «mucho más peso del lenguaje oral» enfocado al juego y emplear un «vocabulario de la vida diaria».
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