En estas fechas estamos recibiendo en nuestra Tribu CSC bastantes consultas acerca de la tradición de la Navidad, en referencia sobre todo al tema de los regalos, a los sentimientos de cada madre y cada padre…
Este post se publicó originalmente el 13/12/2020 y ha sido actualizado en fecha 03/12/2024
Aunque la recomendación de los expertos es que es mejor que no salgamos de casa estas navidades, es posible que de llevarse a cabo las medidas de apertura limitada del Gobierno, muchas familias se reúnan en casas de familiares y allegados para celebrar la Navidad con los niños. ¡Y ya sabemos lo que pasa a veces cuando viajamos con niños! Te damos consejos para que esta situación no sea estresante para todos.
Navidad con niños: en casa ajena con un bebé
Salir de casa con un bebé requiere una buena organización de la logística familiar. Por eso, sobre todo cuando la familia es primeriza, puede resultar estresante. ¡Más aún si planeamos pasar la noche fuera! Lo primero que debemos tener en cuenta a la hora de desplazar al bebé a otro domicilio; es que debemos ser muy previsores y llevar todo lo que creamos que puede necesitar, desde una cuna portátil (si no practicáis colecho), hasta mudas o biberones, si el bebé no toma pecho.
Lo mejor es hacer una lista para no olvidarnos de nada y, si el peque o la peque tiene edad suficiente, en esa lista no debería faltar algún elemento que pueda reconocer, como su peluche favorito. Las brazadas les proporcionan confianza y seguridad, y le harán sentir casi como en su propia casa.
También conviene organizarse con tiempo para no llevar al bebé con prisas de última hora. Es preferible avisar a nuestros anfitriones de que llegaremos un buen rato antes y dejar que el niño o la niña explore la casa en un entorno tranquilo, antes de que lleguen el resto de invitados. Así observaremos que está a gusto y tranquilo.
Si ya es lo suficientemente mayorcito como para entenderlo, es mejor explicarle antes lo que va a ocurrir: que toda la familia va a pasar el día o la noche en casa de los abuelitos (o de los tíos, o de quién sea) y que allí nos lo vamos a pasar muy bien. Y si, a pesar de todo, nuestro peque tiene una rabieta en el peor de los momentos, no os agobiéis. Vuestra actitud será en todo momento su guía.
Procurad cogerle en brazos y calmarle con suaves palabras y caricias. ¡Como soléis hacer habitualmente! Pero ojo con dejar que en la reunión familiar el bebé pase de brazo en brazo… Los y las peques no reaccionan igual en los brazos de sus progenitores que en los de personas desconocidas. ¡Y es que hay brazos que les calman y brazos que les estresan!
Procurad ser siempre pacientes y empáticos con vuestro bebé. La Navidad es una época llena de celebraciones con luces, villancicos, petardos, fuegos artificiales, risas, gritos, música, canciones… ¡Puede que sean demasiados estímulos para él o para ella!
En la medida de lo posible, respeta sus rutinas
Tanto si vuestros hijos e hijas son bebés, como si ya son más mayorcitos, intentad respetar sus ritmos y sus costumbres. Las rutinas son básicas para las niñas y los niños, les aportan confianza y seguridad ya que gracias a ellas sus vidas tienen un orden y pueden anticipar lo que viene a continuación. Gracias a ellas todos y todas encontramos equilibrio y armonía familiar.
Las rutinas se crean con la finalidad de propiciar un beneficio personal y se cumplen de manera rigurosa por lo que, aunque a veces cuesta un poquito inculcarlas, es difícil modificarlas una vez establecidas. De esta forma, una niña ha aprendido a peinarse antes de salir de casa o a cepillarse los dientes después de cada comida, puede sentirse incómoda si se le obliga a romper el hábito.
Las actividades rutinarias crean importantes hábitos en los niños y las niñas. Si se rompen, hay peques que se sienten desorientados, confusos o que se estresan. Así que si por ejemplo, crees que vais a comer o a cenar muy tarde; puedes llevar la comida de tu hijo o hija preparada de antemano y servírsela cuando lo necesite. Si tiene por costumbre leer un cuento antes de acostarse, llevarlo con vosotros, etc.
Sus cosas y objetos de apego, siempre cerca
Siempre es buena idea llevar juegos, juguetes o actividades cuando viajamos o nos trasladamos con las niñas y los niños. Llevar sus favoritos allá donde vayamos es garantía de éxito ya que les mantendrán entretenidos durante un rato. Por otro lado, si reservamos juegos de viaje o juguetes y cuentos especiales para los viajes, nos aseguraremos su interés ante el asombro y la curiosidad por la novedad.
Asimismo, muchos bebés y niños pequeños tienen un objeto de apego del que no les gusta separarse o al que recurren cuando necesitan seguridad o consuelo. Puede ser un osito, un muñeco, una mantita, una almohada, un cojín, un juguete que para ellos es especial…
Los objetos de apego o transicionales de los bebés son objetos de consuelo que necesitan para sentirse tranquilos, seguros y acompañados durante su infancia. Antes o después terminan por olvidarse de ellos, pero no debemos cometer el error de quitárselos o separarles de ellos la fuerza.
Anticípate al menú para saber qué comerá tu peque
La Navidad es una época de excesos para todos y todas. Los adultos solemos consumir durante estas fiestas una gran cantidad de productos que no comemos habitualmente y que contienen muchas grasas, azúcares o calorías vacías. Sabemos que la Navidad es una ocasión especial y no pasa nada, pero aún así presta atención a cuántos dulces, zumos o refrescos azucarados se ofrece a tus hijos.
Tampoco es buena idea que los y las peques que hayan comenzado la alimentación complementaria prueben justo en estas fechas complicadas recetas cuyos ingredientes desconocemos si no hemos descartado ya cualquier tipo de reacción alérgica o intolerancia.
Las salsas, por ejemplo, suelen contener muchos ingredientes diferentes (frutos secos, entre ellos), y después resulta difícil determinar cuál de ellos les ha podido sentar mal. Y si ya sabéis que vuestro peque es celíaco no tolera determinados alimentos, lo mejor es llevar su comida preparada y servírsela a parte.
Para aquellos y aquellas peques que practican BLW, debemos cuidar la forma en la que se cocinan y presentan sus alimentos, sobre todo cómo son cortados y cuál es su tamaño (como norma general, el alimento ha de ser más grande que su puño para que pueda roerlo sin atragantarse y las uvas y otros alimentos de pequeño tamaño, como los tomates cherry, deben cortarse longitudinalmente en cuatro o más trozos).
En general es muy probable que las niñas y los niños prefieran una comida o cena más sencilla y sin tantos excesos. Y aunque en una celebración navideña no pueden faltar los protagonistas indiscutibles de estas fiestas: turrones, polvorones y mazapanes, debemos controlar su consumo porque aunque suelen encantar a los más pequeños, no son nada saludables ni nutritivos.
¿Hay hay niños en la casa? ¡Preparad juegos y actividades navideñas!
Si en la celebración va a haber más niños, una opción muy divertida es organizar un amigo invisible. Unas semanas antes las niñas y los niños pueden organizar entre ellos el juego, distribuyendo un papel con un nombre secreto a cada uno y comprando algún pequeño detalle que se entregue en la fiesta. O aún mejor: ¡pueden hacer ellos y ellas mismas los regalos!
Otra variante es que cada niña y cada niño lleve un regalo secreto a la fiesta. A cada regalo se le asigna un número, y se escribe cada número en un papel. Cada peque recoge un papel, lee el número y se queda con el regalo correspondiente. Puede ser una manualidad o un regalo económico y práctico para mantenerles entretenidos durante la velada, ¡como lápices de colores o plastilina!
Otras actividades que podemos organizar son, por ejemplo, manualidades con papel, cartón, purpurina, plastilina… en las que los niños podrán desarrollar su imaginación y llevarse su creación a casa. También podemos pintarles la cara u organizar una divertida búsqueda del tesoro por la casa, en la que tengan que buscar distintos regalos o premios siguiendo unas pistas.
También podemos realizar una fiesta de disfraces, dándole a los niños gorros de Navidad u otros detalles navideños como cuernos de reno, trajes de pastorcillo o barbas y pelucas de Reyes Magos. Pero ojo, porque aunque por lo general se lo pasan pipa disfrazándose, no a todos los peques les gusta disfrazarse (por más que la época del año sea propicia para ello). Hay niños y niñas a quienes les pone muy nerviosos perder su identidad y no entienden que es parte de un juego. Ante todo, respeto.
Si son bebés, puede que les molesten las prendas del disfraz o su textura, que no puedan moverse con ellas libremente o no les agrade alguno de sus complementos (como los gorros o los cinturones). Por más que estén muy monos para la foto, piensa si te merece la pena hacerle pasar un mal rato y que el peque acabe en llanto desconsolado…
Además de los juegos anteriormente citados, una buena opción para divertirse con los niños es preparar un recital de villancicos. A estos les encantará cantar canciones que han aprendido en el colegio o aprender nuevas. ¡Podéis incluso organizar un karaoke con sus villancicos favoritos! Y no os olvidéis las panderetas u otros instrumentos de percusión.
Existen también una gran cantidad de cuentos navideños que podemos contarles a los niños y las niñas una vez la fiesta esté llegando a su final, a modo de relajación. O incluso podéis ponerles una película de temática navideña, habiendo un amplio abanico para elegir. ¡Hasta pueden realizar una representación teatral de los cuentos o películas!
Celebrar la Navidad con niños: ante todo, respeto
Es importante no forzar y respetar los ritmos y el mundo interior de los y las niñas. En esta época del año las personas adultas solemos chantajearles para que se porten bien a cambio de recibir regalos, amenazarles con que se quedarán sin ellos si no son «buenos», forzarles a dar besos a cambio de aguinaldos (¿hay algo más feo que comprar un beso?) o insistir en asistir a cabalgatas y vivir la «magia» de la Navidad (Papá Noel y Reyes Magos incluidos).
Muchos niños y niñas disfrutan de forma espontánea y natural de la Navidad, sus luces, eventos y personajes típicos; pero a otros y otras les estresa e incluso les da mucho miedo que haya «entes invisibles» y desconocidos que les espían en secreto y lo saben todo sobre ellos. Haz preguntas de curiosidad a tus hijos para saber por dónde van los tiros en su caso y respeta su personalidad para saber cuál es la mejor manera de acompañarles en su desarrollo de forma respetuosa.
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