Hola papá. ¿Cómo estás? ¿Qué tal te encuentras? Tienes cara de cansado. ¿Has visto esa cosa tan bonita? Es tuya. Con sus bracitos, sus ojitos…. todo tuyo. Lo has hecho tú junto a esa mujer…
Disneyland Paris, la cuna de los sueños de niños y niñas de todo el mundo, se ha visto obligado a disculparse públicamente por prohibir a una mujer dar el pecho en el parque a su bebé de dos meses.
La noticia se publicó hace varios días en Le Parisien. Otra madre, que fue testigo de todo, decidió sentarse a su lado y darle el pecho también a su hijo, al tiempo que grababa la escena. Luego lo denunció en redes sociales, donde se hizo viral.
No es la primera vez que ocurre y mucho me temo que no será la última. De hecho, en mayo ya recogimos en nuestro blog una agresión a una mujer por dar el pecho en la calle, que casualmente también ocurrió en Francia. Lo llamativo es que el parque solo se ha disculpado tras las reacción en Twitter de Marlène Schiappa, ministra delegada del Ministro del Interior de Francia, que manifestó públicamente su desagrado:
«Amamantar a un bebé no es un delito. Que tengáis salas dedicadas (para dar el pecho) está bien, pero no se decide dónde o cuándo un bebé va a tener hambre. No os pongáis vosotros también a estigmatizar a las madres. Ya es bastante duro en todas partes. Gracias de antemano».
Dar el pecho al bebé «no está permitido por el reglamento»
Los hechos se produjeron el sábado 3 de julio, aunque no fue hasta el martes cuando se hizo viral en redes sociales. Laura, australiana de 33 años pero residente en París, acudió a Disneyland con su marido, su hija de 5 años y su bebé de dos meses. Mientras su pareja y la niña se subían a una atracción, el bebé comenzó a llorar, según explica en el periódico francés. Como la sala habilitada para amamantar tenía cola y el aforo está restringido por la pandemia, Laura se sentó en un banco y le dio de comer a su bebé, que se calmó enseguida.
Dos agentes del parque, sin embargo, le recriminaron que lo hicieran público y le dijeron que o se cubría o se marchaba. ¿La razón? Que podía molestar a visitantes de otras culturas o religión. Otra madre, Marie, testigo de lo que estaba pasando, decidió grabarlo todo, al tiempo que le dio de mamar a su propio hijo. En el vídeo se la ve recriminando a los agentes de seguridad su actitud, alegando que tenía derecho a alimentar a su hijo.
Días después Marie escribió un tweet reprochando a Disneyland Paris el trato a la otra madre. La propia ministra delegada del Ministerio del Interior, responsable de Ciudadanía, se hizo eco de la noticia. Eso provocó que Disneyland Paris se disculpara, alegando que existen espacios para que las madres atiendan a sus bebés; y añadiendo luego que no existe ninguna restricción sobre dar el pecho en cualquier punto del parque.
¿Por qué molesta que una madre dé el pecho a su bebé?
Para mí esa es la gran cuestión. ¿Registró Disneyland Paris aquel día o anteriormente reclamaciones de personas escandalizadas por ver a madres alimentados a sus hijos? Y, aún así, ¿se puede restringir algo tan natural como amamantar a un hijo? Organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) o la ONU defienden la importancia de alimentar al bebé con leche materna. Incluso la Academia Americana de Pediatría considera que amamantar es una cuestión de salud pública y que toda la sociedad debería protegerla.
Entonces, ¿por qué siguen pasando estas cosas? ¿A quién le molesta que una mujer alimente a su bebé? Desde mi punto de vista, solo a aquellos que no ven algo natural en este gesto, sino a quien solo ve a la mujer como un ser sexual, como un objeto de deseo. Las feministas de Femen utilizan sus pechos como armas porque escandalizan, porque para gran parte de la sociedad no está bien que una mujer se muestre tal y como es. Porque el cuerpo femenino no se debe enseñar a no ser que sea para provocar deseo en los demás. Si no es para eso, hay que esconderlo. Y sacar un pecho para dar de mamar es mostrar parte de nuestros atributos sin un objetivo sexual. Y eso choca, molesta.
Afortunadamente, en mis siete años de lactancia materna nunca me han llamado la atención (la propia frase ya me resulta chocante). Solo una vez me invitaron a utilizar una sala de lactancia en un gran centro comercial, algo que rechacé amablemente. Gracias, dije, pero estoy bien y solo es un momentito. No me dijeron más y no me quiero plantear si la persona me lo dijo por mi comodidad o por no formar el espectáculo. ¡Oh, Dios! Una mujer dando el pecho al lado de los champús y de la zona de bebés. ¡Sacrilegio!
Porque esa es otra. Con esa actitud se señala a la mujer que está dando el pecho. No se aprecia en el vídeo pero seguro que el hecho de que en Disneyland Paris, ver a dos guardias de seguridad llamando la atención a una mujer provoca miradas y murmullos. «¿Qué habrá hecho?», es lo primero que uno se plantea en una situación así. «Que la detengan, es una delincuente. Una teta es un arma de destrucción masiva». Todo el mundo lo sabe.
Lo positivo: La sororidad
A mí me parece emocionante el gesto de Marie. De hecho, cuando acabó la escena, la chica amonestada se puso a llorar, porque se sintió desbordada por la presión de los dos agentes, pero también por el respaldo y el apoyo de la otra mujer. Y la reacción de Disneyland Paris se ha producido porque otra mujer, una política, también ha decidido tomar partido.
Si una mujer quiere dar el pecho en la vía pública o en una zona restringida es su decisión. Y hay que respetarla. Hay mujeres que prefieren buscar sitios tranquilos y utilizan espacios para la maternidad como las salas de lactancia. Y me parece fantástico. Pero las que no lo hacen o creen que lo importante es responder a la demanda de su hijo de inmediato, pues que lo hagan libremente y sin ser juzgadas ni observadas. A mí particularmente me parece que esos esos lugares para amamantar acrecientan el tabú sobre la lactancia materna. Es algo que se hace en privado, que no se tiene que ver… No al niño alimentándose, sino la teta de la madre.
Las madres nos vemos sometidas a juicios y críticas hagamos lo que hagamos. Y podemos y debemos ignorar esos comentarios porque no existe una maternidad perfecta, sino que cada una desarrolla la suya propia. Pero hay límites que tampoco se deben aceptar. Dar el pecho en público no es un delito, ni algo sancionable, ni nada de lo que avergonzarse. Lo que debe dar vergüenza es ver desde una perspectiva sexual o de deseo algo tan hermoso como dar el pecho a un bebé.
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Que “gracia” que lo hagan por si molesta a otras personas o culturas… todos nacemos igual y todos nos podríamos alimentar de una teta.. la persona o cultura que lo sexualice es como quien quiera sexualizar un pepino o una cuchara… está en su mente no en la teta
Qué tremendo… Estoy amantando a mi quinto hijo y siempre lo he hecho donde y cuando me ha parecido y mis hijos lo han necesitado (durante años).
De momento nunca me lo han recriminado. En parques, por la calle, en tiendas, restaurantes, centros comerciales, iglesias, playa, campo… Nunca. Espero que siga siendo así.