Cojín de lactancia, ¿es necesario para dar el pecho?

El cojín de lactancia es un útil instrumento, pero no siempre es necesario

Cuando estamos embarazadas y esperando la llegada de nuestro bebé, surgen muchas dudas a la hora de preparar todas las cosas que necesitaremos para su crianza. Por norma general, sobre todo en el primer embarazo, solemos comprar más cosas de las que realmente vamos a usar (de lo cual nos damos cuenta después, lamentablemente). Respecto a la lactancia, también surgen dudas. Una de las más frecuentes es sobre la almohada o cojín de lactancia, si es útil para dar el pecho o no. O si hay que comprarlo antes del parto.

Muchas veces, este utensilio se recomienda de manera general. Una mujer lo ha usado, le ha ido bien, y se lo recomienda a su amiga para que lo compre. Sin embargo, debemos tener varias cosas en cuenta a la hora de hacernos con un cojín de lactancia. Ante todo, vamos a plantearnos:

¿Para qué sirve un cojín de lactancia? ¿Cuál es su función?

En teoría, el objetivo de la almohada de lactancia es que la madre esté cómoda durante la toma, sobre todo los primeros meses, que las tomas son más caóticas, de duración impredecible, y en las que si la mujer no tiene una buena postura y está confortable con ella, a lo largo de la toma puede que se modifique de forma inconsciente y causar todo tipo de problemas (dolor, bebé que no gana peso, tomas largas, etc.).

 

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¿Qué hace el cojín? El cojín se coloca alrededor del abdomen de la madre y encima de él se coloca al bebé, de manera que estamos elevando al bebé sin hacer ningún esfuerzo y no tenemos que sostenerlo con los brazos. Sin embargo, esta acción de elevar al bebé no siempre es necesaria. Depende del tamaño del bebé y, sobre todo, depende de cómo sean los pechos de la madre. Lo explico:

Una de las cosas que se suele decir para lograr una buena postura al pecho es que el bebé debe estar barriga con barriga. Es decir, la barriga del bebé pegada a barriga de la madre. Sin embargo, esto no es del todo cierto. Lo más importante, en realidad, es que el cuerpo del bebé y su cabeza estén alineados (no la cabeza girada y el cuerpo boca-arriba por ejemplo), que la cabeza del bebé esté en frente del pecho y sobre todo, que el pezón de la madre se dirija al paladar del bebé.

 

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Si trazamos una línea imaginaria desde el pezón al infinito, debe salirle al bebé por la coronilla, no por la nuca. Dicho esto, la orientación del cuerpo del bebé dependerá de a dónde vaya dirigido el pezón, y esto también dependerá del tamaño del pecho.

¿Cómo es tu pecho?

Es decir, si el pecho de la madre es un pecho pequeño o firme y el pezón está orientado al frente, debemos elevar al bebé para que su cabeza está justo en frente del mismo. Si el pecho de la madre es un pecho muy grande o caído, con los pezones orientados hacia abajo o hacia los laterales, el bebé tiene que coger el pezón desde abajo, es decir: no tiene sentido elevar al bebé, ya que el pezón le quedaría bastante por debajo de su cuerpo, y la madre tendría que sujetarse el pecho (elevándolo) para que el bebé lo pueda coger.

 

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No hay que sujetar el pecho para que el bebé lo agarre. Lo ideal es dejar el pecho en su posición original y desde ahí adaptar al bebé a esta posición. Por ello, el cojín de lactancia será útil para pechos no muy grandes o pechos firmes con los pezones orientados al frente, y no tan útil para mujeres con pechos grandes o caídos con pezones orientados hacia abajo.

En los casos en los que no se utilice la almohada de lactancia, puede ser de ayuda colocar otro tipo de cojines o de sostén debajo de los codos de la madre, de forma que no tenga que «soportar» el peso del bebé durante toda la toma, y que no tenga que hacer ninguna fuerza.

 

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Voy a comprarme el cojín de lactancia, ¿cuál compro?

En el mercado hay varios tipos de cojines de lactancia, según la longitud, forma o contenido; pero a grosso modo podemos dividirlos en dos:

Cojín de lactancia en U o en herradura

Para colocarlo simplemente se acerca a la cintura de la madre por la zona abierta. Tienen la ventaja de que ser menos voluminosos y más fáciles de poner. Y una vez colocados son más estables y suelen tener mayor soporte. El inconveniente es que no se pueden utilizar para otras cosas, como por ejemplo durante el embarazo para lograr una postura más cómoda para descansar.

 

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Otro uso que se le suele dar a este tipo de cojín, es para poner al bebé encima de él durante periodos cortos de tiempo. Sin embargo, aunque los fabricantes lo suelen recomendar, este cojín (ni ningún otro) es adecuado para ello, ya que mientras los bebés no tengan estabilidad de cintura para arriba (más o menos a partir de los 4-6 meses), la espalda está inclinada y es una postura forzada.

 

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Su musculatura no está preparada para ello, lo que puede hacer que adopten una posición de la que no pueden salir, pudiendo producirse contracturas musculares. Por eso, hasta que tengan esa estabilidad, los bebés deben estar en horizontal. 

Cojín alargado, en forma de serpiente o churro

Este tiene la ventaja de que se puede utilizar durante el embarazo para dormir o estar tumbada. Es más voluminoso a la hora de guardarlo o transportarlo, y suelen tener menos estabilidad (aunque depende también de la dureza y del material de relleno), también suele ocurrir que el relleno se dispersa a lo largo de todo el cojín y hay que estar pendientes de distribuirlo de forma correcta.

 

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Así que, el hecho de comprar un cojín de lactancia o no, es algo totalmente personal; pero si decides hacerlo espero que en este post tengas toda la información necesaria para usarlo correctamente y sacarle el mejor partido.

 

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