Aunque suele traer de cabeza a las mamás lactantes, la primera crisis de lactancia (crisis de lactancia del segundo día o segunda noche) forma parte del proceso fisiológico natural del bebé y no es necesario…

Seguro que habéis leído por aquí y entendéis que los collares no son nada recomendables para los bebés. Pero, ¿y qué hay con los collares de lactancia?
Estos, aunque son para el bebé, los lleva la mamá. Y los hay de diferentes materiales, formas, colores… Te contamos su utilidad, cómo se usan y si realmente tienen beneficios.
Collares de lactancia: para qué sirven
Los collares de lactancia no son más que unos collares que las madres se cuelgan del cuello mientras dan el pecho o el biberón. Aunque muchas los utilizan también al portear o, simplemente, como complemento a la hora de vestir, ya que son muy bonitos y llamativos.
Hay muchísimos modelos y de diferentes materiales, aunque el más usado es la silicona alimentaria, libre de ftatalos. En el collar se van intercalando piezas con distintas formas geométricas, tamaños y colores. También se pueden utilizar en un mismo collar distintos materiales y texturas: madera, tejido, crochet…
Sirven principalmente para que el bebé centre su atención en el collar cuando está comiendo, y no se disperse. A los tres meses de edad muchos bebés pasan una importante crisis de lactancia en la que, entre otras cosas, les cuesta concentrarse en comer seguido porque todo su entorno les llama muchísimo la atención.
Algunos, durante esta etapa, solamente son capaces de alimentarse en una habitación a solas con mamá, en silencio y semioscuridad. Esto también puede ocurrirle a los bebés que toman biberón, así que el uso de estos collares no es exclusivo de la lactancia materna.
Beneficios de los collares de lactancia
Aunque habrá niños y niñas que directamente pasen del collar la segunda vez que lo vean (porque como ya sabéis no hay dos peques iguales), sí es cierto que muchas familias se han beneficiado de los collares de lactancia. No implican un desembolso excesivo y ocupan poco espacio, así que siempre podéis probar qué tal os va.
Ayuda en la lactancia porque mantiene al bebé entretenido con el collar y así no está tan inquieto durante la toma. Tiende a girarse menos a observar lo que hay a su alrededor, así no modifica tanto la postura ni el agarre, logrando una toma sin dolor y efectiva. Igualmente, dará menos tirones, disminuyendo así la posibilidad de causar una ampolla en el pezón si se retira de golpe…

También así tienen las manitas ocupadas y evitamos que estén intentando tocar el otro pecho, lo que popularmente se conoce como «sintonizar el pezón». Esto es bastante frecuente y responde a una necesidad de los peques, que aprovechan así para estimular la salida de la leche, pero es cierto que puede resultar desagradable para la mamá, creando incluso agitación por el amamantamiento.
Del mismo modo, podemos lograr que no den molestos pellizcos en la mama, o que no nos tiren del pelo, ¡o de las gafas! Y es que hay una etapa en la que les cuesta mucho estarse quietos-as incluso cuando están mamando. Además, muchos necesitan tener algo en las manos mientras maman.
Otro de los beneficios es aquel que implica el desarrollo sensorial: estimula el contacto visual, la coordinación entre la vista y la mano y la mano y la boca, y la presión palmar. También pueden entretenerse con el collar de lactancia mientras están en los brazos o en regazo de mamá y papá.
¡Y durante el porteo! Por eso también podemos conocerlos como collares de porteo, ya que son un buen recurso para que se distraigan esos peques a los que les cuesta más ir quietos en el portabebé (aunque la mayoría acaban durmiéndose). Y como el collar también se puede morder, chupará menos los tirantes del portabebé.
Collares para dentición
Precisamente como los collares de lactancia son aptos y seguros para que el bebé los muerda, podemos usarlos también para aliviar la salida de los dientes. Morder las piezas del collar, con sus diferentes texturas, además de promover la exploración oral, les calmará si tienen alguna molestia. No hay que confundirlos con los collares de ámbar para la dentición, que sí son peligrosos y nada recomendables.
No hay mejores collares de lactancia o peores. Depende simplemente del gusto personal. Hay mamás a quienes les molesta colgar nada del cuello y familias a las que les gusta tanto este tipo de collar que incluso tienen varios modelos. Lo único que hay que tener en cuenta es que cumplan con todas las medidas de seguridad y sean certificados. Y, por supuesto, llevar una correcta higiene: lavarlo con agua y jabón neutro y dejarlo secar al aire.
Es importante recordar que, aunque sirva de entretenimiento para el bebé, no es ningún juguete. Siempre debe llevarlo puesto un adulto y nunca dejar al peque solo con el collar. Si en algún momento vemos que se rompe o se desgasta (si son de calidad no debería ser así), tenemos que descartarlo automáticamente.
Si se te complica la lactancia, no te apañas con el porteo o crees que tu bebé está demasiado molesto por la salida de los dientes (por ejemplo, la dentición no da fiebre alta, por lo que no debemos ignorar la verdadera causa), en la Tribu CSC tienes diferentes profesionales especializados en salud infantil que estarán encantados de ayudarte. También cuentas con más de 120 Cursos Online sobre diferentes temas como lactancia, porteo y salud infantil. ¡Y un mes completo de suscripción para probar gratuitamente!
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