Es muy habitual que a la hora de hablar de niños y niñas se dé por sentado que tienen un padre y una madre, por ser el tipo de familia más tradicional. De un tiempo…
Noviembre de 2017.
Tras haber tenido un parto de mierda (cesárea con muchos interrogantes) y con un trato penoso en marzo de 2016 con mi primera hija; tras tener miedo hasta para cogerla, cambiarla y quedarme sola con ella; tras finalizar la lactancia materna los 6 meses porque me lo dijo el médico por un catarro, y con una depresión postparto que creo que todavía continuaba, allí estaba yo, embarazada de nuevo de 7 meses (sí, y un embarazo deseado a pesar de todo, masoca que era yo porque mi hija tuviese un hermano o hermana) buscando información, artículos y todo lo que pudiese encontrar para que mi segundo parto no me dejase traumatizada de nuevo, encontré un artículo de nuestro Boss Armando Bastida, y me pareció muy interesante.
Lo primero que hice fue comprar su libro (dedicado y todo) y me gustó tanto que entré en la Tribu.
En aquella época estábamos todavía en Facebook (ahora estamos en una plataforma nueva, que es como Facebook pero más ordenado). Todas las noches antes de dormir, leía un ratito.
Lo primero que me gustó fue encontrar tanta información y tanta gente maja, que ayudaba tanto.
Había dos chicas (igual había más, pero son las que más escribían), que estaban también en el último trimestre de su segundo embarazo, como yo. Una de ellas ya no está en la tribu. A la otra la hemos conseguido «retener» recientemente (seguro que las de la tribu saben a quién me refiero).
Así que un día me decidí a escribir. Y cada vez leía más cosas. Cada vez dormía menos, pesadillas, miedo… pues incluso a mitad de la noche, a veces leía y escribía y siempre había alguien «de guardia» que respondía.
Todavía puedo ver las publicaciones que había en el grupo que tenía la Tribu en Facebook, y, viendo las de aquella época, vuelvo a leer y veo el miedo que tenía, pero también que el apoyo que me daba la tribu era muy, muy grande. Apoyo y preocupación. Porque preguntábamos y me preguntaban cómo estábamos. Tanto las que estábamos de parto, como las que tenían niños malitos u otra cosa.
Yo llegué a sentir que se preocupaban más por mí que la gente que me conocía en persona. Y es que realmente fue así.
Los partos casi se vivían en directo. Quiero decir, que cuando sabíamos que alguien estaba a punto de dar a luz, todos los días preguntábamos y estábamos pendientes.
Las dos chicas que estaban como yo en la recta final salieron de cuentas y tuvieron sus partos antes que yo, y contaron todo cómo ocurrió: los monitores, el parto, cómo evitaron «maniobras» que pretendían hacerles para provocar el parto…
Todo eso y la información que publicaban los profesionales y otras personas (cómo sobrellevar los dolores del parto, los inicios de la lactancia y muchísimas cosas más…), me sirvieron de mucho, de muchísimo. Y eso, todo el apoyo que tuve y todo lo que aprendí, no tiene precio.
Tenía miedo, pero está claro que al tener mucha más información iba más segura.
Y llegó el 29 de enero de 2018…
(Continúa en el capítulo 2)
Yolanda es una de las mujeres que forman parte de nuestra Tribu CSC. Al cumplir un año su segunda hija quiso escribir un homenaje que fue publicando por capítulos, y le hemos pedido que nos deje hacerlo público porque es un sentimiento muy común entre quienes forman parte: el calor, el respeto, el acompañamiento, la información y sentirte parte de un lugar en el que recibes el apoyo que puedes necesitar. En próximos días publicamos el segundo capítulo.
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