¿Cómo influye el frenillo corto lingual del bebé en la lactancia?

Un frenillo lingual corto no significa necesariamente un problema para la lactancia materna. Hay que valorar caso por caso

El frenillo lingual es un pliegue vertical de mucosa que une por su centro la parte delantera de la lengua al suelo de la boca. Cuando es más corto de lo normal (frenillo lingual corto) puede limitar los movimientos. Es una situación que puede dificultar la lactancia materna, aunque no siempre.

«Frenillo lingual tenemos todos y no ocurre nada. El problema se produce cuando el frenillo lingual corto del bebé restringe el movimiento de la lengua. Pero incluso siendo corto es posible que sea elástico y que sí permita al peque mover la lengua adecuadamente y podría no interferir en la lactancia», aclara Inma Mellado, consultora de lactancia de Criar con Sentido Común.

Nuestra experta atiende a diario a madres lactantes a través de la Tribu CSC. Muchas de las dudas son precisamente sobre el frenillo lingual corto. Sin embargo, «no se puede ‘diagnosticar’ este problema solo con la apariencia». Es decir, es necesaria una valoración en persona sobre la funcionalidad de la lengua del bebé. 

¿Qué es la anquiloglosia?

La anquiloglosia hace referencia al frenillo lingual corto que restringe:

«Para que la lactancia materna sea efectiva la movilidad de la lengua es muy importante. Cuando el frenillo impide los movimientos normales de la lengua se denomina anquiloglosia, que significa que la lengua está inmóvil o anclada al suelo de la boca«, indica la pediatra de CSC Gloria Colli en este otro artículo sobre la frenectomía (intervención quirúrgica del frenillo lingual corto).

 

¿Cómo influye el frenillo lingual corto en la lactancia del bebé?

 

Durante la succión de la leche materna, la lengua del bebé realiza cuatro tipos de movimientos:

  • Extensión (sacarla por encima del labio).
  • Elevación (tocar el paladar).
  • Lateralización.
  • Peristaltismo (movimiento ondulante desde adelante hacia atrás).

Si no se pueden realizar correctamente estos movimientos «el bebé no será capaz de extraer la cantidad suficiente de leche para saciarse y realizará movimientos compensatorios que acaban causando dolor y grietas en el pezón

Solo en casos concretos se recurre a la frenectomía. Tanto Inma Mellado como Gloria Colli son tajantes en esto: no siempre hay que cortar el frenillo al bebé (aunque parezca que está de moda). «A veces frenillos muy evidentes no producen una limitación importante en la movilidad de la lengua y la succión es eficaz sin producir dolor«, dice Gloria Colli. 

En otros casos, aclara Inma Mellado, «puede haber restricciones de movimiento, que pueden parecer frenillos submucosos, pero que pueden estar relacionados con alguna tensión en las estructuras de su cuello, por ejemplo. Y cuando se libera las tensiones del bebé, la lengua se mueve mejor». Así que no hay que precipitarse.

 

¿Cómo influye el frenillo lingual corto en la lactancia del bebé?

 

Tipos de frenillo

Tal y como explica Inma Mellado, existe una clasificación aceptada mundialmente que clasifica los frenillos según dónde se inserte. Se trata de una lista elaborada por la doctora Elizabeth Coryllos y Catherine Watson Genna y que los divide en cuatro tipos:

  • Frenillo tipo I. La inserción está fijada desde la punta de la lengua hasta el surco alveolar. Cuando el bebé extiende la lengua parece tener forma de corazón. Es el más fácil de identificar y tiene una funcionalidad muy restringida.
  • Frenillo tipo II. Está anclada unos 2-4 mm de la punta de la lengua hasta cerca del surco alveolar. La lengua desciende hacia abajo cuando el bebé llora. Restringe sobre todo los movimientos de elevación y extensión.
  • Frenillo tipo III. Está anclada desde la mitad de la lengua hasta el suelo de la boca.
  • Frenillo tipo IV. El frenillo no se ve, sólo se palpa. Es un anclaje fibroso o submucoso grueso y brillante desde la base de la lengua hasta el suelo de la boca. Produce movimientos muy escasos y asimétricos de la lengua lo que puede llevar a producir un paladar ojival o estrecho.

 

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Además, se clasifica el frenillo lingual en anterior y posterior. En los dos primeros casos (tipo I y II), hablamos de frenillos anteriores y son los más frecuentes (75% de los casos). Son más fáciles de identificar a simple vista. Los otros dos son posteriores y, sin una inspección manual, son más difíciles de identificar.

¿Cómo influye el frenillo lingual corto en la lactancia materna?

Además de los ya citados (extracción insuficiente y posibilidad de dolor y grietas a la madre), un frenillo lingual corto con movimiento insuficiente puede provocar que el bebé no se alimente correctamente y que eso repercuta en su salud general: estará más cansado e irritable.

Según Gloria Colli, «la ganancia de peso del bebé es menor a pesar de que las tomas son más largas, y puede llegar a estar comprometido el crecimiento«.

En cuanto a la madre, un agarre al pecho inadecuado por anquiloglosia puede favorecer una mastitis.  A ello se suma que una estimulación poco eficaz puede producir una hipogalactia secundaria. Y si falta estímulo del pecho porque el bebé no mama adecuadamente, efectivamente derivará en que cada vez se produzca menos leche.

 

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No obstante, puede pasar lo contrario. «Si el pecho intenta compensar la succión ineficaz aumentando la producción, y el bebé no es capaz de vaciar el pecho completamente, se producen ingurgitaciones frecuentes y dolorosas que pueden desembocar también en una mastitis«, sostiene Colli.

Pero ¿todos los problemas de lactancia se deben a un frenillo lingual corto?

Pues no. «Sin duda la anquiloglosia puede causar problemas en la lactancia, pero últimamente parece que fuese la única causa cuando una lactancia presenta dificultades. Y eso no es así», aclara Inma Mellado. De hecho, existen otros problemas que pueden afectar a la lactancia.

 

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A veces, insiste nuestra experta, «una lengua que pensábamos que estaba más anclada por el frenillo submucoso, resulta que no lo está, o resulta que el problema es una succión subóptima por otros motivos». Por eso, la recomendación más importante es acudir siempre a un/a profesional experto/a en frenillo «para que lo valore y decida los pasos a seguir».

Es más, la persona experta no solo ha de valorar el frenillo, también toda la técnica de lactancia en sí: el agarre, la postura, la transferencia de leche y todas las variaciones anatómicas que pueda tener el bebé. Tal y como resume Inma Mellado:

«Y si además hay frenillo y se tiene que intervenir, se interviene. Pero, incluso después de la frenectomía y además de los ejercicios que pueda mandar el profesional, también es importante realizar una visita de seguimiento de lactancia porque liberar el frenillo no significa que todos los problemas se resuelvan«.

Si se mantienen los problemas, habrá que concentrar los esfuerzos en la técnica para lograr que la lactancia materna sea adecuada y positiva para la madre y el bebé.

 

¿Cómo influye el frenillo lingual corto en la lactancia del bebé?

 

Para ello, lo más adecuado es consultar a una experta en lactancia materna. Inma Mellado es monitora de La Liga de la Leche, Máster en Nutrición Pediátrica y presidenta de la Asociación Española de Consultoras Certificadas en Lactancia Materna. Podéis contactar con ella a través de la Tribu CSC.

 

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