Hasta hace 30 años el cordón umbilical tenía una función clara: conectar al feto con la placenta de la madre dentro del vientre y proporcionarle oxígeno y nutrientes durante la gestación (también eliminar los desechos…
Este post se publicó originalmente el 28/10/2021 y ha sido actualizado en fecha 11/10/2024
El cordón umbilical es la unión entre el bebé y la placenta. Por sus vasos sanguíneos pasa la sangre del bebé para oxigenarse y cargarse de nutrientes y volver, es decir, el cordón es el vehículo de unión entre ambos, no consta de entidad propia (por eso la sangre de cordón no existe). Pero, ¿qué pasa si se tiene un cordón umbilical corto en el embarazo?
Si nunca habéis visto uno, su textura es especial: con la firmeza suficiente para que los vasos sanguíneos que pasan por dentro se colapsen, por ejemplo, cuando hay una vuelta de cordón, y lo suficientemente flexible como para dificultar los movimientos fetales. A través de él pasan dos arterias, que llevan la sangre con las sustancias de deshecho a la placenta y vuelve oxigenada y nutrida a través de una vena.
Todos los cordones se parecen, pero cada uno es único. Los hay más o menos gruesos (que tienen más o menos gelatina de Wharton – cuya función principal es proteger los vasos ante la compresión -), más o menos enrollados, incluso, su largura es muy variable de un bebé a otro.
Estas variaciones no suelen ser un problema para la salud de madre y bebé ni producen dificultades añadidas durante el parto, salvo que hablemos de extremos.
¿Cuánto mide el cordón umbilical de un bebé?
Según diferentes estudios realizados en distintos continentes (Europa, Asia, América…), la medida promedio más frecuente suelen ser los 55 cm. Pero como es muy variable, es más adecuado hablar de rangos, con lo que mayoría de los cordones medirán entre 50 y 65 cm en bebés a término, pero hay algunos que pueden medir incluso más de un metro.
Se suele considerar que un cordón es corto por debajo de los 40 cm de longitud, y se producirá en un 6% de los bebés, pero eso no significa que vaya a conllevar ninguna patología.
En un estudio retrospectivo realizado en Japón en 2016, en el que se registraron más de 22.000 gestaciones, se analizó la longitud de cordón en relación con otras variables y se detectó que es significativamente más frecuente encontrar un cordón corto en mujeres primíparas, con bebés niña y con un IMC bajo en el momento del parto.
Además, las placentas de estos bebés eran más pequeñas y las gestaciones más cortas respecto a las de los bebés con cordones más largos. Estos datos confirmaron los de estudios anteriores realizados en Washington y en Finlandia, en los que se registraron datos de casi 50.000 bebés.
Si mi bebé tiene un cordón corto, ¿puede haber problemas en el parto?
En el estudió japonés se concluyó que los bebés con cordón corto nacían por cesárea más a menudo que los que tenían una longitud dentro del rango habitual. También había una tasa mayor de sangrado intraparto y de hemorragia posterior, menor puntuación Apgar y más casos de preeclampsia, pero, todas estas complicaciones se veían sobre todo en bebés con cordones de menos de 33 cm de largo, es decir, muy muy cortos (estarían por debajo del percentil 1 de longitud, es decir, que se dará en menos de 1% de los bebés).
Otro hallazgo curioso es que cuando la longitud bajaba, el patrón de frecuencia cardiaca fetal cambiaba respecto a otros bebés, en este caso, se apreciaba sobre todo en longitudes menores a 35 cm.
Pero, ¿estás conclusiones son correctas? Cuanto menos digamos que son curiosas… Me cuadra mucho que en caso de preeclampsia donde la vascularización de la placenta no es la ideal, esta sea más pequeña y dé lugar a cordones también más pequeños. Lo mismo pasa con el IMC excesivamente bajo, aunque para mí ese dato es importante sólo cuando es el resultado de una alimentación deficiente…
Cada vez está más claro que una alimentación poco densa en nutrientes durante el embarazo, es perjudicial. Necesitamos nutrientes (proteínas, grasas de calidad, vitaminas…) porque son la materia prima para poder formar los tejidos de nuestro bebé correctamente.
Pero la mayoría de los estudios en los que se basan estos datos, se recogieron en hospitales de segundo y tercer nivel en los que se atienden muchas más gestaciones de alto riesgo y, por tanto, donde hay mucha más patología que puede no ser representativa de la población general.
En el estudio finlandés se hizo un seguimiento de las mujeres desde las 22 semanas de gestación hasta las casi 44 (si llegaban) y los resultados tras el nacimiento. También se detectó un aumento de cesáreas en el grupo de cordón muy corto, así como mayor riesgo de desprendimiento de placenta. Durante el parto, ni siquiera es obligatorio tener que cortar el cordón de forma precoz salvo que necesite ser reanimado y no se disponga de infraestructura para asistirlo a pie de cama unido a su madre.
Puede ser que, si el cordón es más cortito, tengas a tu bebé piel con piel más abajo, en el abdomen y si dificulta la salida del cuerpo del bebé, se puede realizar una maniobra llamada Somersault que se utiliza también en caso de vueltas de cordón, que consiste en mantener la cabecita y el cuerpo del bebé muy pegado a la mamá mientras va naciendo. De hecho, al hacer esta maniobra cuando hay un cordón corto, estamos disminuyendo el riesgo de desprendimiento precoz de placenta porque es mucho más suave y se tracciona menos del cordón. Sólo en caso de ser un cordón extremadamente corto, podría dificultar el nacimiento vaginal del bebé.
Cordón umbilical corto: ¿Por qué sucede?
No sabemos la causa de la variabilidad en la longitud del cordón, porque, además, no suele suponer un problema a la hora del parto salvo que como hemos visto, sea muy muy corto.
Hay varias hipótesis sobre el crecimiento del cordón durante el embarazo, una de ellas, es la de Miller, que mantenía que el cordón crecía debido a los movimientos fetales que se aumentaban en el segundo trimestre y producían un estiramiento del tejido, coincidiendo con un crecimiento más exponencial del mismo y un nivel alto de líquido amniótico.
Pero en 2014 se dedujo que no había suficiente evidencia para afirmar eso y que el crecimiento del cordón parecía ser lineal durante la gestación (Geordiadis 2014) hasta las 42 semanas.
La relación entre cordón corto y PEG no ha sido confirmada en estudios recientes, por tanto, poco sabemos de los motivos que condicionan que algunos cordones sean larguísimos y otros no. Y acabo con una reflexión: ¿sería interesante a nivel preventivo poder medir el cordón antes del parto sin saber si va a afectar al mismo? ¿Tenemos herramientas hoy en día para medir un cordón durante la gestación de forma tan exacta, teniendo en cuenta que a veces el bebé se mueve, que lo tapa, etc.?
Al igual que no es una buena praxis buscar las vueltas de cordón en una ecografía, ¿sería buena idea medir y catalogar los cordones de los bebés? En mi opinión, dado que el cordón umbilical corto durante el embarazo es una patología que ocurre en una proporción muy pequeña de la población y que aún requiere mucha más investigación, sería poco útil y provocaría más agobios que beneficios.
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