Es normal que los niños hablen regular o pronuncien incorrectamente ciertas palabras. Pero es conveniente saber cuándo consultar a un logopeda. Conviene consultar si detectamos ciertas señales, para poder corregir a tiempo defectos en el…
Estás con tu peque en el parque. Se acerca a jugar con otros niños de una edad similar al tuyo y, de repente, les escuchas hablar y piensas “hablan mejor que el mío”. Y, aunque sabes que no hay que comparar, te vas a casa intentando discernir si habrá algún problema. Esto sucede habitualmente, por eso hoy vamos a dar pautas para saber cuándo preocuparse si un niño no habla.
Puede que, en alguna ocasión, no le hayas entendido cuando te habla o que los abuelos hayan comentado lo graciosa que es la lengua de trapo del niño. Pero, ¿cómo saber si el habla de tu peque entra dentro de lo esperado por edad o realmente hay algún problema?
¿Cuándo preocuparse si un bebé no habla?: Habla y lenguaje
Lo primero que vamos delimitar es el concepto de habla, que es diferente del de lenguaje. El lenguaje englobaría diferentes componentes como la fonética y la fonología, la semántica (vocabulario), la morfosintaxis (capacidad para crear oraciones) y la pragmática (los diferentes usos que damos al lenguaje). Por otra parte, el habla es el medio oral de comunicación, es decir, el uso individual que hace cada hablante del sistema lingüístico o, más coloquialmente, lo que hacemos al hablar.
De esta manera, el habla en cuanto a que se encarga de la fonética y la fonología, sería una parte del lenguaje. Y, a su vez, estaría compuesta por los siguientes elementos:
- Articulación: la manera en que se producen los sonidos.
- Voz: el uso de las cuerdas vocales en coordinación con la respiración para producir sonidos.
- Fluidez: el ritmo al hablar.
Por tanto, hoy nos vamos a centrar en estos aspectos para delimitar cuándo puede haber un problema del que tengamos que ocuparnos.
Cuándo preocuparse si un niño no habla: Trastornos más habituales
Dado que el habla está compuesto por articulación, voz y fluidez son múltiples las dificultades o trastornos que pueden aparecer. Vamos a resumir brevemente algunos de ellos.
Dificultades de articulación
- Disartria: es una alteración de la articulación cuyo origen es una lesión en el sistema nervioso, es decir, es de origen neurológico.
- Disglosia: es un trastorno de la articulación causado por lesiones físicas o malformaciones de los órganos periféricos del habla como por ejemplo el labio leporino o la fisura de paladar.
En estos dos casos, el niño presenta dificultades a la hora de articular los fonemas del habla pero, al tener una causa clara, suelen ser diagnosticados de manera temprana, a veces incluso antes de nacer.
Sin embargo, algunas dificultades de articulación no responden a ninguna de las causas anteriores. Son las dislalias. Las dislalias son el trastorno de articulación más frecuente entre los peques y se define como una dificultad en la articulación debida a la función incorrecta de los órganos periféricos del habla, sin que haya lesiones ni malformaciones.
Pronunciar mal la r sustituyéndola por otro fonema o distorsionándola es la dislalia más frecuente, pero no la única. Cualquier fonema es susceptible de ser mal articulado y producir la dislalia.
Si el niño pronuncia mal varios sonidos, hablaríamos de dislalias múltiples. Y, en los casos en los que se erraran muchos fonemas estaríamos ante un trastorno del habla que podría llegar a convertirse en un trastorno del lenguaje cuando se hace difícil entenderle.
Y, en este punto, volvemos al principio: ¿cómo sé si mi hijo tiene un problema de habla? A menos que las dificultades en el habla sean muy evidentes, es complicado saber a simple vista si los problemas articulatorios son normales para la edad porque, como ya sabemos, por un lado, el habla va perfeccionándose con el desarrollo y, por otro, existen unos “márgenes de normalidad” que hacen que adquirir un fonema unos meses antes o unos meses después sea perfectamente normal.
La recomendación siempre es que, ante la duda, consultéis con un especialista puesto que es necesario utilizar test para evaluar la cantidad y el tipo de errores.
En líneas generales, el abanico fonético se completa hacia los 5-6 años. A esta edad los niños ya son capaces de articular de manera correcta todos los sonidos del habla aunque, por supuesto, pueden aparecer algunos errores en palabras nuevas que sean especialmente complejas.
La edad de adquisición de los fonemas según las últimas investigaciones:
- 2 años: Vocales.
- 3 años: m, n, ñ, p, t, k, b, d, g, f, s, j, y, ch, l, diptongos.
- 4 años: r, pl, bl, z.
- 5 años: r, rr, fl, cl, gl, br, fr, pr, cr, gr, tr, dr.
Es un cuadro meramente orientativo, puesto que el hecho de que un niño tenga un problema de habla o no, debe ser estudiado por un profesional que pueda analizar si discrimina correctamente sonidos similares, si el fonema está adquirido pero no generalizado a todas las palabras, si las dificultades aparecen en una determinada posición (por ejemplo a final de palabra) o si el número de errores es significativo.
Dificultades de voz
Respecto a las dificultades de voz que podemos encontrar, la más frecuente es la disfonía infantil. Si observas que tu peque se queda afónico (pérdida total de la voz) o disfónico (no pierde del todo la voz, pero se escucha ronca o soplada) frecuentemente, también es oportuno consultar.
Dificultades en la fluidez
El último grupo de dificultades de las que debemos ocuparnos es el que hace referencia a la fluidez. En este grupo encontramos la disfemia o tartamudez que es un trastorno de la fluidez del habla caracterizado por repeticiones o bloqueos espasmódicos que afectan al ritmo del lenguaje y a la melodía del discurso.
En este sentido, aunque algunos niños pasan por etapas de tartamudeo que se resuelven sin mayor problema entre los 2 y los 5 años, es importante consultar para que un profesional pueda dar pautas que controlen el entorno y establezcan modelos comunicativos saludables.
Cuándo consultar al logopeda
En resumen, se debe consultar al logopeda cuando:
- No se entiende lo que dice.
- Se observa que, de manera sistemática, no pronuncia correctamente uno o varios fonemas.
- Tartamudea durante varias semanas y no remite.
- Se queda sin voz frecuentemente o se escucha voz ronca o soplada.
Así, volvemos a retomar la idea de ocuparse más que preocuparse. Si tenéis cualquier sospecha, consultad al logopeda porque, en el caso en que no ocurra nada, os lo dirá y, si hay algún problema, podréis poneros manos a la obra y recibir el apoyo que el peque necesite. En la Tribu CSC podéis consultarme online durante todo un mes gratis si necesitáis información más específica o asesoramiento.
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