Desde pequeños, aleccionamos a nuestros hijos e hijas para evitar situaciones peligrosas relacionadas con extraños pero, sin darnos cuenta, les transmitimos una imagen de un mundo hostil. ¿Qué sucede en aquellas ocasiones en las que…
El aguinaldo es algo que probablemente recordemos de nuestra infancia. Era costumbre que los niños y las niñas salieran a la calle con la ilusión en los ojos, durante los días de Año Nuevo y Reyes, para pedir entre los vecinos y vecinas y familiares unas monedas como regalo navideño. En la actualidad, incluso muchos regalos de Navidad son sustituidos por dinero. Pero ¿es bueno dar dinero a los niños?
El aguinaldo, una antigua tradición que sigue vigente en nuestros días
El aguinaldo es una costumbre popular que se ha mantenido durante años, hasta los villancicos a menudo también nos hablan de esta tradición:
Dame el aguinaldo,
carita de rosa,
que no tienes la cara
de ser tan roñosa.Y si me lo das,
y si me lo das,
que pases unas Fiestas
con felicidad.Y si no me lo das,
y si no me lo das,
que te caiga encima
la campana gorda
de la Catedral.
Ahora bien, hoy en día es cierto que la costumbre de salir casa por casa no se conserva en prácticamente ningún sitio, pero sí continúa siendo habitual que familiares y amigos/as ofrezcan a nuestros hijos dinero como el retazo de lo que fue aquella tradición. Incluso muchos regalos de Navidad son sustituidos por sobres con dinero por algunos familiares.
Es más, independientemente de la época del año, muchos allegados dan a los peques «moneditas para la hucha» o «para que te compres con ella lo que tú quieras», sin pedir previamente autorización a los progenitores. Desde Criar con Sentido Común nos hemos preguntado si este hábito puede tener aspectos negativos en nuestros hijos e hijas.
¿Se le debe dar dinero a los niños y las niñas?
Tradiciones aparte, lo cierto es que a los niños y las niñas no deberían recibir dinero como regalo. Es algo profundamente materialista e impersonal. Los niños y niñas pequeños, además, no tienen un concepto creado aún de lo que el dinero significa. No saben qué hacer con él, ni cuál es su valor… y está bien que así sea hasta que sean lo suficientemente maduros como para comprenderlo.
Antes de la edad en la que los hijos e hijas son capaces de gestionar sus recursos y tener una paga semanal o mensual surge, además, otro conflicto… Y es que si los peques ya saben que el dinero se utiliza como medio de intercambio o pago por la compra de un producto, y pueden conseguir con él cosas que desean pero que su familia no les concede (tal vez por buen motivo), nosotros como padres y madres, ¿qué hacemos si les dan dinero a nuestros hijos?
¿Dejamos que se lo gasten en lo que ellos quieran? ¿Cómo le explicamos que no puede adquirir un producto porque es de elevado precio o inadecuado para su edad? Entonces, ¿se lo requisamos? Pero claro, si decidimos guardarle ese dinero que alguien les ha regalado, quizá sientan que les estamos quitando sus cosas, no confiamos en su criterio, les estamos castigando o no queremos que decidan.
Podemos decir, de hecho, que ese dinero tendría la catalogación de «no autorizado». Tu hijo o tu hija no te está pidiendo un euro, por ejemplo, porque se quiere comprar unas chuches o una castañas asadas durante un paseo en familia. En ese caso nosotros podemos decidir comprarle las castañas si creemos que es conveniente y no darles directamente el dinero.
Pero si una tercera persona les da un dinero (por gusto o porque los progenitores se lo hemos negado previamente porque no autorizamos el uso que va a tener), es un regalo directo para ellos… Y los y las peques sienten que es su dinero y pueden utilizarlo como quieran.
Y así es como a veces familiares y allegados generan, sin querer, un conflicto en el que los progenitores salimos claramente perjudicados, ya que hemos sido desautorizados ante nuestros hijos e hijas.
Ojo con los atragantamientos y la suciedad
El dinero tiene además dos peligros añadidos:
- Son un objeto que contiene numerosa suciedad (recordemos que pasa de mano en mano).
- Y, además, para los más peques, puede representar un peligro de atragantamiento.
Los billetes y, especialmente, las monedas; suponen un grave peligro si los peques se la meten en la boca. Recordemos que sobre todo cuando son más pequeños, durante la etapa en la que se lo llevan todo a la boca, es muy probable que hagan lo propio y eso supone un grave peligro de atragantamiento.
El dinero, además, es algo que está muy sucio en el sentido más literal; numerosos estudios han demostrado que en los billetes y las monedas hay bacterias (incluso fecales) y otros patógenos, moho, virus (como el de la gripe, el e-coli y el nuevo Covid-19), etc. Así que no es nada deseable que nuestros hijos e hijas, que están llevándose constantemente las manos a los ojos, nariz y boca, manoseen dinero.
Cómo explicar amablemente que preferimos que no les den dinero a nuestros hijos e hijas
Si estas navidades, o en cualquier otra fecha, alguien le ofrece dinero a nuestros hijos e hijas, es más que probable que lo hagan con buena intención, pero no por ello debemos ceder. Como ocurre en muchos casos, hay muchas cosas que se hacen o se dicen a los peques que se hacen con buena voluntad, pero que realmente deben evitarse.
Si hay algo que, como madres o padres, no nos gusta en relación a nuestros peques, debemos transmitirlo y eso no nos convierte en madres o padres exagerados, antipáticos o ultra-protectores, especialmente cuando hablamos de un tema que además entraña un peligro como en este caso.
Lo normal es que familiares y amigos sean comprensibles, pero si no lo son (a veces sucede en el caso de los abuelos, ¿verdad? porque son personas muy cercanas que tienen ideas contrarias a las nuestras sobre educación y crianza, y la confianza suficiente como para llevarnos la contraria), no queda más remedio que mantener claros nuestros límites con amabilidad y firmeza.
Hay muchas cosas que se siguen haciendo por aquello de «siempre se han hecho así» y que casi nadie se plantea que realmente el hecho de que algo sea tradición no significa que realmente sea conveniente. En la Tribu CSC a menudo los expertos y expertas resuelven dudas en torno a temas que nos han transmitido a nivel social y familiar pero que quizá o no sean la mejor opción o no sean una fórmula infalible para todos los niños y niñas.
¿Y cuándo son más mayores? ¿Debemos darles paga?
Cuando los niños son lo suficientemente mayores o maduros para aprender a gestionar sus ahorros, el enfoque cambia. También cuando hablamos de la educación que cada familia, de forma activa y consciente, quiere dar a sus hijos respecto al valor de dinero, el ahorro y el gasto.
Una cosa es que se utilice el dinero como regalo o chantaje en la interacción con un peque, y otra muy diferente la labor educativa que, respecto a la economía, realiza la familia. Está genial que los y las peques aprendan a gestionar ahorros y gasto, así como a decidir en qué quieren invertir.
A partir de los 3 años aproximadamente, cada familia puede decidir si quiere dar paga o no a sus hijos y cómo enfocar el tema de la educación financiera con ellos y ellas. Aislar a los niños completamente del dinero nos lleva a veces a quejarnos de que no saben valorar nada y solo saben pedir.
Así que cuando dejan de ser bebés, puede ser positivo que aprendan a gestionar este tema como tantos otros, y es algo que cada familia debe valorar en función de sus propios criterios.
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