Los investigadores de Cedars-Sinai de California (EEUU) hallan que las mujeres que desarrollan trastornos del estado de ánimo y ansiedad asociados con el embarazo y el parto tienen proteínas alteradas específicas que circulan en el…
Varios estudios científicos han relacionado en los últimos años el consumo de productos fritos y otros ultraprocesados con la ansiedad y la depresión en la adolescencia. El binomio depresión y alimentos ultraprocesados, además, afecta en mayor manera a los chicos que a las chicas.
¿Qué tiene que ver la alimentación con las emociones?
La relación entre alimentación y emociones es estrecha (incluso uno de nuestros cursos se centra en esta temática). Esta relación es bidireccional. Es decir, hay emociones que nos llevan a comer de una forma determinada o a escoger determinados alimentos. Y, en otras ocasiones, son los alimentos los que pueden provocar emociones.
La industria alimentaria lo sabe y, por eso, parte de su esfuerzo se centra en «seducir» a los consumidores con productos que apelan a las sensaciones. El ‘bliss point’ es un ejemplo de ello. Se trata de una fórmula desarrollada para crear alimentos que tenga mucho sabor y conquisten nuestro paladar. Alimentos que gracias a sus sabores potentes se vuelven adictivos.
Sin embargo, los ingredientes y sabores no solo pueden producir sensación de felicidad. Los alimentos también pueden generar emociones contrarias: tristeza, ansiedad y depresión.
Los adolescentes que consumen alimentos ultraprocesados tienen más problemas de salud mental
La relación entre depresión y alimentos ultraprocesados ha sido objeto de varios estudios. Uno de los más recientes se ha desarrollado aquí, en España. Concretamente, una investigación del Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals de la Universitat Autònoma de Barcelona (ICTA-UAB) y el Instituto de Investigación Biomédica de Girona (IDIBGI). En él se analizan los hábitos de medio millar de adolescentes españoles de entre 13 y 18 años.
La investigación se ha centrado en la relación entre la ingesta de ultraprocesados y las dificultades psicosociales (bajo estado de ánimo, sensaciones de ansiedad o problemas de atención) u otros problemas de conducta. Se ha tenido en cuenta el consumo diario de frutas y verduras y el nivel de actividad física semanal de los participantes, variables que tienen efectos positivos contrastados para la salud mental.
Los productos ultraprocesados se caracterizan por sus escasos nutrientes, su alto contenido calórico (grasas saturadas y azúcares añadidos) y la presencia de aditivos, como colorantes y potenciadores de sabor. Estos los hacen atractivos, sabrosos y adictivos.
Los investigadores han demostrado que existe una asociación directa entre un elevado consumo de alimentos ultraprocesados y bebidas industriales con el malestar emocional y los problemas de conducta. Los adolescentes que participaron y consumían muchos productos de este tipo mostraron bajo estado de ánimo.
Más productos ultraprocesados que frutas y verduras
Los adolescentes participantes reportaron un consumo medio de 7,7 ultraprocesados el día anterior. El consumo de ultraprocesados resulta ser mayor en chicos que chicas. La mayoría de los participantes indicó que habían comido embutidos, galletas y carnes procesadas (50-60%), productos de chocolate, aperitivos, bebidas de chocolate y salsas (40-50%), yogures de sabores, panes procesados y bollería, cereales azucarados, refrescos, zumos de fruta envasados y patatas fritas procesadas (30-40%).
En cuanto al consumo de fruta y verdura, solo consumieron de media de 1,93 raciones/día. Una cifra muy alejada de las 5 raciones al día recomendadas. Además, su actividad física era de menos de 3 días a la semana. En este caso, las chicas eran las que más fruta y verduras consumían, frente a los chicos que realizaban más deporte.
El 26,2% de los adolescentes tenía algún tipo de problema psicosocial. Un 33,9% en relación con el malestar emocional, principalmente depresión o ansiedad, un 9,5 % referente a problemas de atención, y un 3,9 % relacionado con problemas de tipo conductual.
Por sexos, las chicas mostraron una mayor problemática psicosocial en todas las esferas (26,4% frente a 22,2%, respectivamente), especialmente en relación al estado de ánimo bajo y las sensaciones de ansiedad, exceptuando los problemas de conducta que fueron similares entre ambos sexos.
Depresión y alimentos ultraprocesados: Más marcado en los chicos
Los autores de este estudio creen que la relación entre depresión y alimentos ultraprocesados queda clara gracias a este estudio. Comer alimentos ultraprocesados hace que los adolescentes se sientan mal. Además, la relación es «más marcada» entre los adolescentes varones.
«Esto podría deberse al hecho de que ellos consumen una mayor cantidad de determinados tipos de ultraprocesados, como bebidas azucaradas y edulcoradas (refrescos y bebidas energéticas y zumos de fruta envasados) y carnes procesadas, así como al hecho de que toman menos fruta y verdura», opina Pietro Tonini, uno de los autores principales.
No es el único estudio que pone de relieve que la depresión y los alimentos ultraprocesados tienen mayor impacto en hombres y en adolescentes. Otro estudio reciente (2023) también subraya esta mayor incidencia.
En este caso, los investigadores se han centrado en cómo el consumo de alimentos fritos afecta a la ansiedad y a la depresión debido a la alteración del metabolismo de los lípidos y a la neuroinflamación.
¿Cómo influye la alimentación en la depresión? La comida frita es ‘deprimente’
Este segundo estudio ha sido desarrollado por investigadores chinos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Zhejiang y ha demostrado que el consumo frecuente de alimentos fritos está «fuertemente relacionado» con mayor riesgo de ansiedad y depresión.
Y no es casualidad. Hay un elemento clave: la acrilamida. La Agencia de Seguridad Alimentaria (AESAN) la define como
«una sustancia química que se crea de forma natural en productos alimenticios que contienen almidón durante procesos de cocinado cotidianos a altas temperaturas (fritura, tostado, asado y también durante procesos industriales a 120ºC y a baja humedad).»
Es, según el estudio chino, un «contaminante» presente en los alimentos fritos. La acrilamida es la responsable del color y el aroma que hace que unas patatas fritas, por ejemplo, nos resulten tan apetecibles.
La investigación señala que que la exposición a largo plazo induce a comportamientos similares a la ansiedad y la depresión porque la acrilamida provoca neuroinflamación y genera una alteración en el metabolismo de los lípidos en el cerebro.
Depresión y alimentos ultraprocesados: A mayor consumo, más riesgo de problemas de salud mental
El estudio de la Universidad de Zhejiang se centró en una población de 140.728 personas. El consumo frecuente de alimentos fritos, especialmente las patatas fritas, está «fuertemente» asociado con un 12% y un 7% más de riesgo de ansiedad y depresión, respectivamente. La relación «más marcada» fue con consumidores masculinos y más jóvenes.
Según los investigadores, se ha demostrado que en peces cebra ingerir acrilamida puede “exacerbar” fenómenos como la escototaxis, que es la respuesta a la oscuridad o la luz, y la tigmotaxis, la reacción frente a un contacto físico o una vibración. Comportamientos que, explica el estudio, son similares a los que aparecen con la ansiedad y la depresión.
Además, sostienen que la exposición a acrilamida genera una afectación genética que a la larga se relaciona con la permeabilidad de la barrera hematoencefálica, una membrana que se encuentra en el cerebro y que lo protege de distintas toxinas.
Los autores creen que el estudio, además de probar los efectos perniciosos de los alimentos fritos, subraya la importancia de reducir el consumo de alimentos fritos para la salud mental.
Consejos para una dieta saludable en la adolescencia
Entonces, ¿qué produce la comida frita? ¿Qué pasa si como fritos todo los días? Pues, como vemos, el consumo de estos alimentos ultraprocesados tiene un impacto en nuestra salud mental y la de nuestros hijos. A ello hay que sumar el nulo interés nutritivo de productos como patatas fritas, galletas, rebozados, etc. Incluso la carne roja y procesada tiene un impacto en nuestra salud. Su consumo excesivo está relacionado con el cáncer de colon, como puedes leer en este post.
Nuestra nutricionista Rebeca Pastor, a la que podéis consultar online en la Tribu CSC, puede orientaros sobre cómo sustituir el consumo de productos ultraprocesados por una dieta más equilibrada. Algunas de sus recomendaciones para los adolescentes son:
- No saltarse el desayuno, en particular, porque ayuda a reactivar el metabolismo y ayuda a los menores a afrontar el día con más energía y evitar saltarse comidas, en general.
- Consumir a diario frutas, verduras, lácteos, cereales integrales y proteínas (animal o no).
- Alejarse de las pantallas mientras se come para ser más conscientes de cada bocado y fomentar una relación sana con la comida.
Y, por supuesto, evitar el consumo excesivo de azúcar añadido (muy presente en refrescos o incluso zumos) y alimentos ultraprocesados. De hecho, deberías considerarlos prohibidos para la depresión, pese a que en muchas ocasiones tenemos la tentación de atiborrarnos de estos alimentos cuando nos sentimos tristes.
Por el contrario, hay lo que se podría considerar alimentos ricos en serotonina contra la depresión. Es decir, productos que favorecen la producción de este y otro de los neurotransmisores que más bienestar generan, la dopamina. Son alimentos como la avena, el plátano, los huevos, la piña, el pimiento, el aguacate, el salmón o los garbanzos.
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