Os proponemos la cuarta entrega de actividades de verano para peques. Y es que el verano continúa avanzando y nos metemos de lleno en la época estival. Quizá el calor, la cantidad de horas compartidas…
El verano continúa avanzando pero, si sois de los afortunados de vivir junto al mar o de los que están pasando unos días de vacaciones en la costa, aún tenemos días para disfrutar al máximo de lo que nos ofrecen los días de playa con niños.
Esta semana vamos a diseccionar un día de playa con niños para hacernos conscientes de la cantidad de actividades y oportunidades de aprendizaje que nos brinda.
Ir a la playa con niños: Los preparativos
Antes incluso de salir de casa (hotel, apartamento, etc.) podemos hacer una actividad perfecta de planificación y anticipación.
Es posible que, si lo piensas, cada vez que organizas una excursión, una salida al parque o unas vacaciones, intentas que tu peque esté entretenido para preparar todo lo que necesitas de manera rápida y eficaz. Pues, en este caso, se trata de todo lo contrario. Vamos a hacerles partícipes de los preparativos. En vacaciones, dejamos la prisa en casa.
Sé lo que es hacer una maleta con niños ayudando: te distraen, cuando metes una cosa sacan otra, se despistan y juegan con las cosas del neceser… Por eso es importante que tengas hecha una lista con todos los imprescindibles que vas a necesitar. Así no olvidarás nada importante.
¿Cómo convertirlo en una actividad de aprendizaje? Muy sencillo. Podemos empezar por preguntar a nuestros peques qué creen que vamos a necesitar. Dependiendo de su nivel de desarrollo del lenguaje, nos nombrarán objetos o nos explicarán por qué es necesario.
También podemos trabajar la memoria a corto plazo y la comprensión de órdenes pidiéndoles que nos traigan, por ejemplo, el bañador azul, la crema y una pala. Las órdenes se pueden complicar todo lo que consideremos.
Cuando terminemos, podemos hacer una revisión de todo lo que hemos preparado para asegurarnos de que no falta nada. Con una tarea tan sencilla, además, les estamos enseñando que hay que planificar bien para que el día salga redondo.
Es posible que vuestros peques quieran llevar media casa de juguetes y toque negociar. Si vais a estar varios días en la playa con niños, podéis decirles que cada día enseñaréis el mar a tres juguetes (o los que decidáis). A veces las negociaciones llegan a buen puerto por pura picardía. A mí me gusta ser flexible en cuestiones banales porque así ellos también aprenden a flexibilizar.
Por ejemplo, si hemos decidido que son tres los juguetes que se llevan a la playa, podemos flexibilizar y que sean cuatro porque son pequeños, y explicárselo. También es útil que tengan su propia bolsa y puedan llevar tantos juguetes como quepan en ella.
Una vez que tenemos todo preparado… ¡en marcha!
El camino a la playa
Personalmente me encanta utilizar los desplazamientos para hablar con mis hijos y hacerles conscientes de lo que tienen alrededor. Incluso si vamos a comprar el pan y la panadería está a 100 metros de casa.
Ya tengas un paseo de cinco minutos hasta la playa o estés en primera línea, aprovecha para contarle cómo está el cielo, si se escuchan ya las olas, planificar si lo primero que haréis será poner la sombrilla o las toallas… Ese pequeño trayecto puede ser una fuente de vocabulario y de anticipación de planes.
Verano con niños: Por fin… ¡la playa!
Cogeremos sitio, colocaremos las cosas tal y como teníamos previsto y… ¡a jugar! Si es la primera vez, quizá a tu peque no le guste la textura de la arena o le asusten las olas (en casa el agua no se mueve con tanta fuerza como para tirarte). En esos casos, tiempo. Y permanecer al lado.
Puedes invitarle a que juegue en la toalla, llevarles cogidos hasta la orilla donde la arena es más compacta y mantenerles en brazos en lugares donde no cubra. Se trata de ir haciendo aproximaciones con el fin de que no cojan miedo.
Después de esos primeros minutos de adaptación al medio, comenzamos a jugar.
El clásico playero: Los castillos de arena
No es necesario hacer un castillo pero sí aprovechar que tenemos a nuestra disposición más arena de la que pudieran imaginar para hacer moldes que sean pasteles, torres, caparazones de tortugas…
Con los más pequeños es importante enseñarles cuestiones básicas como los cambios que se producen en la arena cuando echamos agua, hacemos trasvases que mejoran su motricidad, juegos de llenado y volcado, de enterrar objetos y encontrarlos…
Es muy interesante dejarles hacer y observar, partir de sus juegos para después participar en ellos. Si tu peque pasa media hora llenando y vaciando el cubo sin más, no le interrumpas el juego. Si quieres puedes ayudarle o sentarte al lado e imitarle pero no le interrumpas puesto que está desarrollando su capacidad atencional y su concentración. Y, si de repente, se cansa, invítale a llenar un último cubo. Conseguirá aumentar aún más su atención.
La comida
La playa da hambre y es posible que hayáis decidido comer allí mismo. Podéis aprovechar para hacer, por ejemplo, pequeñas brochetas de fruta haciendo series de colores y que los peques desarrollen su motricidad fina. Es importante que las brochetas que utilicéis no tengan punta para que no se lastimen.
Después de comer… llega la calma
Si la playa está poco concurrida y vuestros peques son de los que duermen siesta, después de comer podéis tener un precioso ratito de calma y conexión. Os podéis sentar mirando al mar. El peque puede sentarse encima de vosotros. Podéis invitarle a respirar al ritmo de las olas. Mientras viene la ola, cogemos aire y, al romper y retirarse, lo soltamos.
Es una forma preciosa de hacerse consciente de la respiración y de conectarla con la naturaleza. No olvidéis darles el modelo para que os puedan imitar y evitar que respiren demasiado deprisa o demasiado seguido para que no se hiperventilen.
Un poco de ecología
Si vuestros peques son más mayores, podéis hacerles conscientes de la importancia de mantener limpia la playa, los mares y los océanos. Así que podéis organizar una patrulla de limpieza. Con una bolsa y ganas de ayudar podéis ir buscando y recogiendo la basura que vayáis encontrando. Si tenéis pensado hacer esta actividad, es importante que llevéis guantes. ¡Es muy posible que se os unan otras familias en la tarea!
El final del día de playa con niños: ¡A recoger!
El día va terminando y es hora de volver. Si tu peque se lo está pasando muy bien, probablemente no querrá irse así que conviene que le vayas avisando un ratito antes.
La anticipación es importante para ellos porque les da tiempo para asumir los cambios. Pero esto no quiere decir que funcione siempre, así que debéis estar preparados para una posible rabieta. Es normal. Son cosas de la edad. Acompañamiento y paciencia.
Piensa que es su forma de expresar la disconformidad así que no dejes que esto empañe el bonito día de playa. Si realmente las rabietas perturban a diario vuestro equilibrio familiar, podéis pasaros por la Tribu CSC para que os echemos una mano.
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Como siempre, flexibilidad y paciencia. Si está dispuesto y de buen humor, recogemos cantando una canción, encestando los juguetes en la bolsa o contando las cosas que guardamos.
Si no, recogen los adultos con discreción y sin comentarios de tipo “claro, y ahora lo tengo que recoger yo todo”. La rabieta pasará, quédate con lo bueno del día.
Y así es como podéis hacer que un día de playa con niños sea lo más consciente posible para vosotros y para ellos. Y, como los días de playa cansan mucho, hoy dormirá genial… o no. Gajes del oficio.
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