Armando Bastida, CEO de Criar Con Sentido Común: «No hago publicidad en mis redes, así que creo que no se me puede considerar un influencer al uso»

Hoy, 30 de noviembre, se celebra el Día del Influencer. Con este motivo, charlamos con Armando Bastida, divulgador de crianza respetuosa y CEO de Criar Con Sentido Común, que cuenta con cientos de miles de seguidores en sus redes sociales. Ser influencer puede conllevar una gran responsabilidad. Al menos, así lo ve él.

El popular enfermero de pediatría Armando Bastida no se considera un influencer al uso, sino un divulgador. En este caso, divulgador de la crianza respetuosa. Lo cierto es que son cientos de miles las personas que lo siguen en redes sociales. Es un profesional muy reconocido en su ámbito. Ha escrito varios libros, incluidos varios cuentos infantiles. También atiende a diario a las familias miembro de la Tribu CSC, la comunidad de la que es el fundador y su cara más visible.

P: ¿Te consideras un influencer o prefieres que te conozcan como divulgador?

R: La verdad es que yo me considero divulgador. Pero no me importa que se me conozca como influencer, si a la palabra le damos como significado el de “persona que influye”. Mis abuelos y mis hermanos/as mayores fueron en gran parte mis influencers cuando era pequeño, y recuerdo esos aprendizajes con cariño.

Cuando las cosas se hacen con cariño, con respeto, y sin el objetivo de imponer nada, la influencia puede ser en gran parte positiva

Eran las personas a las que les otorgaba una autoridad (además de mi madre y mi padre, claro). Creo que cuando las cosas se hacen con cariño, con respeto, y sin el objetivo de imponer nada, sino simplemente explicando cómo ves las cosas, la influencia puede ser en gran parte positiva.

P: Existen muchos estereotipos sobre lo que significa ser influencer. Por ejemplo, que se gana mucho dinero y se trabaja poco. ¿Esto es así?

R: La verdad es que no lo sé. Porque si yo soy influencer, tendría que avisar de que no soy el tipo de influencer que a todos/as se nos viene a la mente cuando pensamos en ello. Hay influencers de muchos tipos. Los hay que trabajan mucho y ganan poco dinero. Los hay que trabajan mucho y ganan mucho. E imagino que también los habrá ganando mucho dinero trabajando poco. Si es así, olé por ellos/as. Creo que a todos nos gustaría una vida así. Mientras no se haga daño a nadie.

No hago ningún tipo de publicidad en mis redes, así que creo que no se me puede considerar un influencer al uso

Mientras, como digo, se busque influenciar con respeto y con ciertos principios éticos y morales, no tengo nada que decir al respecto. Yo es que no hago ningún tipo de publicidad en mis redes, así que creo que no se me puede considerar un influencer al uso.

P: Últimamente también se ha trasladado la imagen de que ser influencer significa estar creando contenido continuamente. Y que eso es duro. ¿Coincides?

R: Coincido en que es mucho tiempo. Para poder influenciar, o para que tu mensaje llegue, tienes que decir algo. Si no dices nada, no creo que consigas que la gente se interese por lo que les tienes que contar.

Así que hay que tener tiempo para escoger los temas a tratar, redactarlos, poner imágenes acordes y llamativas. Y en el caso de las personas que hacen vídeos, tener un poco de arte y la capacidad de hacer algo novedoso, gracioso y/o diferente, y a la vez llamativo.

Para que tu mensaje llegue, tienes que decir algo. Si no dices nada, no creo que consigas que la gente se interese por lo que les tienes que contar

Y eso puede llevar tiempo. En mi caso, no solo es lo que publico. Es que recibo cada día más de 100 mensajes privados, y respondo a todo, así que son horas pegado al móvil.

¿Es sacrificado? Sí, claro. Pero es que quiero hacerlo así, porque quiero hacerlo yo. No quiero que mis redes las lleve alguien que no sea Armando Bastida.

P: ¿Cuánto tiempo le dedicas a tus redes sociales?

R: Horas. Más de las que me gustaría en realidad. Pero son varias horas al día para poder dar respuesta a todos los mensajes que recibo, a hacer las publicaciones, stories, etc.

P: ¿Era tú objetivo? ¿Ser influencer dentro de la crianza?

R: No, la verdad es que no. Cuando tuve a mi primer hijo, en 2006, empecé a trabajar en Pediatría. Sucedieron las dos cosas a la vez, así que de golpe mi vida y mi trabajo empezó a girar alrededor de la crianza, la maternidad y la paternidad.

Enseguida me di cuenta de que a las madres y padres se les estaban dando consejos y recomendaciones anticuadas, desfasadas, arcaicas. Esto les hacía daño no solo a ellos, sino también, y sobre todo, a sus bebés.

Mi trabajo no solo es divulgar, sino ayudar a las familias a vivir la crianza de sus peques de un modo más tranquilo, seguro, sosegado, instintivo…

Fue una cuestión de sentirme obligado a ayudar a las familias y a los bebés. Por eso empecé a escribir enseguida posts en foros y blogs, y cuando aparecieron las redes sociales, posts en estas.

Fruto de esta labor voluntaria de divulgación apareció la posibilidad de escribir de manera formal y asalariada en un blog. Y me dije: ¿Por qué no? Si puedo seguir haciendo lo que siento que debo hacer, y encima me pagan por ello, ¿cómo desaprovecharlo?

Y una cosa llevó a la otra. Ahora se ha convertido en mi trabajo, no solo el divulgar, sino el ayudar a las familias a vivir la crianza de su(s) peque(s) de un modo más tranquilo, seguro, sosegado, instintivo…

P: Sin embargo, eres uno de los profesionales sanitarios españoles más respetados y seguidos en redes. ¿Cómo pesa esa responsabilidad?

R: La verdad es que no me planteo lo de ser influencer o no. Simplemente lo hago cada día porque siento que debo hacerlo. Y porque, como digo, se ha convertido ya en mi trabajo, y tengo la suerte de trabajar en lo que me gusta.

No lo siento como un peso, sino como un privilegio

Cuando doy una charla, disfruto mucho explicando lo que sé, haciendo reír a las familias, logrando que al menos durante un rato se vean representados y acompañados. Y cuanta más gente viene, mejor me lo paso también yo.

No lo siento como un peso, sino como un privilegio.

P: ¿Cuál es tu objetivo dentro de la divulgación en crianza respetuosa?

R: El mismo que el objetivo que seguía el primer día que escribí un texto: ayudar a poner voz a una minoría que está más discriminada de lo que creemos y pensamos, que son los menores.

Siguen siendo ciudadanos de segunda, porque no votan, no producen, y no son capaces de organizarse para quejarse, manifestarse y defender sus derechos.

No puedo entender cómo es posible que en pleno 2022 se siga diciendo que hay que dejar llorar a un bebé para que aprenda nada

No puedo entender cómo es posible que en pleno 2022 se siga diciendo que hay que dejar llorar a un bebé para que aprenda nada. Un bebé, cuando llora y no es calmado ni atendido, solo aprende que quizás merece no ser cuidado.

P: En otra entrevista en el blog comentabas que hay sectores de la sociedad que llaman radicales a personas como tú que defienden la crianza respetuosa, sin castigos ni imposiciones y alejada del adultocentrismo. ¿Sigues teniendo esa sensación?

R: Sí. Pero suele ser porque no entienden bien qué es la crianza respetuosa. Hay quien pone en un extremo a esos progenitores, educadores, docentes, que a un niño lo educaría con gritos, castigos, cachetes, insultos… nadie considera eso positivo. Y esta misma gente, pondría en el otro extremo a esos adultos que educan sometiéndose a la voluntad de niños y niñas, sin establecer normas, sin transmitir valores, diciendo que sí a todo lo que los pequeños consideren.

Cuando se habla de crianza respetuosa, mucha gente cree que estamos diciendo precisamente eso, que a los niños y niñas hay que dejarles hacer lo que les dé la gana, y que debemos someternos a sus deseos y caprichos, poniéndolos por delante de todo y de todos.

La permisividad no es un estilo de crianza respetuoso. Es un estilo totalmente negligente

Eso se llama permisividad, y no es un estilo de crianza respetuoso. En realidad, es un estilo totalmente negligente, y casi me atrevería a decir que es también un maltrato a la infancia, porque un niño sin valores, será muy probablemente un adulto sin valores.

Un niño sin valores, será muy probablemente un adulto sin valores

P: ¿Qué crees que buscan en ti las personas que te siguen?

R: Sentido común. Varias veces me han dicho cosas como “No me has dicho nada que no supiera, pero necesitaba, mucho, que alguien me lo dijera”.

Creo que no he inventado nada. Solo digo las cosas como creo que son, como creo que puedo ayudar a comprender mejor a bebés y peques, y como creo que merecen ser tratados por ser personas.

Los niños no son el futuro de la sociedad. Son el presente de la sociedad. Ya existen. Así que merecen ser cuidados, tratados con respeto y tenidos en cuenta

No son el futuro de la sociedad. Son el presente de la sociedad. Ya existen. Así que merecen ser cuidados, tratados con respeto y tenidos en cuenta.

P: Tienes Twitter, Facebook, Instagram y TikTok. ¿Cuál es tu red social preferida?

R: Instagram es la que uso más y con la que más disfruto, aunque confieso que al principio me costaba mucho adaptarme al límite de caracteres. Twitter no lo uso. Creo que no soy tan locuaz como para sintetizar en un tuit todo lo que querría decir. Facebook es desesperante, porque los algoritmos hacen lo posible y lo imposible porque nadie vea lo que publicas, y con TikTok me pasa un poco como con Twitter, con el añadido de que me tengo que grabar. Y aunque parezca mentira, soy bastante tímido, y grabarme me da “cosilla”. No es con lo que más disfruto, para serte sincero. Por eso creo que Instagram, ahora mismo, es la red social más equilibrada para alguien como yo.