Día Internacional de la Igualdad Salarial: Defender tus derechos cuando eres madre

El 18 de septiembre se celebra el Día Internacional de Igualdad Salarial. Según las Naciones Unidas (ONU), la brecha salarial entre hombres y mujeres a nivel mundial es del 23%.

Las mujeres cobran menos que los hombres solo por serlo. Y las que son madres tienen que luchar además contra otras formas de desigualdad que no solo se reflejan en el sueldo.

Las madres trabajadoras reducen sus jornada laboral o piden excedencias; hacen malabares para coordinar trabajo y tareas de cuidados de los hijos, renuncian a determinados puestos por ser incompatibles con su vida familiar o, lo que es peor, no se las tiene en cuenta precisamente por eso.

«Tener hijos debería ser algo positivo en todos los sentidos; y, sin embargo, es motivo de brecha salarial entre hombres y mujeres, convirtiendo el tener hijos en una penalización«, reflexiona Ana Pacheco, abogada del equipo de Criar Con Sentido Común.

La brecha salarial en España: Las madres trabajadoras cobran casi 6.000€ menos al año que sus compañeros masculinos

Según los datos de INE, la brecha salarial en España es del 21,4%. Esto implica que el salario medio de una mujer española es de 5.700 euros menos que el del hombre al año. Pero, como decía antes, no es la única forma de desigualdad laboral.

El Sindicato de Técnicos de Hacienda, Gestha, recopiló en marzo hasta siete indicadores que demuestran esta brecha, entre ellos, que las mujeres suponen el 57,6% de la población inactiva, que un 87% de los trabajadores en excedencia por cuidados son mujeres, o que tres de cada cuatro personas con trabajo a tiempo parcial también son de género femenino.

Dice este sindicato que para que se equipare el sueldo de hombres y mujeres en España al ritmo actual tendrían que pasar ¡87 años! Y eso que el Estado está dando pasos hacia esa igualdad salarial entre hombres y mujeres o para luchar contra la desigualdad. Desde el mes de abril está activo el registro salarial que obliga a las empresas, sean del tamaño que sean, a tener una base de datos donde se refleje el salario que cobra su plantilla por sexos y por grupos profesionales.

Se trata de la Herramienta Española de Igualdad Retributiva IR! y responde a una modificación del Estatuto de los Trabajadores de 2019. La Inspección de Trabajo puede requerir este registro en cualquier momento e imponer sanciones por discriminación. Para las empresas de más de 50 trabajadores, si las diferencias salariales son superiores al 25%, estas tienen que justificar esa brecha con motivos objetivos, no de género.

La brecha invisible que también perjudica a las mujeres

Que exista un registro salarial es positivo, pero en algunas ocasiones esa diferencia no se encuentra en el salario global sino en los complementos que recibe cada trabajador. Además, el salario no es la única forma de aumentar las desigualdades entre hombres y mujeres. La parcialidad, la temporalidad, la precariedad, la discontinuidad en las carreras profesionales, etc. son otras vías de mermar retribuciones y, a medio-largo plazo, generar más pobreza femenina en las futuras pensiones.

«La brecha salarial la produce la disminución de los días trabajados y los posibles cambios en la jornada laboral como, por ejemplo, pasar de trabajar una jornada completa a una parcial o de un contrato indefinido a uno temporal. En estos últimos, el sueldo es mucho menor.

La equiparación del permiso de paternidad en este sentido nos ha igualado, ya que ahora el padre que quiere tener una paternidad responsable deberá también adaptar su jornada laboral y solicitar reducciones o incluso excedencias. Pero aun así, España sigue siendo un país que castiga a las mujeres en edad fértil», lamenta la abogada Ana Pacheco.

 

Y el coronavirus también ha golpeado más a las mujeres. Según datos de Eurofund, la brecha salarial entre hombres y mujeres creció un 0,4% entre abril y septiembre de 2020. De hecho, el Día Internacional de la Igualdad Salarial de la ONU se centra este año en:

«los actores clave del mercado laboral para garantizar que la igualdad salarial siga siendo fundamental en las respuestas a la pandemia en todo el mundo y para reconocer plenamente las contribuciones de las mujeres durante el proceso de recuperación de la COVID-19. El evento tiene como objetivo revitalizar el compromiso de acabar con la brecha salarial de género en todas las regiones y sectores para recuperarse mejor de la pandemia de COVID-19″.

¿Cómo puede luchar una madre por la igualdad salarial?

El camino es difícil pero no imposible. La brecha salarial es denunciable puesto que es un caso claro de discriminación. Para ello se puede realizar una demanda ante la Inspección de Trabajo o en las consejerías u organismos autonómicos de Trabajo. «Por lo general, estos tratarán de llegar a un acuerdo de conciliación entre las partes», indica la abogada Ana Pacheco. Si no hay acuerdo, la persona afectada puede recurrir a los tribunales.

«La realidad, no obstante, es que pocas mujeres defienden sus derechos. Las que ocupan cargos relevantes prefieren renunciar a la equiparación salarial antes que al estatus. Las que tienen un puesto más bajo, no se atreven por miedo a perder el trabajo, por falta de recursos económicos o simplemente por desconocimiento». Así lo explica nuestra experta Ana Pacheco, con quien podéis contactar gratuitamente si formáis parte de la Tribu CSC. 

¿Qué nos queda entonces? La presión social. «La brecha salarial es un asunto triste y preocupante. Hoy en día, la única forma de cambiar esto es con la presión que hacen, por ejemplo, los movimientos feministas». Lo cierto es que existe a nivel mundial la Coalición Internacional para la Igualdad Salarial, de la que forma parte ONU Mujeres, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y otros socios.

Según la ONU, el Día Internacional de la Igualdad Salarial es producto del compromiso con los derechos humanos y contra todas las formas de discriminación contra las mujeres y las niñas. Y reconoce que la igualdad y el empoderamiento femenino está «estancado» por la «persistencia de las desigualdades históricas y estructurales». Habrá que luchar por acabar con esta parálisis.