Día Internacional de la Niña

Hoy, 11 de octubre, se celebra el Día Internacional de la Niña. Desde el año 2011, la Asamblea General de las Naciones Unidas acordó establecer este día como el Día Internacional de la Niña para promover sus derechos y reconocer los desafíos únicos a los que las niñas se enfrentan en el mundo. 

Habrá quienes piensen que ya existe el Día Mundial de la Infancia, y que no hay necesidad de especificar el género y dedicar un día en exclusiva a reivindicar los derechos de las niñas. Pero, ¿qué importancia tiene el Día de la Niña?

¿Por qué se celebra el Día Internacional de la Niña?

Es cierto que ya existen acciones y días para reivindicar los derechos de la infancia, en general. Entonces, ¿qué importancia tiene este día? ¿Quién celebra, organiza y promueve el Día Internacional de la Niña? 

Ya en 1995, la Conferencia Mundial sobre la Mujer que se celebró en Beijing, puso el foco de atención por primera vez de manera específica en los derechos de las niñas. Pero no fue hasta el 19 de diciembre de 2011 cuando se aprobó, en la Asamblea General de las Naciones Unidas, la Resolución para declarar el 11 de octubre como el Día Internacional de la Niña. Otras organizaciones como la UNESCO, Unicef o, incluso, el Banco Mundial, realizan campañas de apoyo a los derechos de las niñas y de concienciación sobre los desafíos específicos que enfrentan por el hecho de serlo. 

Aún hoy, en nuestros días, nacer niño o niña es un hecho que condiciona tu vida y repercute directamente sobre tus derechos y oportunidades. Desde países en los que existe una relativa conciencia sobre igualdad de género y se ha avanzado en los últimos años en lo referente a los derechos de la mujer, puede parecernos que no es necesario hacer esta distinción de géneros desde la infancia pero, además de profundizar sobre las diferencias que aún se dan en nuestras sociedades, debemos ser capaces de abordar este Día Internacional desde una perspectiva más amplia. 

Algunos de los riesgos y las dificultades que entraña nacer niña hoy en día en algunas partes del mundo, según Unicef, son:

Mutilación genital femenina

Se estima que más de cuatro millones de niñas y mujeres están en riesgo de padecerla cada año. Esta es una práctica que, además de ser salvaje y mutilar nuestra sexualidad, pone en riesgo severo la salud de millones de niñas cada año, ya que es una práctica que, en la mayoría de las ocasiones, se realiza sin las condiciones higiénico-sanitarias necesarias para una intervención quirúrgica de ese calibre.

Lo más doloroso es que, además, es una intervención sin ningún tipo de justificación admisible que causa un dolor terrible e innecesario y cercena el derecho a vivir su sexualidad de forma plena. El clítoris es el único órgano del ser humano cuya única finalidad es el placer y a millones de niñas cada año se les extirpa; muchas de ellas mueren a causa de las infecciones y complicaciones posteriores a dicha intervención. 

Matrimonios concertados

Alrededor de 650 millones de mujeres han contraído matrimonio antes de cumplir los 18 años: esto es, una de cada cinco. A estas edades en las que, aún no se tiene capacidad legal para votar o conducir, millones de niñas son “vendidas” en matrimonios forzosos. Según Naciones Unidas, hasta 10 millones de niñas corren el riesgo de contraer matrimonio infantil.

En otros países la familia de la niña debe ofrecer una dote (aportación económica considerable) a la familia del marido a cambio del estatus y la seguridad que el marido proporcionará a la esposa. Vivir en una relación de pareja impuesta no se corresponde en absoluto con valores como el amor, el respeto o la libertad. 

Agresiones sexuales

Según la web de Unicef, 13 millones de chicas de entre 15 y 19 años han sufrido relaciones sexuales forzadas en el mundo. 13 millones de adolescentes violadas. Otro tipo de agresión que castiga de manera específica y cruel a las niñas y adolescentes. En la web de INE podemos comprobar con datos estadísticos que prácticamente la totalidad de los delitos relacionados con el abuso o las agresiones sexuales son cometidos por hombres.

No se recogen datos en la web sobre el género de las víctimas. También hay niños que sufren agresiones sexuales, pero se calcula que 9 de cada 10 víctimas aproximadamente son niñas o mujeres. Nacer niña, hoy en día, aumenta el riesgo de ser abusada o violada. 

Según Naciones Unidas, las niñas son principalmente víctimas de la explotación sexual (72% de las víctimas detectadas), mientras que los niños son principalmente sometidos a trabajos forzados (66% de las víctimas detectadas).

Acceso a la educación

La teoría nos dice que el derecho a la educación es universal (o debería serlo) y que no entiende de géneros, pero una de cada cuatro niñas de entre 15 y 19 años en todo el mundo no recibe educación, empleo o capacitación; frente a uno de cada diez niños de la misma edad. Una vez más, nacer niña en el mundo aumenta el riesgo de tener vetado el acceso a la educación y reducidas las posibilidades de desarrollarte profesionalmente. 

Además de estos graves riesgos y perjuicios, se calcula que las adolescentes dedican el doble de tiempo a las tareas domésticas que los chicos de su misma edad, perpetuando así un sistema social en el que las niñas han crecido integrando de manera prioritaria en sus vidas el rol de cuidadoras y proveedoras de comodidad para la familia por encima de su desarrollo profesional.

Asimismo, a nivel mundial, según Unicef, el porcentaje de mujeres graduadas en Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM) es inferior al 15% en más de dos tercios de los países.

Resulta evidente, a la vista de los datos objetivos, que los derechos de las niñas necesitan ser reivindicados de manera específica, ya que existe un claro sesgo de género en muchos de ellos que implican que, aún en el siglo XXI, nacer niña implique claras desventajas sociales y riesgos para nuestra salud y nuestra seguridad. 

Desde la escuela podemos y debemos integrar, dentro de los Planes de Igualdad, actividades para celebrar el Día Internacional de la Niña y concienciar a nuestro alumnado sobre la necesidad de seguir trabajando para avanzar en derechos, de manera que algún día, no muy lejano, nacer niña o niño en el mundo, no implique ningún tipo de riesgo específico o discriminación.

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