En los últimos años, algunos médicos han sugerido que reducir los carbohidratos puede ayudar a niños y adolescentes con diabetes. ¿Qué hay de cierto en ello y qué opinan los diferentes organismos médicos? Incremento alarmante de…
Este post se publicó originalmente el 14/11/2021 y ha sido actualizado en fecha 14/11/2024
El 14 de noviembre es el Día Mundial de la Diabetes. La diabetes mellitus es una enfermedad metabólica en la que el páncreas no puede fabricar insulina suficiente o esta no logra actuar en el organismo porque las células no responden a su estímulo. Existen diversos tipos. La diabetes infantil es principalmente de tipo 1.
Sin embargo, la diabetes tipo 2 que afecta a los adultos se está detectando cada vez en personas más jóvenes (niños y adolescentes). Es la consecuencia de un estilo de vida sedentario y malos hábitos alimenticios.
Cada 14 de noviembre se conmemora el Día Mundial de la Diabetes que busca crear concienciar ante el impacto de la diabetes y que los gobiernos pongan todos los recursos necesarios en sanidad para su prevención, diagnóstico y manejo. En este post nos centraremos en la diabetes mellitus tipo 1, la que más afecta a los niños.
Según datos del Ministerio de Sanidad, España es el país con más incidencia de este tipo de diabetes del sur de Europa. El Manual sobre la Diabetes de Sanidad, actualizado en 2019, recoge que unos 12.000 niños menores de 15 años conviven con la diabetes en nuestro país. Cada año se diagnostican entre 1.200 y 1.500 nuevos casos de diabetes infantil.
La insulina: Para qué sirve y cómo actúa
Nuestro organismo necesita energía para funcionar y esta se obtiene a partir de los alimentos que ingerimos. La mitad de esa energía procede de los hidratos de carbono que se transforman en glucosa y, una vez que pasan al estómago e intestinos a través de la digestión, se incorporan a la sangre. La insulina es la encargada de abrir la puerta para que la glucosa de la sangre pase a las células y se conviertan en la energía que necesita nuestro cuerpo.
También el hígado transforma otras sustancias, como grasas o proteínas, en glucosa. Cuando una persona no tiene diabetes, la cantidad de insulina aumenta rápidamente para gestionar el azúcar en sangre. Entre las comidas y por la noche también se genera insulina en pequeñas cantidades para poder asimilar la glucosa que viene del hígado. En las personas con diabetes, el páncreas no fabrica insulina. Y eso significa que la glucosa no entra en las células, no llega la energía al cuerpo y este se pone enfermo.
La insulina se descubrió hace 100 años gracias a las investigaciones de los canadienses Frederick Gran Banting y Charles Best. El hallazgo fue tan importante que Banting recibió el Premio Nobel de Medicina en 1923.
¿Cuál es la diabetes que le da a los niños?
Existen varios tipos de diabetes. En el caso de los niños, el 90% de los casos se corresponde con la diabetes mellitus tipo 1. Esta está provocada por un déficit en la producción de insulina porque las células encargadas de producirlas son destruidas por el sistema inmune del niño.
Por otro lado, existe la diabetes tipo 2 que afecta principalmente a las personas adultas. Sin embargo, cada vez se detecta en más menores. Está asociada a la obesidad infantil y está provocada por un mal funcionamiento de la insulina en el organismo. Tal y como explica la guía de Sanidad:
«El aumento del sedentarismo, el sobrepeso y unos hábitos alimentarios inadecuados en muchas personas de nuestra sociedad están provocando que cada vez se diagnostiquen más casos de diabetes tipo 2 en edades más tempranas de la vida.»
Con el objetivo de disminuir el consumo de azúcar en los niños, el Ministerio de Consumo va a prohibir la publicidad de productos azucarados como galletas, bollería industrial o helados.
La diabetes, por último, también puede tener un origen genético (diabetes monogénica) pero es mucho menos frecuente. Puede estar generada por fármacos y, por último, existe la diabetes gestacional que afecta a las embarazadas.
Factores implicados en la diabetes infantil
Actualmente se desconoce cuál es el mecanismo exacto que origina la diabetes infantil tipo 1. No obstante, sí se conoce que se necesitan varios factores, según el Manual del Ministerio de Sanidad:
- Factor genético. Existe una predisposición genética que se hereda de los padres y que favorece el desarrollo de la diabetes, igual que otras patologías como problemas de tiroides o celiaquía.
- Factores ambientales. En este grupo se incluye elementos como la alimentación, infecciones y la microbiota del peque, entre otras. Combinados con el factor genético, influyen en el sistema inmune.
- Factor autoinmune. Los factores anteriores producen una «respuesta especial y anómala» del sistema inmune, que afecta al páncreas y destruye las células beta que son las encargadas de producir la insulina. «El mecanismo inmune que desencadena la diabetes es muy complejo, y por ello muchos científicos lo estudian con el objetivo de conocerlo a fondo y llegar algún día a desarrollar un modo de frenarlo o prevenirlo.»
Así que la pregunta es, ¿se puede curar la diabetes infantil? Lamentablemente no, aunque la ciencia está en estos momentos buscando una solución. No obstante, sí existe un tratamiento muy eficaz que permite tener la enfermedad controlada y hacer que los niños tengan una vida prácticamente normal. Eso sí, poniéndose insulina y regulando alimentación y ejercicio.
¿Cómo saber si un niño tiene diabetes infantil?
Hay diversos síntomas de la diabetes infantil. Pueden aparecer en pocos días o semanas pero no en todos los niños se da de igual forma. Estas señales son:
- Necesidad de orinar continuamente (poliuria). Es posible que el niño se haga pis en la cama.
- Al orinar tanto, tendrá mucha sed y beberá mucha agua (polidipsia).
- Alteraciones del apetito. Puede ocurrir que tenga mucha hambre (polifagia) pero, sin embargo, el niño no aumenta de peso sino que lo pierde. En otras ocasiones, perderá ese peso porque no le apetezca comer.
- Cansancio desproporcionado.
- Otros síntomas como fatiga, irritabilidad o visión borrosa.
Pasado un tiempo y si la falta de insulina continua, los síntomas puede evolucionar hacia la cetoacidosis diabética. Se trata de una situación grave para el niño que viene acompañada de inapetencia, vómitos y dolor abdominal, así como deshidratación, alteraciones respiratorias, tendencia al sueño y disminución progresiva de la conciencia.
La detección precoz de la diabetes infantil es fundamental para evitar llegar a este punto. En cuanto aparezcan los síntomas iniciales, hay que consultar con el pediatra. En Criar Con Sentido Común contáis con un nutrido grupo de profesionales acreditados que os pueden ayudar en este sentido. Tendréis acceso directo si formáis parte de la Tribu CSC.
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Cómo se trata la diabetes infantil tipo 1
Como el niño no produce insulina es necesario administrársela. No puede ser oralmente (porque los jugos gástricos la destruirían antes de cumplir su función), así que se administra pinchándola.
Según la Asociación Española de Pediatría, la cantidad de insulina varía en función del niño, la cantidad de azúcar que tenga en cada momento, la actividad que vaya a realizar, entre otros factores. Para asegurar que la cantidad de insulina es la suficiente, hay que hacer controles de los niveles de azúcar en sangre a través de los glucómetros.
Por otro lado, es importante que el menor tenga una dieta sana y equilibrada que incluya grasas, proteínas e hidratos de carbono. Estos últimos tienen que ser en raciones determinadas. También es necesario el ejercicio físico para combatir la diabetes infantil. En nuestro blog puedes encontrar opciones deportivas según la edad.
Vida normal pero consciente
La diabetes no se puede curar, así que un niño que padezca diabetes tipo 1 tendrá que convivir con ella toda su vida (al menos hasta que se descubra una cura). Por eso, es recomendable que las familias hagan partícipe a los niños de su enfermedad y que estos aprendan a convivir con ella.
Una buena forma es explicarles claramente qué es la diabetes infantil y concienciarles de cuál es el tratamiento y que han de seguir hábitos de vida saludables para evitar problemas futuros.
La diabetes infantil conlleva riesgos inmediatos (como hipoglucemias o hiperglucemias -bajadas o subidas de azúcar-) pero también a largo plazo. Y esas consecuencias pueden afectar al riñón, a la retina, los vasos sanguíneos y el sistema nervioso periférico.
Si les enseñamos a ser conscientes de la diabetes infantil y los acompañamos, les será más fácil llevar una vida normal. Como la de cualquier niño.
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