Células madre dentales: ¿Es buena idea conservar los dientes de leche para curar enfermedades?

Diversos estudios científicos apuntan a que los dientes de leche son fuente importante de células madre mesenquimales con gran capacidad de renovación

Además de un recuerdo de la infancia de nuestros hijos que atesoramos como si fueran diamantes, los dientes de leche también son fuente de células madres. Las primeras investigaciones sobre este asunto se remontan a principios de la década de los 2000 y en ella ya se apuntaba a que no solo podrían tener interés para tratamientos dentales, sino que también podrían ser de gran ayuda para terapias regenerativas.

Pero este potencial de los maravillosos dientecitos de nuestros peques no significa que se puedan usar para este objetivo ya. Ni siquiera a medio plazo. «Lo cierto es que el futuro uso de los dientes de leche como fuente de células madre está en fase de investigación. En mi caso, no conozco a ningún profesional ni paciente que hay optado por preservar los dientes para ese uso», aclara Irene Iglesias, odontóloga materno-infantil en Criar Con Sentido Común.

Los dientes de leche como fuente de células madres

Al menos desde hace dos décadas se sabe que los dientes contienen reservas de células madre, que son la materia prima de nuestro cuerpo. A partir de ellas se generan las demás células con funciones especializadas. Las células madres son como un sistema de reparación para el organismo, y por eso la ciencia lleva años estudiándolas. El objetivo es usarlas para crear células y tejidos que podrían ayudar a tratar enfermedades como el parkinson, el alzheimer o la artritis.

 

 

Se diferencian de otras células del cuerpo porque se pueden dividir y renovarse a sí mismas; no son especializadas y, por tanto, no cumplen funciones específicas; pero tienen potencial para convertirse en células especializadas como musculares, de la sangre o cerebrales.

Las hay de distinto tipo. Por ejemplo, de origen embrionario o las perinatales (líquido amniótico y cordón umbilical) que generan mucho debate ético sobre su uso. También las adultas, que se encuentran en pequeñas cantidades en la mayoría de los tejidos, incluidos los dientes.

En el año 2000, el profesor de la Universidad de Adelaida (Australia), Stan Gronthos, comenzó a investigar sobre las células madre dentales. A día de hoy se han hallado cinco tipos:

  • Células madre de la pulpa dental.
  • Dientes deciduos exfoliados.
  • Del ligamento periodontal.
  • De la papila apical.
  • Células progenitoras del folículo dentario.

 

 

En el año 2003, el doctor Songtao Shi, investigador del National Institute of Health (NIH) de Estados Unidos, dio a conocer, junto a su grupo, otro estudio que concluía que los dientes de leche de los niños son una importante fuente de células madre que no solo se podría utilizar de forma autóloga (para la misma persona) sino que además es un «recurso único» para la creación de tejidos.

¿Guardo los dientes de leche para células madre?

Solo hasta 2009 se realizaron más de 936 trabajos centrados en las células madre dentales y, después de ese año, este tema ha generado 5.177 artículos. Son dos datos que demuestran cómo las células madre dentales despiertan mucho interés porque existen muchas expectativas. La mayoría de esas investigaciones, con todo, se orienta hacia el uso de estas células madre como una alternativa biológica viable para tratamientos dentales, como implantes autólogos.

Sin embargo, hay vías de investigación para su uso en la regeneración de otras partes del cuerpo; ya que los dientes de leche son una fuente muy importante de células madres al estar menos expuestos a daños medioambientales.

 

 

Todo esto es una ventaja con respecto a otras células madre adultas que, en general, son menos versátiles y menos duraderas. Además, son más propensas a sufrir alteraciones por agentes ambientales, como toxinas, o en el proceso de replicación. Y eso las limita para su uso en el tratamiento de enfermedades.

En cualquier caso, guardar los dientes de leche de nuestros hijos para este fin es actualmente «utópico», según la odontóloga Irene Iglesias: «La extracción tiene que hacerse en determinadas condiciones. Por ejemplo, no se puede caer solo sino que hay que extraerlo, ha de conservar la raíz completa y sacarlo con su folículos, sin que se rompa nada», especifica la experta, a la que podéis consultar sobre la salud bucodental de vuestros peques en la Tribu CSC

Esa extracción, además, tendría que hacerse en condiciones de esterilidad y la conservación del diente completo (que ha de estar sano, sin caries ni ninguna anomalía) también tendría que cumplir ciertos requisitos para su conservación (procesado, criopreservación y almacenado específico).

 

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¿Qué hacer con los dientes de leche caídos? En la actualidad existen bancos privados de dientes de leche (han proliferado mucho en Estados Unidos) pero las personas que opten por ellos tienen que tener en cuenta que preservarlos es caro y, sobre todo, que no se puede curar ninguna enfermedad con esas células madre a día de hoy. Sería una apuesta de futuro sin garantías actualmente.

¿Qué diferencias hay entre las células madre de los dientes de leche y las del cordón umbilical?

Existen varias diferencias destacables. Por un lado, la células madre dentales son mesenquimales, que se caracterizan por ser pluripotenciales y tener una gran capacidad de renovación. Eso las hace viables para la regeneración de músculos, piel, cartílago, huesos o incluso tejido nervioso. Incluso hay estudios que apuntan a que podrían ser capaces de generar insulina y, por tanto, de ayudar en la lucha contra la diabetes.

Las células madre del cordón umbilical, por su parte, son hematopoyéticas y, por tanto, solo se pueden usar en el tratamiento de enfermedades sanguíneas, como la leucemia o linfomas. Además, estas son incapaces de multiplicarse y no son suficientes para el tratamiento para un adulto.

 

 

En el caso de los dientes de leche, las células madre se pueden multiplicar y renovarse. Las investigaciones apuntan, además, que ayudarían no solo en la regeneración de tejidos o huesos, sino también frente a enfermedades como el parkinson, la leucemia o el alzheimer.

Mientras las células madre de origen dental se pueden recolectar en cualquier momento, las células madre del cordón solo se pueden obtener en el momento del nacimiento del bebé. Es un proceso invasivo y el de los dientes, no (aunque la extracción se ha de hacer antes de que se caiga la pieza). Y se pueden extraer no solo de los dientes de leche, sino también de los permanentes y de las muelas del juicio.

 

 

Por último, mientras los dientes de leche para células madre se pueden utilizar para la misma persona de la que se extraen (autólogo); las del cordón umbilical solo se pueden usar para otra persona. En este caso sí existen bancos de donación públicos donde esa sangre se almacena como un gesto solidario. Incluso la legislación española establece que cualquier sangre almacenada en un banco público o privado en España puede ser utilizada para cualquier paciente que la pueda necesitar.

Recogida de dientes de leche para investigación

Pero los dientes de leche no sirven únicamente para células madre o como piezas de nuestra colección de recuerdos. El Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (Cenieh) lleva varios años recogiéndolos para investigaciones en el ámbito paleoantropológico y forense. En noviembre del año pasado desarrolló la séptima campaña de Recogida de Dientes del Ratón Pérez.

 

 

Gracias a estas campañas, cuenta con una colección de 2.500 piezas dentales que se han utilizado en diversas investigaciones. En concreto, estudios sobre la caracterización morfológica externa (esmalte) e interna (dentina) de los dientes con técnicas de microtomografía axial computarizada; investigaciones sobre patologías sufridas por las poblaciones humanas extintas; o trabajos sobre el patrón de desarrollo e histología dental y de dimorfismo sexual; tal y como recoge la propia web de este organismo.

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