Dime cómo usa tu bebé sus manitas y te diré cómo es su desarrollo…

Cuando nos fijamos en el desarrollo de nuestro pequeño, y nos paramos a pensar en qué cosas sabe o puede hacer, sobre todo en las primeras etapas, solemos estar muy centrados en observar sus capacidades manipulativas y habilidades motrices.

Cómo se mueve, si voltea, gatea, si ya se pone de pie… También solemos prestar especial atención al desarrollo del lenguaje, especialmente a las cosas que ya sabe hacer y decir: si dice adiós con su manita o tira besos cuando se lo pedimos.

En cambio, las habilidades motrices básicas, como el uso de sus manitas, suele pasar mucho más desapercibido, a pesar de ser un potente indicador de su desarrollo global y maduración en muchos aspectos.

Cómo nuestro bebé o peque más mayor use sus manitas para explorar los objetos y jugar, nos dice mucho de sus habilidades motrices, e incluso de su madurez a la hora de elaborar las diferentes actividades de manipulación diarias, resolver problemas o incluso, tolerar la frustración.

En este post, nos vamos a embarcar en un viaje a lo largo del desarrollo de la función manipulativa durante los 6 primeros años de vida de nuestro peque, momento en el que tendrá adquiridas casi todas las funciones y movimientos que tenemos los adultos.

Los primeros meses: descubriendo el mundo

Desde el momento en que un bebé llega al mundo, sus manitas están listas para empezar a explorar. Al principio, casi siempre con los puños cerraditos, pero con capacidad para abrirlas y “abaniquear” sus largos deditos cuando se estira al desperezarse o quiere moverse.

En los primeros tres meses, cuando la actividad del bebé es fundamentalmente refleja, el uso de su mano también está dominado por los reflejos, como el de prensión. Veremos que si colocamos nuestro dedo dentro de la palma de la mano del bebé, él nos lo apretará. Cuando le cogemos en brazos para alimentarlo, puede agarrarse fuertemente a nuestro pelo, pecho o camiseta, y será difícil que nos suelte, porque aun no sabe abrir su mano a voluntad.

A medida que avanzan las semanas, en torno a los 2 a 3 meses, los bebés comienzan a usar sus manos de manera más intencional. Sus nuevas capacidades manipulativas les permiten empezar a llevarse las manos a la boca, a tocar su carita y a explorar su propio cuerpo. Estas primeras exploraciones son cruciales para el desarrollo de la coordinación ojo-mano y para aprender cómo, a través de sus acciones, puede influir su entorno.

De 4 a 6 meses: explorando los objetos

Cuando el bebé llega a los 4 meses, el interés por explorar su alrededor aumenta a la vez que sus capacidades manipulativas para poder hacerlo. Empieza a poder alcanzar aquello que le interesa y cuando logra agarrarlo, lo agita y sacude, observando cómo suena y llevándolo hasta su boca.

Ahora es interesante ofrecer objetos fáciles de agarrar y que no sea duros o pesen, porque los movimientos de nuestro bebé aún son imprecisos y algo bruscos, y es fácil que puedan darse en la cara sin querer.

Pronto empezará a soltar a voluntad, y podrá cambiar los objetos de una mano a otra. La coordinación ojo-mano sigue madurando. Las manos parecen desplegarse y abrirse a la par que nuestro pequeño empieza a poder moverse más en el suelo.

La exploración de los materiales es más rica y variada, y nuestro bebé puede chupar, agitar, golpear y tirar todo aquello que cae en sus manos. Descubrir texturas nuevas y formas de agarrar objetos de diversas formas y tamaños será un estímulo clave en esta etapa del desarrollo.

De 7 a 12 meses: el dedo índice y la pinza

A partir de los 7 meses, el desarrollo de la manipulación da un salto notable. En este momento, coincidiendo con la capacidad para mantenerse sentado sin necesidad de utilizar sus manos para apoyarse, aparece un agarre más maduro y evolucionado, hablamos de la aparición de la pinza índice-pulgar para sostener objetos pequeños, preludio de una manipulación de precisión.

Durante este período, los juegos que involucran encajar piezas y apilar bloques son especialmente beneficiosos. A los 12 meses, tu peque puede empezar a construir torres con bloques, y muchos comienzan a jugar con juguetes que requieren un poco más de habilidad, como los juguetes con botones, interruptores, pomos, tiradores… Estos juegos no solo son divertidos, sino que también ayudan a desarrollar su capacidad para resolver problemas y mejorar su coordinación.

En esta etapa el dedo índice se independiza, y el peque lo utiliza para explorar cualquier agujerito a su alcance y también la apuntar e indicarnos lo que desea, le sorprende o asusta.

De 1 a 3 años: pequeños artistas y constructores en acción

Nuestro peque crece, también sus intereses y capacidad para utilizar los objetos. Todo va a la par y unos aspectos influencian a otros. Si nuestro bebé es más maduro, tiene unas habilidades motrices adecuadas a su edad, y su interés por explorar, manipular piezas, ensayar diferentes posibilidades que tienen los materiales va creciendo, es muy probable que dedique mucho tiempo a entrenar sus pequeñas manitas en estos quehaceres, haciéndose cada vez más experto en ellos.

En cambio, si le cuesta más trabajo y los objetos no le despiertan especial interés, prefiriendo moverse y corretear detrás de una pelota, es muy posible que sus habilidades manipulativas sean más inmaduras, porque no está ensayando esas habilidades, aun no ha alcanzado esa etapa evolutiva.

En estos 3 primeros años, los peques se dedican a amontonar, ensamblar, construir, poner en relación unos materiales con otros. Los del tipo desestructurado (juego abierto) son mis favoritos, porque ofrecen mil y una oportunidades para este cometido. También empiezan a interesarse por crear de otra manera, con pinturas y otros materiales como masillas o papeles que pueden romper y pegar.

También empiezan a interesarse por colaborar en tareas del hogar como nos ven hacer a nosotros. Permitirles acceder a los alimentos para preparar comidas sencillas con utensilios adaptados a sus manitas es una gran idea.

Dejarles experimentar e intentar poner y quitarse su ropa, o incluso que nos ayuden a limpiar ofreciéndoles un trapo y un spray para que puedan rociar susperficies y luego frotarlas, son actividades altamente estimulantes para sus destrezas de coordinación bimanual.

De 3 a 6 años: maestros de la coordinación y la precisión

El uso de herramientas e instrumentos quizá sea el más característico de esta fase del desarrollo manipulativo, en el que se consolidan las destrezas que han ido perfilándose en las etapas anteriores que hemos ido reseñando. Así, nuestro peque experimentará con pinzas, cubiertos, tijeras y el lápiz y otros instrumentos de escritura harán su aparición para quedarse.

Entre los 3 y los 6 años nuestro peque pasará de empezar a poder subirse los pantalones o ponerse los zapatos, a ser capaz de abrocharse los botones y incluso de hacer lazadas sencillas, completando así la actividad del vestido de manera independiente.

Se hará experto en manipular broches y cerraduras. Enroscar tapones y tapaderas, desenvolver, despegar y pegar gomets, construir con piezas mucho más delicadas y que requieren más precisión.

En cuanto al lápiz, realmente la manita de nuestro peque no está realmente preparada para utilizarlo con una prensión y patrón adecuado hasta casi los 6 años de edad. Antes de ese momento, lo ideal es ofrecer materiales adaptados a sus pequeñas manos: ceras gruesas y cortas como las que simulan rocas, anchas con forma triangular, instrumentos que tienen un pequeño pomo, esponjitas, tizas, etc.

¡Y las propias manos para pintar! Hay mil y una opciones para estimular a nuestro peque con este tipo de actividades, de manera que las disfrute y no se frustre por intentar adelantar un hito para el que aún no está preparado.

Conclusión: un viaje de crecimiento y descubrimiento

El desarrollo de las capacidades manipulativas en los primeros seis años es un viaje lleno de descubrimientos y logros. Desde los primeros movimientos involuntarios hasta la habilidad para realizar tareas detalladas y creativas, cada etapa del desarrollo es un paso hacia una mayor independencia y capacidad para interactuar con el mundo.

El desarrollo de las capacidades manipulativas no está desligado del desarrollo y maduración general del pequeño, por lo que estimular la exploración motriz general (el uso de bicis, patines, columpios para trepar, etc.) siempre será la base idónea para la adecuada maduración de las manitas del peque.

Como madres, padres y cuidadores, ofrecer un entorno rico en oportunidades para explorar y experimentar es clave para apoyar este desarrollo. Juguetes adecuados, actividades creativas y mucho tiempo para experimentar son fundamentales para nuestros peques.

¡Disfrutemos cada paso, sin prisa, acompañando a nuestros peques a explorar, descubrir y disfrutar de cada nueva habilidad que desarrollan!

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