¿Cómo aplicar la disciplina positiva en niños que pegan? Cuando pensamos en formar una familia nos asaltan dudas e inquietudes varias y, cuando por fin tenemos a nuestro bebé en brazos, la ilusión y los…
Mi hijo tiene rabietas a todas horas. Mi hija no me hace caso. Mis hijos se pelean todo el tiempo. Mi hija hace justo lo contrario de lo que le digo. Mi hijo me pega. Mis hijas gritan mucho… A menudo, las familias llegan a algún taller de Disciplina Positiva para padres y madres con la esperanza de encontrar la forma de que la conducta de sus hijos/as cambie, de conseguir que les obedezcan o que se comporten de forma distinta a como lo hacen habitualmente.
Es lógico que nos sintamos desbordadas/os ante los retos de la crianza, sobre todo, en estos tiempos en los que la conciliación brilla por su ausencia y se espera, de nosotras especialmente, que criemos como si no tuviéramos otro trabajo que el de maternar y que rindamos en el trabajo como si no estuviéramos criando, con todo lo que ello implica.
Si a todo eso le añadimos que cada vez somos más conscientes de los perjuicios de la educación autoritaria y que intentamos hacer las cosas de forma más respetuosa, pero nos faltan herramientas e ideas para cambiar todos esos automatismos que nos salen de forma natural como fruto de la educación que recibimos en nuestra infancia, parece lógico que muchas familias acudan a este tipo de talleres en busca de ayuda para conseguir resolver los problemas que tienen con sus hijos e hijas.
Pero siento deciros que, tal y como reza el título de este post, en realidad la Disciplina Positiva no es para los niños sino para los padres.
Disciplina Positiva para padres y madres
Los niños y las niñas se comportan como lo que son. Muchas de las conductas que nos incomodan son propias de la infancia o responden a su desarrollo evolutivo, por lo tanto, no van a desaparecer hasta que no maduren y concluya esa etapa.
En otras ocasiones, puede que algunas de las conductas que nos preocupan respondan a cuestiones que sí se pueden mejorar con nuestra intervención educativa pero, en cualquier caso, la Disciplina Positiva no va de controlar la conducta infantil sino de cambiar nuestra forma de entender la educación para poder gestionar nuestra intervención desde el respeto mutuo.
Eso no quiere decir que la Disciplina Positiva no funcione. Lo hace y mucho. A largo plazo la Disciplina Positiva es la mejor opción para nuestra familia si queremos que nuestras hijas e hijos adquieran habilidades para la vida que les permitan desenvolverse y ser parte activa de la sociedad; para que estén razonablemente satisfechos/as con sus vidas.
Sin embargo, a corto plazo implica un gran trabajo por nuestra parte para ser capaces de cambiar la mirada hacia la infancia y asumir nuestro liderazgo desde la horizontalidad olvidándonos de las imposiciones, la jerarquía y el autoritarismo.
Disciplina positiva para familias
Así que no, la Disciplina Positiva no es para los niños ni las niñas. Lo que sí podemos plantearnos es que existe la Disciplina Positiva para padres y madres de hoy. Para familias que quieren encontrar la forma de relacionarse desde el respeto hacia todos los miembros de la familia.
Hay personas que asocian la Disciplina Positiva con la permisividad y la falta de liderazgo y piensan que este tipo de crianza se asocia a falta de límites, pero nada más lejos de la realidad. La Disciplina Positiva es para madres y padres que quieren disfrutar de la crianza de sus hijos e hijas en un clima de armonía, sin entrar en luchas de poder y sin caer en los excesos del autoritarismo ni de la permisividad.
Padres y madres que quieren crear un vínculo seguro y construir una relación basada en la confianza que perdure en el tiempo. Que intentan comprender y conocer la naturaleza de la infancia para poder acompañar desde el conocimiento. Que no renuncian a su liderazgo, pero aprenden a ser líderes a quienes no hay necesidad de temer. Que no quieren que el miedo forme parte de la ecuación familiar.
Y, lógicamente, todo esto va a repercutir de forma positiva en sus hijas e hijos. Va a cambiar de manera trascendental su día a día y, sobre todo, a largo plazo, les va a ayudar a desarrollarse sintiéndose queridos, valiosas, importantes.
Habrá herramientas educativas concretas que nos funcionen incluso a corto o medio plazo y nos ayuden a afrontar los retos de la crianza con más seguridad y confianza. Aprender a acompañar una rabieta o a gestionar la etapa del “no” puede facilitarnos mucho la vida como madres y padres, aunque no exista una varita mágica que haga desaparecer ni una cosa ni la otra.
Pero la Disciplina Positiva es mucho más que una caja de herramientas. Es tener la valentía de desaprender lo aprendido y cambiar la mirada hacia la infancia. Asumir que no podemos controlar la conducta infantil y que manipular para que nos obedezcan es un error. Afrontar el reto de cuidarles y cuidarnos para que la familia pueda crecer en armonía y respeto mutuo.
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