¿Puedo dormir con mi bebé y darle el pecho sin aplastarle?

Aunque cada noche millones de mujeres duermen con una teta fuera, todavía muchas personas consideran que no es adecuado dormir con el bebé al lado o darle el pecho mientras la madre duerme.

Y, cada día, a millones de madres se les sugiere que tengan a su hijo en una cuna junto a la cama o en otra habitación y que, cuando llore, lo amamanten sentadas, después lo vuelvan a dejar durmiendo y vuelvan a acostarse ellas mismas.

Pues no hay razón para hacer esto a no ser que concurran ciertas circunstancias. ¿Cuándo no se puede hacer colecho? Por ejemplo: a no ser que tengas mucho sobrepeso u obesidad, tu bebé sea prematuro o de bajo peso, consumas sustancias (tabaco, alcohol, drogas, antidepresivos, ansiolíticos fuertes o fármacos sedantes), se comparta cama con otros hermanos, se suban a la cama animales de compañía o estés extremadamente cansada (como a veces sucede en el periodo de postparto inmediato).

Entonces, ¿dónde es mejor que duerma el bebé? Si en tu caso no se da ninguna de estas circunstancias, puedes dar el pecho dormida sin miedo a aplastar a tu bebé. Siempre, eso sí, que sigas las recomendaciones para un colecho seguro pautadas por los expertos.

Es más seguro y menos cansado que una lactancia de noche sentada

Coges al bebé de la cuna o el moisés, te sientas en la cama o en un sillón, le das el pecho y cuando se duerme lo metes de nuevo en su camita. Suena idílico… si no fuera porque los bebés están diseñados para alertarse cuando sienten que tus brazos se desprenden de él. Así que en cuanto se siente descender hacia su cuna, llora.

Así que los despertares nocturnos son mucho más numerosos y el bebé, ya en alerta, desconfía, así que también le cuesta mucho más dormirse, porque sabe que, en cuanto se despiste, le dejarás solo. Y solo no quiere estar, claro.

Pasados los días, el cansancio va haciendo mella y al final muchas mujeres optan por modificar el sistema: primero lo cogen, le dan el pecho tumbadas y vuelven a depositarlo en el moisés. Después, con el paso de los días, acaban quedándose dormidas con él en brazos de cualquier manera, lo cual es mucho más peligroso que practicar colecho de forma segura, siguiendo las recomendaciones de seguridad.

En una lactancia nocturna frecuente el bebé te pide pecho cada hora y media o dos horas (algunos maman constantemente, hasta dormidos, porque la función de la succión no nutritiva de la lactancia es importante para la tranquilidad, el bienestar y el vínculo afectivo), y con el tiempo las mamás acaban por quedarse dormidas irremediablemente. Y cuando esto sucede, mejor tumbadas que sentadas. Así el bebé no se les puede caer de los brazos al suelo.

En cambio, cuando se le pregunta a una madre que colecha con su bebé cuánto mama su hijo por las noches, muchas madres no saben dar respuesta porque ellas se quedan dormidas mientras el bebé se alimenta y al descansar ambos mucho mejor, no saben enumerar las veces que el peque se ha enganchado al pecho.

La evidencia nos dice, de hecho, que dormir con el bebé favorece la lactancia materna.

¿Y no lo puedo aplastar sin darme cuenta?

Esto no sucede a menos que uno de los progenitores esté terriblemente cansado, tome medicación para dormir y el resto de circunstancias que comentaba anteriormente. Por eso no se recomienda el colecho si los padres fuman, beben alcohol, consumen drogas, etc.

Sí, ya sé que las madres están muy cansadas, sobre todo en los primeros meses de maternidad. Pues precisamente en los primeros meses es aconsejable no compartir la cama, aunque sí puede hacerse uso de una cuna colecho, o poner la cuna al lado de la cama, sin la barandilla, siempre que quede a la misma altura que la cama (si no, es peligroso) y esté bien fija, para que no se desplace y el bebé pueda caer al suelo en el huevo entre las dos superficies, tu cama y su cuna.

Está demostrado que en bebés nacidos a término y con un peso adecuado, el colecho seguro disminuye el riesgo de muerte súbita (SMSL) considerablemente, llegando a ser incluso recomendable por la neurociencia. Y lo es, porque además de favorecer el descanso, la alimentación y el bienestar del bebé (y, por tanto, su desarrollo saludable), la madre es más consciente de sus necesidades y puede satisfacerlas antes y mejor, mucho más adecuadamente.

Si no hay causa justificada, en condiciones normales la madre no se duerme encima del bebé (tampoco lo hace encima de su pareja o de su gato). Por eso no puede aplastarle. Siempre, que quede claro, que tenga en cuenta las precauciones que hemos comentado.

Además, en un estudio que se comenta en el libro «Bedsharing with Babies; the Facts» de Jeanine Young, en que se grabaron cerca de 800 horas de vídeo de madres durmiendo con sus bebés, vieron que ninguno de los bebés corrió peligro de ser aplastado o asfixiado, por muy cerca que estuviera del cuerpo de la madre.

Además, evidenciaron que al dormir juntos ni la madre ni el bebé se dan casi nunca la espalda el uno al otro. De hecho, la postura más habitual de las madres era la de «C», con un brazo por debajo de la almohada y con el cuerpo en forma de «C», como protegiendo al bebé dentro. Tal y como hacía el cuerpo de la madre cuando el bebé estaba en el útero.

Es normal y natural que millones de mujeres duerman con una teta fuera

Así que lo normal es que madre y bebé acaben compartiendo espacio en la cama, que el bebé duerma mejor por saberse acompañado y que la madre también duerma mejor en consecuencia. Y que se acostumbre a amamantarle de un lado y del otro, según el bebé prefiera, llegando a ese momento vital en el que acaba por quedarse dormida, como hemos dicho, con la teta fuera.

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