El diagnóstico de los trastornos del espectro autista (TEA) pueden ser difíciles de hacer debido a que no existen pruebas médicas, como un análisis de sangre, para diagnosticar el autismo. Para ello, los médicos observan el comportamiento y el desarrollo…
El trastorno del espectro del autismo (TEA) es una alteración o trastorno del neurodesarrollo que afecta a las habilidades comunicativas y del lenguaje de los pequeños que tienen este diagnóstico. La interacción social y la flexibilidad cognitiva y del comportamiento son otros rasgos distintivos de esta condición. Hoy hablaremos de la relación existente entre la edad del padre y TEA.
Sabemos que el TEA tiene un origen neurobiológico y las personas con este diagnóstico poseen una configuración de su sistema nervioso central algo diferente, su funcionamiento cerebral también lo es. No obstante, aun no está claro por qué se produce, cuál o cuáles son las causas que determinan que un niño o niña tenga este diagnóstico, pero lo que sí sabemos es que hay una base genética.
Tradicionalmente, siempre que hablamos de este diagnóstico, la mirada se ha dirigido a la madre como la que ha tenido más peso en el origen del trastorno. Hoy hablaremos de cómo influye la edad paterna en la salud del bebé.
Edad del padre y TEA
Además de su parte de herencia del ADN, compartida al 50% con el papá, de la célula materna, el ovocito es de donde procede toda la herencia mitocondrial. Es en la madre, dentro de ella, en su entorno, donde se desarrolla el embrión y, por tanto, el bebé. Dentro de mamá es donde tiene lugar el desarrollo de esta nueva personita, y cómo mamá se cuide, influirá en gran medida en el neurodesarrollo del bebé.
No obstante, y desde hace varios años, se está investigando el papel del padre en la aparición de este cuadro clínico. Es decir, se trata de averiguar cuáles son los efectos de la edad paterna avanzada en el desarrollo del bebé. Y se ha encontrado cierta relación entre edad paterna y autismo.
Y ¿cómo influye la edad paterna? En general, con los años, hemos ido retrasando la edad en la que empezamos a formar una familia. Motivos socioeconómicos, búsqueda de estabilidad laboral, segundas parejas, nuevos modelos de familia, etc., pueden ser algunas de las razones, y es bastante frecuente que el primer hijo llegue bien pasados los 35 años, o incluso en la cuarentena.
Como hemos comentado, siempre se ha puesto el foco en la carga genética transmitida a estos bebés cuando las madres tienen una edad avanzada, pero se ha visto que en algunos trastornos como el TEA o la esquizofrenia, es la edad del padre la que puede contribuir significativamente a la aparición de los mismos. Y esto puede deberse al mayor número de mutaciones en las células germinales de las que proceden los espermatozoides.
Mientras que las mujeres nacemos con un número determinado de células reproductivas (óvulos) que van seleccionándose y liberándose el mejor de ellos en cada ciclo, desde la primera menstruación a la menopausia; en el caso del hombre estas células reproductivas (espermatozoides) mantienen su producción a lo largo de toda la vida y en una gran cantidad (se producen más de doce mil millones cada mes a partir de la pubertad). Por tanto, si tenemos grandes cantidades de células que se producen a lo largo de una franja temporal muy larga, existe una importante probabilidad de que puedan verse afectadas por factores ambientales y epigenéticos, lo que podría provocar la presencia de células anormales o con diversas mutaciones.
Edad paterna y riesgo de autismo
Kong y colaboradores (2012) realizaron un estudio en el que observó todo esto, reportando un mayor número de mutaciones de novo en los padres de mayor edad. La mayoría de estas mutaciones no suelen ser importantes, pero van aumentando por cada año de edad del padre, lo que sí implica mayor riesgo a mayor edad. Pero, ¿existe una edad paterna de riesgo? D´Onofrio y colaboradores (2014) encontraron que, a partir de los 45 años, la probabilidad del hombre de tener un hijo con autismo es 3,5 veces mayor en comparación con uno de entre 20 y 24.
Recientemente se está trabajando en desarrollar un sistema de cálculo que permita saber cuál es la probabilidad de transmitir un trastorno vinculándolo a la edad del padre, pero teniendo en cuenta todos estos otros factores ambientales y de estilo de vida que también afectan al envejecimiento prematuro de los espermatozoides, como la dieta y, especialmente, el tabaquismo. (Jenkins et al., 2017).
Esto es interesante porque abre la puerta a conocer qué hábitos y factores son los que impactan de manera más negativa sobre la generación de esos nuevos espermatozoides, y poner en marcha mecanismos para evitarlos, previniendo en alguna medida el riesgo de tener hijos con TEA y otros trastornos del neurodesarrollo.
La edad paterna avanzada es un factor de riesgo, pero hay otros
Se ha demostrado que la dieta y estado nutricional de ambos padres, así como la exposición a tóxicos, drogas y otras sustancias químicas, además de tener un impacto sobre ellos mismos y su salud, tiene un efecto sobre las futuras generaciones, hijos e incluso nietos, afectando a su fenotipo y a sus funciones metabólicas, manejo del estrés oxidativo, etc. (Curley et al, 2011).
Estos datos nos sirven para reflexionar acerca de la necesidad de que tanto la mujer como el hombre, revisen su estilo y hábitos de vida meses antes de comenzar a buscar un embarazo, dada la importancia que estamos viendo que tienen en la calidad del esperma y su envejecimiento.
Os dejamos algunas referencias para profundizar más en este tema sobre la edad del padre y TEA, así como la influencia de otros factores:
- Curley, J. P., Mashoodh, R., & Champagne, F. A. (2011). Epigenetics and the origins of paternal effects. Hormones and behavior, 59 (3), 306-314.
- D’Onofrio, B. M., Rickert, M. E., Frans, E., Kuja-Halkola, R., Almqvist, C., Sjölander, A., … & Lichtenstein, P. (2014). Paternal age at childbearing and offspring psychiatric and academic morbidity. JAMA psychiatry, 71(4), 432-438.
- Jenkins, T. G., James, E. R., Alonso, D. F., Hoidal, J. R., Murphy, P. J., Hotaling, J. M., … & Aston, K. I. (2017). Cigarette smoking significantly alters sperm DNA methylation patterns. Andrology, 5 (6), 1089-1099.
- Kong, A., Frigge, M. L., Masson, G., Besenbacher, S., Sulem, P., Magnusson, G., … & Stefansson, K. (2012). Rate of de novo mutations and the importance of father’s age to disease risk. Nature, 488(7412), 471-475.
Si necesitáis asesoramiento sobre este o cualquier otro aspecto del desarrollo de vuestro peque, podéis consultarnos online en la Tribu CSC.
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