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Hay una creencia popular muy extendida que afirma que hacer que el feto escuche música clásica puede estimular el desarrollo del cerebro y potenciar el coeficiente intelectual del futuro bebé. Sin embargo NO hay ninguna evidencia científica que respalde esta afirmación. Es más, diversos estudios científicos aseguran que el llamado «efecto Mozart» es una estafa.
¿Qué es el efecto Mozart?
Se denomina «efecto Mozart» a toda una serie de supuestos beneficios cognitivos que produce el hecho de escuchar la música compuesta por Wolfgang Amadeus Mozart. Aunque suele pensarse que esta teoría es fruto de concienzudos análisis científicos, en realidad parte del libro Pourquoi Mozart publicado en 1991 por el otorrinolaringólogo e investigador Alfred A. Tomatis.
En él desarrollaba su «Método Tomatis», según el cual utilizaba música durante las sesiones de terapia con sus pacientes, afirmando que las composiciones de Mozart ayudaban en el proceso de sanación de males tales como la depresión.
Posteriormente, en 1993, la psicóloga Frances Rauscher investigó el efecto Mozart y publicó sus conclusiones en el artículo Music and Spatial Task Performance en la revista Nature. Su experimento consistió en exponer a 3 grupos de 36 alumnos de instituto (no a bebés) durante 10 minutos a la sonata para dos pianos en re mayor KV 448/375a (en el catálogo Köchel), concluyendo que la melodía tenía efectos positivos en las pruebas de razonamiento espacio temporal. Sin embargo, el experimento se realizó con esta única partitura y el supuesto efecto de la misma duraba solo unos 10 minutos.
No obstante, el mercado cultural vio un filón en aquellos resultados y comenzaron a comercializar todo tipo de materiales (libros, CD’s de música clásica, etc.) afirmando, nada más y nada menos, que los investigadores habían determinado que escuchar a Mozart, literalmente, te hace más listo. Así nació un mito que ha tenido un gran impacto cultural hasta nuestros días.
Y es que no hay nada mejor que orientarse a los padres (sobre todo si son primerizos) como consumidores de una industria que promete maravillas para el futuro de nuestros hijos. Los niños (y apelar a nuestra preocupación por ellos), siempre son un genial reclamo publicitario…
Un mito creado por el marketing
Tanto la industria musical como algunas escuelas privadas comenzaron a utilizar el «efecto Mozart» como una herramienta de marketing. El método se popularizo rápidamente y en 1998 el gobernador de Georgia regaló un CD de música clásica a cada madre primeriza que diera a luz. Otros estados se sumaron a la iniciativa imitando este regalo.
La propia Frances Rauscher, la investigadora y profesora de psicología de la Universidad de Wisconsin-Oshkosh que realizó el primer estudio experimental, se mostró muy molesta con el grado de explotación comercial del efecto Mozart y la orientación lucrativa que se dio a sus investigaciones. En todas sus conferencias al respecto procuró dejar claro que no existía evidencia científica de que escuchar ningún tipo de música incrementara la inteligencia.
Los científicos Jacob Pietschnig, Voracek Martin y Anton K. Forman del Instituto de Investigación Básica Psicológica de la Universidad de Viena realizaron una investigación en 2010 publicada en la prestigiosa revista Intelligence, en la que revelan que la creencia de las sonatas de Mozart potencian la inteligencia de los niños es falsa.
Su análisis estadístico se basó en las pruebas realizadas con más de 3000 voluntarios. En ningún caso se encontró cambios significativos en sus habilidades cognitivas. Como conclusión, los autores sostienen que el solo hecho de escuchar música de Mozart no permite mejorar las facultades intelectuales.
Por otra parte, incidieron en que la música armónica, melódica y rítmica de cualquier otro compositor generaba el mismo efecto que Mozart. Tomatis explica en su libro Por qué Mozart, que aunque los ritmos y frecuencias de dicho autor relajan y acrecientan el potencial creativo, el único milagro de Mozart es “colocar al ser humano al unísono con la armonía universal».
Conclusiones científicas actuales sobre el efecto Mozart
En 2001, la revista Journal of The Royal Society of Medicine publicó una recapitulación sobre el efecto Mozart realizado por el Dr. J. S. Jenkins. El autor concluye que en aquellos casos (que no son todos) en los que se advierte una mejora en los rendimientos, esta es pequeña y el efecto no es permanente y dura tan solo unos 12 minutos.
En 2007 un informe publicado por el ministerio alemán de investigación, del que se hizo eco Nature, sostiene que «escuchar pasivamente la música de Mozart no hace a una persona más inteligente». Posteriormente, en mayo de 2010, un equipo de científicos de la Universidad de Viena comprobó la influencia de la música de Mozart en 3000 personas, y los resultados no registraron ninguna variación en su inteligencia. En 2013, el biólogo Nicholas Spitzer de la Universidad de California refuerza con sus propios estudios dichas teorías.
En la actualidad sabemos que el sentido auditivo del bebé se va desarrollando durante la gestación a lo largo de diversas etapas. Los últimos trabajos científicos ponen en tela de juicio, e incluso desmienten, la posibilidad de que los pequeños puedan si quiera escuchar música desde el vientre de la madre.
Música y emociones
Aunque los bebés no puedan escuchar música desde el vientre materno, es cierto que todo cuanto beneficie el estado emocional de la madre gestante SÍ repercute positivamente en el feto. Por tanto, escuchar música clásica es beneficioso para el futuro bebé en la medida en que lo sea para su madre. Pero en este caso, la música la escucharía la madre, ¡no el bebé!
Los efectos beneficiosos más claros de la música se relacionan con la salud emocional. Desde la antigüedad, el ser humano ha utilizado este arte como método para reducir el estrés y mejorar el estado de ánimo. En este sentido, en la actualidad se emplea la musicoterapia como herramienta para reducir el malestar psicológico, desarrollar la motricidad (bailando) o facilitar la adquisición de habilidades sociales (al interpretar música, cantar o bailar en grupo).
Además, la investigación científica reciente confirma que la musicoterapia es efectiva para reducir los síntomas de trastornos mentales como la depresión, la demencia o la esquizofrenia, por sus efectos relajantes y positivos sobre la psique.
Beneficios de la música en el aprendizaje infantil
Aunque la música de Mozart no obre las maravillas que se le atribuyen (ni la música general), sí que existen ciertos beneficios de la música en los bebés y niños pequeños.
Entre las ventajas probadas que ofrece la música al desarrollo y aprendizaje de los niños y niñas se encuentran:
- Mejora su capacidad de memoria, de atención y de concentración.
- Estimula su inteligencia (no la incrementa) al mejorar la habilidad espacial y de razonamiento.
- Es una manera de expresarse, que se potencia incluso corporalmente.
- Introduce a los niños en los sonidos, la fonética y significado de las palabras. Esto fortalece su aprendizaje y contribuye a mejorar su lenguaje. Además, enriquece su vocabulario (cuando se aprenden las canciones y repiten sus letras).
- Favorece sus habilidades sociales, ya que la música les brinda la oportunidad de interactuar entre sí y con los adultos.
- Desarrolla la creatividad y estimula la imaginación infantil, ya que estimula el área derecha del cerebro, la responsable de desarrollar las capacidades artísticas.
- Al combinarse con el baile despierta los sentidos, el equilibrio, el desarrollo muscular de los niños, la autopercepción, la percepción espacial y el sentido del ritmo, mejorando el control sobre su propio cuerpo y su coordinación.
- Les relaja, facilitando un estado emocional saludable basado en la serenidad, y les induce al reposo y el sueño.
- Ayuda a establecer rutinas al asociar la música con determinadas actividades, sentando así las bases de una futura disciplina.
María Montessori subraya la importancia de la música asociada a las emociones. En La autoeducación en las escuelas elementales sostiene:
Hoy se busca la forma de poner a la mano del pueblo la música con conciertos en plazas públicas, acercándola a las masas sociales; sin embargo, es la educación la que debe realizar este proceso: sin la educación musical adecuada, tendremos un pueblo de sordos a quienes les es negada la posibilidad del regocijo musical.

El efecto positivo de la música sobre el bienestar psicofísico de los niños desde la primera infancia, ha sido probado a través de diversos estudios. Montessori hablaba del balbuceo de un bebé como una expresión musical. No en vano, en las escuelas Montessori se pone música clásica a los peques para favorecer que se centren sus actividades, se relajen o asocien las melodías a diversos momentos del día.
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Armando Bastida
Tripadre y enfermero de pediatría. CEO de CSC.
Website : http://www.armandobastida.com
3 responses on "El efecto Mozart: ¿Escuchar música clásica hace que los niños sean más listos?"
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Desgraciadamente aún sigue en alza este efecto, desde la neurociencia intentamos explicar los beneficios de la escucha y práctica musical pero está claro que vamos lentos. Si bien la música solo nos aportará beneficios tampoco es una solución mágica, recomiendo el libro de Harvey «Music, Evolution» donde explica de manera didáctica estos conceptos.
buenas recomendaciones para el pre-parto de los niños, excelente reseña.
Muchas gracias por compartir esta información, la música clásica puede ser muy beneficiosa en nuestro día a día, por eso hay que estimular este género y que se generalice más.