En el blog de Criar con Sentido Común ya hemos publicado varias entradas relacionadas con los bebés de Alta Demanda e incluso impartimos un ciclo de seminarios sobre este tema. He querido volver a sacar…
Un nuevo proyecto de investigación de la Universidad de Copenhague que se centra en el estudio del egocentrismo infantil revela que los bebés menores de un año no son egocéntricos.
Los niños pequeños a menudo son percibidos como egocéntricos, y esta mala «fama» no es en vano. Por ejemplo, está bien documentado que los peques de 3 años solo usan su propia perspectiva cuando predicen las acciones de otra persona. Y estas tendencias egocéntricas continúan existiendo, en cierta medida, a lo largo de toda nuestra vida, aunque en el proceso madurativo acabemos desarrollando la capacidad de empatizar.
Sin embargo, los científicos han descubierto que la historia cambia cuando se trata de bebés. Esto se muestra en un nuevo proyecto de investigación de la Universidad de Copenhague, donde los investigadores estudiaron la capacidad de los bebés de 8 y 12 meses para recordar la ubicación de un objeto en movimiento.
El objetivo de la investigación era probar una teoría de que en la primera infancia existe el llamado sesgo altercéntrico: el bebé confía en las observaciones de los demás más que en las propias. El estudio, titulado «Un sesgo altercéntrico inicial pero en retroceso en la memoria de los bebés preverbales», se publicó en la revista ‘Proceedings of the Royal Society B’.
Egocentrismo infantil
¿Qué es el egocentrismo infantil? El egocentrismo infantil es una etapa del desarrollo de los niños y niñas donde estos descubren que hay otras personas en su mundo, pero ellos/as se consideran el centro de todo y creen que todo el mundo se debe de preocupar por ellos/as.
¿Cuándo empieza el egocentrismo? Normalmente, la etapa egocéntrica de los niños sucede a los 2 o 3 años e implica un momento en el desarrollo del menor en el que este siente que es el centro de todo aquello que le rodea y no consigue desligarse de su visión exclusivista. Además, muestra comportamientos exigentes, también egoístas, entre ellos, rabietas y conductas descontroladas.
¿Cuándo termina el egocentrismo? El egocentrismo infantil según Jean Piaget, psicólogo y biólogo suizo, considerado el padre de la epistemología genética y reconocido por sus aportes al estudio de la infancia y por su teoría cognitiva constructivista del desarrollo de la inteligencia a partir de una propuesta evolutiva de interacción entre el sujeto y objeto, a los 2 años los niños y niñas han superado el egocentrismo a nivel físico y tienen capacidad de representar, interiorizar, mentalizar hechos, personas, situaciones y sucesos. Asimismo, a esta edad los peques ya pueden rememorar el pasado y anticipar el futuro.
No obstante, aún tienen un egocentrismo a nivel mental. A causa de ese egocentrismo a nivel representativo, confunden su punto de vista con el de los demás, es espontáneo e inconsciente, e impregna el mundo con su subjetividad.
Este egocentrismo infantil ha de ser ser superado paulatinamente. Pero ¿cuáles son las etapas del egocentrismo? Del egocentrismo a la conciencia de las opiniones ajenas (y las normas sociales) hay 5 etapas:
- Visión egocéntrica.
- Los demás tienen sus propias ideas.
- Las opiniones de los demás se basan en sus valores.
- Considerar los puntos de vista ajenos.
- Conciencia de las normas sociales.
Hasta los 12 meses se presta más atención a otras personas
Los investigadores de la Universidad de Copenhague investigaron si los bebés de 8 meses pueden recordar la ubicación de un objeto si se mueve de un lugar oculto a otro. Para ello, los investigadores utilizaron una animación que mostraba una cinta transportadora o una mano moviendo una pelota detrás de una pantalla y luego detrás de otra pantalla.
«Cuando revelamos que cualquiera de los lugares está vacío, los niños miran por más tiempo el lugar donde debería estar la pelota. Esto nos muestra que los niños tienen un recuerdo de dónde se movió el objeto», dice Velisar Manea, postdoctorado en el Departamento de Psicología, quien dirigió el proyecto de investigación.
Para investigar cómo la atención de los demás afecta la memoria de los bebés, los investigadores realizaron un experimento en el que un personaje humano animado también siguió el movimiento de la pelota.
«Mientras se transporta la pelota a su primera ubicación, el personaje animado mira la pelota. Luego tapamos al personaje y los niños se quedan solos para observar el movimiento de la pelota hacia la segunda ubicación», explica Manea. «Como se predijo, los bebés esperaban ver la pelota en la primera ubicación, aunque la habían visto moverse a la segunda ubicación. Priorizaron la atención del agente animado en lo que vieron después».
El equipo de investigación realizó un experimento de control en el que el agente animado sigue la ubicación de la pelota de principio a fin. «Para nuestra sorpresa, los bebés miraron por igual a ambos lugares revelados en este experimento. Una vez más, los niños de 8 meses posiblemente esperaban la pelota en ambos lugares, ya que el agente atendió a ambos», dice Manea.
A los 12 meses crece la confianza en uno mismo
Pero, ¿cuándo empieza el niño a confiar en sus propias observaciones? El equipo investigó esta cuestión realizando experimentos similares con niños de 12 meses. «A diferencia de los niños de 8 meses, los de 12 meses pudieron recordar la última posición de la pelota en el experimento, donde el agente también vio la ubicación final», dice Manea.
Por el contrario, cuando el agente solo vio la pelota en el primer escondite, pero los bebés vieron solo el traslado a la ubicación final, miraron por igual a ambos lugares. «Esto sugiere que los niños de 12 meses se encuentran en una fase de transición, donde algunos bebés se ven menos afectados por la perspectiva de los demás, mientras que otros todavía están fuertemente influenciados«, dice Manea.
Entonces, ¿por qué la memoria del bebé se construye para depender inicialmente más de las observaciones de las personas que lo rodean y luego se vuelve más independiente? «Creemos que el sesgo altercéntrico facilita el aprendizaje del niño en un momento único de la vida cuando la inmadurez motora limita la interacción del bebé con el entorno», sugiere Manea.
Si quieres más información o necesitas asesoramiento profesional, en la Tribu CSC puedes consultar online a nuestro equipo de expertos/as en salud materno-infantil y crianza respetuosa. Entre ellos/as se encuentra la pediatra Gloria Colli y la terapeuta ocupacional pediátrica experta en desarrollo infantil Jéssica Romero.
0 responses on "Los bebés no son egocéntricos: un estudio revela que confían más en la atención de otras personas que en sus propias observaciones"