Suele olvidárseme hablar del tapón mucoso en las clases de educación prenatal. Supongo que al hablar de los signos de comienzo del parto, lo obvio porque en realidad carece de relevancia de cara al inicio…

El plan de parto es un documento voluntario que permite a la embarazada expresar por escrito sus deseos respecto al parto, como por ejemplo, que se apliquen o se eviten ciertos procedimientos al dar a luz.
Qué es un plan de parto y para qué sirve
En la actualidad es muy habitual que la embarazada maneje mucha información sobre el proceso que está viviendo y el momento del parto. Todos esos conocimientos proporcionan muchas respuestas, pero también generan muchas preguntas… y expectativas. Así que al final es inevitable concebir una visión personal de cómo será el acontecimiento. El que nuestro parto pueda ser así o no, suele ocasionar mucha incertidumbre debido a diversos motivos:
- Es un momento único y crucial en la vida, en el que se ponen de manifiesto múltiples emociones.
- Transcurre en un entorno desconocido (si no se plantea la posibilidad de parto en el propio domicilio).
- En muchas ocasiones no se conoce a los profesionales que nos atenderán ese día.
- Se suele asociar a sensaciones negativas como dolor, nervios, inseguridad, tensión o miedo.
- Cada vez existe más información disponible y fácilmente accesible sobre formas de atención, y se sabe que hay diferencias en la atención al parto en diferentes centros.
Todo esto hace que muchas mujeres y/o parejas se planteen una o varias veces a lo largo de todo el embarazo, y en especial, en el último trimestre, cómo ocurrirá todo el proceso de parto, si se tendrán en cuenta sus preferencias y cómo transmitírselas a los profesionales.
Dado que no todas las maternidades tienen el mismo protocolo para atender a las parturientas (incluso dentro del mismo centro, cada equipo profesional puede atender de una forma u otra). Elaborar un plan de parto nos da la oportunidad de reflejar el protocolo con el que queremos ser atendidas.
Los protocolos son guías destinadas a profesionales como orientación para las buenas prácticas; pero no son de obligado cumplimiento para la mujer y en realidad tampoco para el profesional, porque por una parte prevalece el derecho de decisión del paciente y, por otra, porque el profesional debe basar su atención en la evidencia científica (y algunos protocolos están desactualizados).

Este es el motivo por el que en los últimos años ha recobrado importancia el denominado plan de parto que consiste, a grandes rasgos, en una manifestación escrita de las preferencias que la embarazada que esta quiere que se tengan en cuenta ese día, pero que no son de obligado cumplimiento. Es decir, los profesionales sanitarios tratarán de cumplirlas, siempre y cuando todo transcurra bien y no corra peligro la salud de la madre o del bebé. E, incluso en estos momentos, como decíamos antes; los derechos prevalecen sobre el riesgo.
El plan de parto es un documento “en construcción” hasta el final del embarazo y podemos irlo modificando a nuestro antojo, ya que expresa nuestros deseos personales. Es buena idea llevarlo a la maternidad antes de ponernos de parto (o enviarlo por correo certificado), aunque si aparecemos con él y las contracciones están en marcha, también ha de ser respetado. Incluso en el mismo momento del parto, siempre se puede revocar cualquier consentimiento verbalmente.
El plan de parto también es muy útil por otro motivo… Y es que, lamentablemente, en muchos centros aún se realizan por rutina ciertas prácticas que están desaconsejadas. Para evitarlas, este documento nos sirve de gran ayuda.
¿Se respeta realmente el plan de parto?
Debería, ya que el plan de parto y la voluntad de la madre deben respetarse siempre. Incluso aunque la madre y/o el bebé corran peligro o sea un parto de riesgo. Esto quiere decir que si madre se está desangrando y se niega a una transfusión, puede hacerlo, o incluso negarse a una cesárea por riesgo fetal (por poner un par de ejemplos). Lo cierto es que son situaciones extremas que no se dan todos los días, pero que pueden suceder.
Ahora bien, aunque prima el derecho de autonomía de la madre, si alguna mujer desafía una decisión médica, los profesionales sanitarios pueden hacer intervenir a la policía para, por ejemplo, llevarla al hospital si esta se niega. Si negarse a seguir el protocolo médico pone en riesgo su vida o la del bebé, un juez siempre se dejará guiar por los médicos.
¿Es obligatorio presentar un plan de parto?
No. Ni presentarlo ni seguirlo al pie de la letra. El plan de parto es opcional, y supone la oportunidad de plasmar previamente sobre el papel tus deseos sobre el proceso y las opciones que se consideran más apropiadas (dentro de las posibles) para tu caso particular. De hecho, lo ideal es que no tuviera que existir el plan de parto… o que no fuera tan determinante, sino una forma previa de comunicación. Si el parto fuera absolutamente respetado no haría falta.
En cualquier caso, no excluye la comunicación directa con los profesionales que te atienden el mismo día del parto, ni la posibilidad de expresar verbalmente en cualquier momento cualquier cambio de opinión con respecto al mismo.
Pero, ¿es posible planificar el desarrollo del parto?
El parto y nacimiento es un hecho fisiológico en el que intervienen multitud de factores impredecibles. Por lo tanto, no puede planificarse. No es posible elaborar de antemano un plan sobre el modo en el que tiene que transcurrir el parto ni planificarse su comienzo (solo es recomendable programarlo en caso de circunstancias médicas excepcionales que así lo aconseje, como determinadas complicaciones del embarazo o alteraciones en el desarrollo fetal, enfermedades de la madre, etc.).

¿De qué sirve entonces elaborar un plan de parto? Bueno, el plan de parto sirve para que plasmemos nuestras preferencias a la hora de dar a luz, transmitiendo así al equipo médico que nos atiende el día del parto que estamos más o menos a favor de ciertos métodos (aplicar o no anestesia epidural, por ejemplo) y manifestando así que estamos bien informadas y somos conscientes.
También de que, en la medida de lo posible, nos gustaría que se respetaran nuestras elecciones. En cualquier caso, la elaboración del plan de parto, supone una buena oportunidad para reflexionar sobre el proceso; comunicar de forma fehaciente tus preferencias antes del parto (ese día concurren multitud de circunstancias físicas y emocionales que pueden dificultar la comunicación de esas predilecciones) y orientar a los profesionales en torno a la atención deseada de entre las posibles o disponibles.
¿Cómo debe ser un plan de parto?
Un plan de parto es un documento que redactamos y en el que recogemos nuestros deseos, preferencias, expectativas y necesidades concretas con respecto a la atención que queremos recibir al dar a luz. Por las características intrínsecas del proceso, debe ser flexible, para adaptarse a las circunstancias particulares y cambiantes del parto.
Por ello, es susceptible de ser modificado en función de las nuevas necesidades que surjan o por acontecimientos no previstos. Una excesiva rigidez puede generar una vivencia no satisfactoria de los acontecimientos si estos no se ajustan a nuestras expectativas. Controlar las expectativas es muy importante de cara a una correcta vivencia y recuperación emocional. Por ello, es desaconsejable incluir expresiones categóricas del tipo «No deseo bajo ningún concepto…».
Por ejemplo, puede que en un primer momento tu deseo fuera dar a luz sin utilizar ningún tipo de medicamento para el alivio del dolor, y así lo manifiestes en tu plan de parto. Pero si el proceso de dilatación se alarga o las contracciones son muy intensas, y las técnicas no farmacológicas para el manejo del dolor no son suficientes, puedes cambiar de idea y solicitar la aplicación de los recursos analgésicos disponibles (entre ellos, la analgesia epidural).

El plan de parto también debe ser realista en relación con las posibilidades del entorno donde tendrá lugar y cómo van sucediéndose los acontecimientos. A lo mejor podemos buscar alternativas. Por ejemplo, si no podemos pedir una bañera porque no la tienen, una ducha es fácil que sí haya.
Es interesante que de alguna manera manifieste la confianza en los profesionales, indicando que en caso de complicaciones, serán ellos quienes aconsejarán la actuación más adecuada. En tal caso, serás informada adecuadamente y se solicitará tu consentimiento para su realización.
¿Cuándo elaborar un plan de parto?
El plan de parto puede elaborarse en cualquier momento del embarazo, pero lo habitual y aconsejable es que se vaya preparando de forma continua a lo largo del mismo. Lo ideal es comenzar a plasmar tus preferencias y conclusiones en torno a las semanas 28 y 32 de gestación, cuando ya manejas información suficiente como para hacerte una idea realista del tipo de parto que más te conviene.
Además de la información que hayas obtenido por tu cuenta, es interesante que la complementes con la información que te proporcionan los profesionales que te atienden a lo largo de todo el proceso. Al fin y al cabo, este plan es un documento dinámico que el día del parto puede modificarse o revocarse total o parcialmente.
Cómo elaborar el plan de parto: ¿Existe algún formato o guía para poder redactar mi plan de parto? ¿Por dónde empiezo?
A través de internet y en publicaciones para embarazadas puedes encontrar muchísimos ejemplos de planes de parto. Eso sí, si estas son tus fuentes de información, es conveniente revisarlas bien para verificar que realmente se corresponden con tus deseos y expectativas, que reflejan cuestiones seguras según la evidencia científica disponible y no son simplemente listados impersonales y no adaptados a la realidad y posibilidades del centro asistencial. Pueden ser útiles como guía, pero seguramente tengas que realizar modificaciones.
En esta página web, el Ministerio de Sanidad pone a tu disposición información útil sobre la evidencia científica disponible en torno a las alternativas para la atención del proceso y sobre los procedimientos, así como una guía que te ayudará en la elaboración de tu plan de parto. Se trata de documentos consensuados por instituciones, profesionales y asociaciones de usuarias. También te vendrá bien consultar su Guía de Atención al Parto Normal para mujeres embarazadas.
En algunos centros disponen de un modelo de documento en el que puedes plasmar tus deseos de cara al parto. Pregunta a los profesionales que te atienden si el centro donde tendrá lugar tu parto dispone de ellos. De cualquier forma, también tendrás que adaptarlo a tu caso concreto.
Y dado que el plan de parto es una manifestación individualizada de las expectativas y preferencias, siempre puedes elaborar un documento personalizado que no se ajuste a ningún formato preestablecido. Esta es la mejor opción para expresar los deseos, miedos y particularidades que quieres que se tengan en consideración en la atención a tu parto.
¿Y qué se pone en el plan de parto?
Si elaboramos bien nuestro plan de parto, este plasmará nuestra reflexión previa y fundamentada sobre las cuestiones relativas a la forma en que queremos que se efectúe la atención del proceso y los modos de afrontarlo, y ayudará a los profesionales a conocer las individualidades de cada mujer para poder ofrecer una atención más personalizada. Por todo ello, debería reflejar nuestra posición respecto a:
Manejo del dolor
¿Qué queremos para nuestro parto? ¿Deseamos dar a luz sin medicamentos para el dolor o, por el contrario, deseamos paliarlo lo máximo posible? Entre ambas opciones hay toda una gama de remedios contra el dolor, químicos o no.
Si tenemos en mente algo muy concreto (por ejemplo, pasar las contracciones en una bañera o pedir acupuntura), tendremos que informarnos para saber si el hospital escogido lo ofrece y en qué circunstancias podemos utilizarlo (por ejemplo, no es posible entrar en la bañera con la epidural).
Acompañante en el parto
El nacimiento de tu hijo-a no es el momento de quedar bien con nadie. Ese día es clave para nosotras y nuestro bebé y necesitamos un apoyo eficaz. Así que por más ilusión que le haga a quien sea ser la primera en ver la carita del bebé, tenemos que escoger nosotras. Y tenemos que hacerlo en base a nuestra propia tranquilidad.
¿Con quién nos sentiremos más seguras? Quizá sea nuestra pareja o quizá una amiga, una hermana o nuestra madre. O quizá nos gustaría contar con varias personas (aunque la intimidad ayuda en el proceso y en algunos sitios procuran limitar la entrada a una).
Por otro lado, ¿quién no deseamos que esté? Quizá no soportamos a un familiar y no queremos que ande entrando y saliendo de la habitación durante el proceso de parto. En cualquier caso, ese día tenemos que estar confiadas y tranquilas, así que el documento nos ayudará a dejarlo por escrito y comunicar nuestros deseos a familiares. Y tranquila, por lo general, el equipo médico tiene mucho tacto a la hora de hablar con los familiares de las parturientas.
Durante el parto
Decíamos antes que en muchos centros aún se realizan ciertas prácticas que están desaconsejadas. Para evitarlas, podemos especificar en nuestro plan de parto, por ejemplo:
- Que no nos rasuren el vello púbico (no evita infecciones como se creía, sino más bien lo contrario).
- Que no nos pongan un enema (sucede lo mismo que con el rasurado).
- Que no nos coloquen una vía en el brazo si no es necesaria (así tendremos mayor margen de movimiento y podremos elegir la postura en la que queremos dilatar).
- Que no nos administren oxitocina sintética para acelerar las contracciones (a menos también que sea necesario).
- Que no nos hagan episiotomía (ese corte en el periné) porque sí.
Dado que todo el proceso del parto ocurre en nuestro cuerpo, el personal sanitario tendrá que contar con nuestro consentimiento para hacer cambios, si es el caso, en lo que hemos expresado previamente en nuestro plan de parto.
Tras el parto
Por muy obvio que nos parezca, en el 50% de los nacimientos en España aún separan a la madre y al hijo sin que exista ningún problema de salud que lo justifique. Así que si no queremos que nos separen de nuestro bebé nada más nacer, el plan de parto se convierte de nuevo en una fantástica herramienta para transmitir nuestro deseo de forma fehaciente.

Las dos primeras horas de vida de nuestro bebé son muy importantes para establecer vínculos con él y para iniciar la lactancia materna con éxito, así que podemos exigir que, si no existen causas de fuerza mayor, dejen a nuestro-a pequeño-a con nosotras.
También podemos especificar aspectos tales como si deseamos que no se corte el cordón umbilical hasta que deje de latir y/o que lo cortemos nosotras o nuestro acompañante; si deseamos donar la sangre del cordón (antes tenemos que averiguar si es posible en la maternidad elegida); si nos gustaría hacernos cargo de los cuidados y limpieza de nuestro bebé o preferimos que los haga el personal del hospital…
En definitiva, en el plan de parto podemos expresar todo lo que es importante para nosotras. Si quieres más información o necesitas asesoramiento profesional, en la Tribu CSC puedes consultar con nuestro equipo de expertos en salud materno-infantil y crianza respetuosa.
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