Cuando sufrimos la pérdida de un embarazo, en la mayoría de los casos no sabemos cómo enfrentarnos a ella. En la sociedad el duelo perinatal supone un tema tabú. Apenas se habla de ello y…

Este post se publicó originalmente el 27/09/2021 y ha sido actualizado en fecha 19/08/2024
El embarazo después de una pérdida, tanto si el aborto ha sido espontáneo como diferido, provoca una combinación de emociones contradictorias en la mujer de alegría, miedo y ansiedad (e incluso culpabilidad por sentir de nuevo alegría tras la anterior pérdida) que le pueden dificultar disfrutar de esta etapa.
¿Cuándo puedo quedarme embarazada después de una pérdida?
Pese a lo poco que se habla de ello, el aborto es una de las complicaciones más frecuentes del embarazo y no suele suponer un problema que afecte a la fertilidad según explican los médicos, aunque los médicos deben valorar las causas y tratar individualmente cada caso. Por lo general, los problemas físicos que pueden surgir tras una pérdida gestacional no suelen dejar secuelas.
Sin embargo, un aborto o la muerte del recién nacido suele afectar emocionalmente a la mujer y le provoca tristeza, ansiedad, culpabilidad, frustración, inseguridad y temor. Por eso, después del fallecimiento de un hijo, muchas mujeres reaccionan tomándose un descanso de varios meses para recuperarse emocionalmente de su pérdida. Sin embargo, otras muchas intentan volver a quedarse embarazadas cuanto antes. Una reacción que también es natural. Sencillamente, cada mujer es un mundo.
No obstante, lo recomendable es esperar a estar física y emocionalmente preparada para intentarlo de nuevo. Pero ¿cuánto tiempo? Depende de muchas razones: la causa del aborto o del fallecimiento, en qué semana de embarazo se produjo la pérdida o la edad del bebé en el momento de su muerte, la salud física y mental de la madre, la motivación de la pareja… Es decir, el tiempo de espera entre una pérdida y un nuevo embarazo dependerá de las circunstancias personales de cada mujer.
Por eso, en general, los expertos en obstetricia y psicología suelen recomendar un descanso mínimo, que varía entre los 2 y 12 meses después de una pérdida perinatal, para conseguir tanto la recuperación física como psicológica de la madre. En cualquier caso, lo importante es que hagas lo que tú consideres que es mejor para ti, y cuentes con el apoyo de tu pareja y tu entorno familiar.
Embarazo después de una pérdida: ¿Por qué siento más angustia que ilusión?
Una vida única se ha perdido. Y con ella ilusiones, proyectos… Cuando esto sucede, nada la reemplaza. El dolor no desaparece simplemente con volverlo a intentar, con un nuevo embarazo ni con otro bebé.
El nuevo embarazo no reemplaza al anterior ni elimina por sí solo el malestar que aquella pérdida produjo. Por eso es perfectamente normal que sientas cierto malestar emocional a pesar de estar de nuevo embarazada. Sufrir la pérdida de un bebé es perder a un ser único, inigualable e irremplazable que no podremos recuperar. Esta es la dolorosa verdad de las mujeres que pasan por esa difícil circunstancia.
Por eso en muchas ocasiones, cuando familiares y amigos se dirigen a la embarazada con un discurso positivo, este no siempre está en línea con el sentimiento de la afectada, que puede sentir que sus emociones no están siendo validadas y existe, en cambio, un sentimiento de soledad e incomprensión.
La gestación no es sólo un proceso biológico. Cuando una vida nueva nace y crece dentro de nuestro cuerpo se crea una relación única entre la mamá y el futuro bebé. En torno a los sentimientos que este proceso produce en la futura mamá, se trazan planes y expectativas irrepetibles.
Las secuelas psicológicas que deja la pérdida perinatal pueden ser tan fuertes que los psicólogos la conciben como uno de los procesos mentales más complejos a los que puede verse sometido un ser humano. De hecho, los síntomas producidos son tanto psicológicos (con sensaciones complejas y variadas como sentimiento de culpa, hostilidad, tristeza, estrés, insomnio, desmotivación…) como somáticos (vómitos, pérdida de peso, dolor abdominal, cefaleas, etc.). Algunas de las descritas por las afectadas como más persistentes son: la ansiedad, el miedo y la culpa.
Lidiar con el sentimiento de culpa por no sentirse al 100% para su nuevo bebé es una de las emociones más intensas y castigadoras que puede sentir la futura madre en este momento. El miedo y la ansiedad son completamente normales en esta etapa. El haber vivido previamente la pérdida de un embarazo te hace más consciente de que esta posibilidad, por pequeña que sea, existe.
El miedo a sufrir una nueva pérdida
La posibilidad de volver a perder a un bebé es estremecedora para las mujeres que ya han pasado por ello. El miedo va a estar ahí durante un tiempo, aceptarlo como parte del proceso de duelo es importante para conseguir su gestión emocional. Piensa en lo valiente y capaz de superarlo que eres, porque estás aquí, afrontando la oportunidad para ser madre de nuevo. A pesar del miedo. Eso ya es enfrentarse a él.
Especialmente en el primer periodo del nuevo embarazo, puede que te formules insistentemente la pregunta: «¿Qué puedo hacer para evitar una nueva pérdida? Me siento incapaz de volver a vivir un aborto”. Dependiendo de la causa de la pérdida anterior, de si fue un aborto natural o inducido, o de si el bebé falleció a término durante o después del parto; los médicos tomarán medidas extra de control, como un mayor seguimiento o pruebas específicas. Confía en tu ginecólogo, quien detectará cualquier posible patología en el embarazo o te indicará que adoptes cualquier medida de precaución, si es necesario, para que todo vaya bien.
Puede que el momento más difícil sea cuando te acerques a la semana de gestación en la que perdiste a tu bebé. Pasada esta fecha, es posible que te sientas aliviada y esperanzada, aunque esto depende de cada mujer. En cualquier caso, es muy normal sentir temor en base a la experiencia previa, pero lo importante es que aun con miedo, sigues persiguiendo tu deseo de ser madre. Puede convertirse en realidad solo si lo intentas.
El sentimiento de culpa
Incluso si ya te sentías mejor después de esa pérdida, un nuevo embarazo reactiva las emociones dolorosas vividas anteriormente. Pensar que sus emociones negativas pueden perjudicar al bebé que está en camino es otro azote importante para la conciencia de la madre, sobre todo si el entorno no valida sus emociones y se centra, únicamente, en insistir en la necesidad de que supere el trauma vivido apoyándose en el nuevo embarazo.
Un nuevo embarazo no sustituye al anterior. La gestión emocional de la pérdida puede ser para algunas mujeres un proceso largo, lento y complejo. En este momento, se impone más que nunca la importancia del autocuidado emocional.

Cuidar tu estado emocional siempre es buena idea, aún más si estás pasando por este trance. Busca apoyo profesional si consideras que necesitas ayuda para liberarte de la culpa por no sentirte “como deberías” y justo así puedas explicárselo a los demás. El cuidado emocional es muy importante para sentirte mejor durante tu embarazo y el postparto. En la Tribu CSC puedes consultar a nuestro equipo de expertos, entre los que está nuestra psicóloga Mamen Bueno.
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Complejidad de los sentimientos: El importante papel de la pareja y el entorno
Parte de la complejidad emocional del embarazo tras una pérdida radica en las diversidad de las emociones que se experimentan y que estas pueden presentarse de forma variada y sin un orden específico. Por ejemplo: se puede comenzar con el sentimiento de culpa, transitar diversas sensaciones y volver al sentimiento inicial, aun creyéndolo superado.
Además, en el caso de existir pareja, también experimentará un duelo propio que le traerá sus propias complicaciones a nivel emocional. Y, entre otras cosas, esto podría generar dificultades a nivel de pareja.
Asimismo, también se debe añadir el componente social que rodea a la pérdida gestacional. Los extraños y también la mayoría de las personas del entorno cercano no saben cómo ayudar a los afectados, y cualquier comentario desafortunado puede generar una reacción negativa en las personas que sufren la pérdida.
No es ilógico que los familiares no conozcan el enfoque correcto para ayudar a las personas que pasan por este trance. En el caso concreto de las pérdidas gestacionales, en nuestra cultura no existen ritos asociados a este tipo de duelo, lo que hace aún más difícil lidiar con el sufrimiento emocional. Es un tipo de duelo que se ven obligadas a vivirlo en silencio las familias que lo viven.
De hecho, según nuestro Código Civil, sólo tienen derecho a recibir un nombre en el Registro los bebés de más de 180 días de vida fetal, en tanto las pérdidas gestacionales del primer semestre siguen quedando en un vacío legal. Otro ejemplo es el comportamiento de nuestra Seguridad Social, que en muchos casos aún niega la existencia de los bebés que no han sobrevivido a las 24 horas de vida, cosificando de esta forma a las madres, que solo verán compensados sus complementos de maternidad de cara a la jubilación por sus hijos vivos.
Y es que, aunque según datos del INE en España entre el 10 y el 25% de los embarazos terminan en abortos espontáneos, las muertes intrauterinas ocurren en 1 de cada 50 embarazos, 4 de cada 1.000 nacidos fallecen durante el parto o a los pocos días de nacer y cada vez más asociaciones luchan por el reconocimiento de este duelo y los derechos de nacimiento de los bebés afectados, estamos aún frente a un tema que parece tabú. Y, en definitiva, todas estas desagradables situaciones suelen recrudecer el trauma en las mujeres que lo experimentan.

Lo adecuado tras la pérdida de un bebé es que los progenitores vivan un luto activo y completo, que les permita desahogarse; por ese motivo, los familiares deben ser muy cuidadosos con lo que dicen y respetar el duelo. La psicóloga del equipo de Criar con Sentido Común, Mamen Bueno, señala:
«Aquí a veces menos es más, si no sabes qué decir o acompañar, mejor no decir nada. Este tipo de duelos está acompañado de lugares comunes, que no ayudan».
Tienes derecho a sentir y expresar lo que sientes, incluso aunque sea contradictorio
Los sentimientos de cada persona son únicos, personales e intransferibles y no se pueden deslegitimizar. A los sentimientos de luto tras la pérdida, se unen las emociones inherentes al nuevo embarazo, así que es lógico y natural que la futura madre sienta un cóctel de emociones que además topa con dos obstáculos importantes:
- No poder definir lo que se siente: los sentimientos después de un aborto son complejos y cambiantes, difíciles de abordar. A ellos se unen muchas nuevas emociones que también pueden ser difíciles de gestionar porque pueden entrar en conflicto con el duelo. Si la mujer no puede concretar lo que siente, el abordaje emocional necesario para gestionar todas esas emociones puede ser muy complejo.
- Falta de entendimiento sobre el dolor: muchas mujeres evitan hablar sobre lo que sienten en estos momentos porque chocan con la incomprensión o la falta de empatía del entorno. Hay frases de «consuelo» de amigos y familiares que, sin pretenderlo, niegan el sentimiento de los progenitores. Por ejemplo: “Tienes que estar contenta porque vas a tener otro bebé”. Este discurso puede resultar aún más doloroso si hay una pérdida de conexión con la pareja, ya que no siempre ambas partes sienten lo mismo, ni están de acuerdo sobre tocar el tema o la forma de tratarlo.
La mezcla de sentimientos después de un aborto y un posterior embarazo puede hacer que sea muy difícil manejarlos. El luto, la impotencia, la tristeza y la pérdida de autoestima se mezclan con la alegría y la ilusión que provoca el nuevo embarazo y, además, como hemos visto, la gestación tras una pérdida anterior puede desembocar en sentimientos de ansiedad, angustia y miedo por volver a pasar por la misma experiencia.
Cómo gestionar las emociones del embarazo después de una pérdida
Las emociones no son algo que podamos controlar completamente y según nuestra conveniencia. Sin embargo, sí hay ciertas pautas que pueden ayudarte en este momento:
- Consulta todas las dudas que tengas con tu ginecólogo. Es perfectamente normal que te preguntes qué hacer y qué no hacer para procurar que tu bebé y tú estéis bien. Los profesionales de la salud están ahí para resolver todas tus tus dudas, contestar tus preguntas y ayudarte a cuidar tu embarazo.
- Expresa cómo te sientes con personas cercanas. Para gestionar el cóctel de emociones que sientes en este momento es muy positivo hablar sobre tus sentimientos y expresar tu duelo. Busca ayuda en tu pareja, tu familia y tus amigos para sentirte arropada y cuidada. Comparte tus emociones y explica a tu entorno cercano que es normal cómo te sientes, que poco a poco con el tiempo irás sintiéndote mejor pero que ahora es importante para ti que te escuchen y validen tus sentimientos.
- Lleva un estilo de vida saludable. Seguir una dieta saludable, dormir bien, practicar ejercicio de intensidad baja (como salir a pasear), no consumir tabaco ni alcohol, etc. son prácticas sencillas que puedes hacer por ti misma y que pueden ayudarte a tener una mayor sensación de control sobre tu embarazo y sensación de calma por estar velando por el bienestar de tu bebé.
- Practica la relajación. Incorpora a tu rutina diaria alguna técnica de relajación como el mindfulness. En el caso de que no conozcas ninguna, es un momento estupendo para plantearse la posibilidad de realizar yoga para embarazadas, meditación o algún tipo de ejercicio relajante, guiado por un/a experto/a y siempre que sean clases especialmente dirigidas a mujeres gestantes.
- Busca ayuda profesional. Recibir la ayuda de un/a psicólogo/a puede ser muy beneficioso para ayudarte a afrontar esta nueva etapa en las mejores condiciones emocionales. Esto es aún más importante en caso de no encontrar ayuda en el entorno cercano o sentir síntomas de depresión, ansiedad o miedo; ya que un/a psicólogo/a te puede ayudar a aceptar lo sucedido y transitar por tus emociones.
En el caso de las parejas, la comunicación y el apoyo son fundamentales. Si existen dificultades para llevarlo a cabo, no está de más visitar a un terapeuta que los ayude a gestionar las emociones y entender lo que está ocurriendo. Los profesionales de la salud mental les ayudarán a crear canales adecuados para vivir su sufrimiento y apoyarse mutuamente y en todo momento.
A veces la vida nos obliga a pasar por momentos y experiencias dolorosas, pero piensa que, como todo en ella, esto también pasará. El dolor no es eterno. No se trata de olvidar, pero llegará el momento en el que encuentres una posición cómoda desde la que atesorar su recuerdo sin sufrimiento.
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