Embarazo en verano: Disfruta al máximo de forma segura

Estar embarazada no es incompatible con bañarnos o tomar el sol pero sí se ha de tener cierta precaución

El verano es una de las estaciones del año que más nos gusta disfrutar. Más horas de sol, más vida en la calle, más viajes y ocio… Y el embarazo en verano no es un obstáculo para disfrutar al máximo de estos meses. Si es tu caso, te animamos a que lo aproveches. Eso sí, tomando algunas precauciones para que no te pase factura ni a ti, ni al bebé que está por llegar.

¡Y es que estar embarazada en verano puede ser todo un reto! Vamos a repasar situaciones y aspectos con los que tenéis que ser cautas. Y, recordad, que si necesitáis asesoramiento más específico, las profesionales de Criar Con Sentido Común os pueden guiar en la aventura de la gestación. Ser miembro de la Tribu CSC permite acceso directo a ellas, a cursos sobre crianza y a otras familias embarcadas en el mismo viaje.

Embarazo en verano: Cuidado con las infecciones en la piscina

La matrona de CSC, Sara Caamaño lo tiene claro: «¡Ponte a remojo! Es la mejor forma de quitarnos el calor y, además, mejora el retorno venoso en la piernas y te sentirás más ligera en el agua«. Y es que, pese a los mitos existentes, una mujer embarazada se puede bañar en la piscina, la playa, el río

Como recomendación, general, Sara Caamaño aconseja el cambio de la braguita cuando se sale del agua para evitar que la zona quede mojada y que se produzca alguna infección. Además de ello, hay que elegir piscinas cuyas condiciones higiénicas sean las correctas.

 

 

En lo que también hay que poner especial cuidado es en el borde de las piscina, que suele estar mojado siempre y puede provocar resbalones no deseados. Si estás al final del embarazo, tienes que tener más cuidado aún. El centro de gravedad ha cambiado, nuestros movimientos pueden ser más torpes (no a todas nos pasa, eso sí) y una caída es arriesgadas para nosotras y el bebé (sobre todo, si nos golpeamos en la barriga).

Lo mejor es usar chanclas que no sean resbaladizas y llevarlas hasta justo antes de entrar en el agua. En el caso de que estén prohibidas en la piscina en cuestión, podemos optar por unos calcetines antideslizantes.

Por otro lado, no es conveniente usar el trampolín ni hacer acrobacias o movimientos bruscos que pueden provocar golpes en el abdomen. Y, tanto si estás embarazada como si no, dúchate después del baño para quitar los restos de cloro.

Los beneficios de nadar para la embarazada

El embarazo en verano no es incompatible con la práctica de actividades deportivas. De hecho, se recomienda ejercicio físico durante la gestación (aunque no que se empiece una nueva actividad deportiva si no se ha practicado anteriormente). Y dentro de la gama de opciones está la natación. ¡Después podrás seguir disfrutando del contacto con el agua en clases de matronatación con tu bebé!

 

 

Según la Fundación Española del Corazón, además de amortiguar el peso corporal y sentirse con más libertad de movimiento; nadar permite relajar el cuerpo, mejorar el sistema cardiovascular; tonificar los músculos; disminuir los edemas circulatorios; mejorar la flexibilidad; e innumerables beneficios psicológicos. Sin embargo, también añade algunas precauciones:

  • Realizar pausas frecuentes, sin llevar el cuerpo al límite.
  • Vigilar las condiciones sanitarias y de seguridad de la piscina.
  • Evitar las horas de más calor.
  • Aumentar la precaución si hay muchos bañistas.

Esta Fundación recomienda no bañarse en las últimas semanas; pero tal y como nos explica nuestra matrona Sara Caamaño, las embarazadas se pueden bañar hasta el último momento. En cualquier caso, sí es recomendable consultar con tu médico o a la matrona antes de practicar ningún deporte. Por lo general, no es recomendable para personas con riesgo cardiovascular o con problemas respiratorios; con antecedentes de abortos o de hemorragias; y si previamente ha tenido un parto prematuro.

 

Para Sara Caamaño, la «clave» es que el ejercicio esté «adaptado a la situación de cada mujer». Ella recomienda especialmente el método AIPAP, especifico para embarazo y para trabajar la pelvis durante el mismo para recuperar movilidad.

Precauciones en la playa

Al igual que puedes ir a la piscina, la playa también es una gran opción para el embarazo en verano. Sin embargo, es mejor evitar las horas centrales del día. Y, por supuesto, hidratarse continuamente y utilizar protección solar (de la que hablamos en el siguiente epígrafe).

Si tenemos cuidado en el bordillo de la piscina, también debemos tenerlo al entrar en el mar. Es mejor elegir momentos en los que el mar esté en calma y evitar que las olas rompan en la barriga. También es mejor dar la espalda y que rompa ahí (¡yo lo sigo haciendo!). Hay que tener en cuenta que a medida que crece la tripa, el equilibrio es más inestable. Una ola puede provocar que nos caigamos. Y hay que ser precavidas sobre la distancia de la orilla: el cansancio puede aparecer en cualquier momento acompañado (o no) de algún calambre.

 

 

En cuanto a la ropa de baño, no hay que utilizar un bañador especial. De hecho, tanto embarazadas como en el periodo de lactancia podemos hacer hasta topless (cuidando la protección solar, evidentemente). Se puede ir en bikini (o como queramos) porque sí nos puede dar el sol en la barriga (el feto está protegido dentro) pero, una vez más, protegidas con crema y evitando las horas centrales. Y si vas a estar mucho tiempo en la playa, busca una silla confortable en la que puedas adoptar una postura cómoda.

El sol y el embarazo en verano

Como hemos visto un embarazo en verano no significa que no puedas tomar el sol, que tiene beneficios como la vitamina D tan importante durante la gestación. Sin embargo hay que tomar ciertas precauciones.

 

 

Por ejemplo, alternar ratos en la sombra con paseos o baños, uso de protección como gorros o sombreros y tener siempre a mano agua fresca para beber. De hecho, hay que elegir ropa cómoda y fresquita no solo para ir a la playa, sino para el verano en general.

«Hay que evitar exposiciones prolongadas al sol. No es la mejor época para convertirnos en un lagarto (si es que alguna época es buena para eso). Por el calor, por la piel y porque la tensión suele estar más baja, sobre todo en la recta final. Pero en cualquier caso lo que sí hay que usar es fotoprotección y respetar la repetición de las aplicaciones«, explica Sara Caamaño.

La protección solar debe tener un factor de protección elevado (nuestra matrona suele indicar un mínimo de factor 30). Además, se recomiendan usar cremas con filtros físicos o minerales exclusivamente (aunque hay filtros químicos que se consideran seguros). Otro aspecto a tener en cuenta son las manchas en la piel. Durante el embarazo y por los estrógenos, suelen aparecer más manchitas que se intensifican con la exposición al sol. Afecta sobre todo a la cara.

 

 

Alimentación de la embarazada en verano

Una de los aspectos más positivos del verano, al menos para mí, es que la alimentación se hace más ligera y comemos alimentos más frescos. Así que la alimentación se convierte en una aliada del embarazo en verano. De hecho, en CSC contáis con un curso específico sobre este binomio, embarazo y alimentación.

Es importante mantenerse hidratada y, a través de los alimentos, se puede conseguir. Por supuesto, hay que ingerir suficiente agua fresca (y en la playa, los paseos, etc. deberías llevar una botellita para calmar la sed). Pero también se puede conseguir con batidos de sandía y menta; infusiones frías de limón y hierbabuena; y con gazpacho. Lo que sí deberías es evitar las bebidas azucaradas y zumos, que incluso pueden perjudicar al futuro bebé.

 

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Las ensaladas, la pasta, la fruta, las verduras… En verano son más habituales y te pueden servir de acicate para seguir la dieta antiinflamatoria, que brinda muchos beneficios para las embarazadas. Hay que vigilar, en cualquier caso, que la dieta aporte suficiente proteína y sal añadida. Existen incluso alimentos que te pueden ayudar a disminuir la ansiedad durante el embarazo.

Otros consejos para el embarazo en verano

La matrona Sara Caamaño nos aporta unos últimos consejos para pasar un embarazo en verano:

  • Se puede usar aire acondicionado y ventilador. «Y siempre que salgamos, un abanico y un pequeño spray con agua para refrescarnos».
  • En caso de pesadez en las piernas, recomienda ejercicios circulatorios y masaje; el método 5P; y tratamientos drenantes con fisioterapeutas especialistas.
  • Descansar en posición semiprono y preferentemente pero no siempre de lado izquierdo. 
  • Si se hinchan los pies, evitar pasear en las horas centrales del día; vigilar la tensión y usar un calzado cómodo y abierto.
  • Y mantenerse activa para facilitar el retorno venoso.

El embarazo no limita a la mujer. Se puede llevar una vida normal, dentro de unos límites lógicos, y disfrutar de la alegría y el buen humor que nos transmite el verano. ¡Feliz embarazo!

 

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