Las estrategias de vacunación actuales son insuficientes para erradicar el sarampión

Es una de las infecciones respiratorias más contagiosas que existen y avanza rápidamente, lo que complica su control y erradicación

Un nuevo estudio dirigido por profesores de la Universidad de Georgia en EEUU, concluye la necesidad de modificar el enfoque actual de la vacuna del sarampión ya que no es suficiente para erradicar la enfermedad. Es uno de los virus más infecciosos y afecta principalmente a los niños.

La investigación, publicada en The Lancet Global Health, ha explorado la posibilidad de eliminar el sarampión y la rubéola utilizando las estrategias de vacunación predominantes en los 93 países que presentan la mayor carga de enfermedad.

«El sarampión es una de las infecciones respiratorias más contagiosas que existen, y avanza rápidamente, por lo que es difícil de controlar», según una de las autoras del trabajo, Amy Winter, profesora asistente de Epidemiología y Bioestadística en la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Georgia.

Su erradicación es inviable en la actualidad

El número de personas a las que alguien infectado de sarampión probablemente transmita esa enfermedad en una población completamente susceptible (sin vacunar) es, aproximadamente, de 18. En comparación, para el SARS-CoV- 2 se estima en alrededor de 3.

 

Estamos lejos de erradicar el sarampión

 

Precisamente por su alto grado de contagio, en 2017 el director general de la Organización Mundial de la Salud solicitó un informe sobre la viabilidad de la erradicación del sarampión y la rubéola. La evaluación fue una colaboración con el Grupo de Trabajo de Expertos en Sarampión y Rubéola del Grupo Asesor Estratégico de la OMS, la Organización Mundial de la Salud, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EEUU y cinco grupos de modelado.

Una parte de dicho informe consistía en evaluar la viabilidad teórica de la erradicación de los dos virus con las estrategias de vacunación actuales. La conclusión fue que las estrategias de vacunación actuales podrían eliminar la rubéola y el síndrome de rubéola congénita, pero no el sarampión.

«La estrategia actual que usamos, que se enfoca en mejorar la cobertura de vacunación de rutina y complementarla con campañas de vacunación a nivel nacional hasta que la vacunación de rutina sea lo suficientemente alta, por sí sola no será suficiente para lograr la eliminación del sarampión. Necesitamos enfoques novedosos«, indicó Winter.

Y es que, a pesar de las significativas reducciones en el número de casos nuevos de sarampión y rubéola en todo el mundo, sigue habiendo brechas entre los niveles actuales de transmisión y la eliminación de la enfermedad.

 

Estamos lejos de erradicar el sarampión

 

Hace falta cambiar la estrategia de vacunación e incluir países desfavorecidos

Los investigadores evaluaron dos estrategias que podrían ayudar a avanzar hacia la eliminación del sarampión de forma más rápida y efectiva y reducir la probabilidad de nuevos brotes:

  • Mejorar la forma en que se realizan las campañas de vacunas complementarias para garantizar que lleguen a los niños y niñas que no reciben las vacunas de rutina.
  • Mejorar la equidad en la cobertura de vacunación poniendo el foco en la vacunación de rutina y suplementaria en las subregiones con la cobertura de vacunación más baja primero para que estén al mismo nivel.

«Un mundo permanentemente libre de sarampión y rubéola sería un logro increíble para la humanidad. Nuestro trabajo sugiere que para alcanzar este objetivo, debemos hacer que la cobertura de vacunas sea mucho más equitativa. En otras palabras, debemos trabajar aún más para llevar la vacunación contra el sarampión y la rubéola a las personas más desfavorecidas del mundo«, ha señalado el coautor del estudio Mark Jit, profesor de epidemiología de vacunas en la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres.

 

Estamos lejos de erradicar el sarampión

 

Por último, los autores señalan la importancia de una reconsideración de los criterios de cesación (factores que se tienen en cuenta a la hora de dejar de administrar una vacuna). Actualmente, la mayoría de los países dejan de complementar las vacunas de rutina con campañas de vacunación una vez que alcanzan el estado de eliminación, pero las conclusiones sugieren que aún es probable que ocurran brotes si los países dependen solo de las vacunas de rutina.

«Tenemos un mundo globalmente conectado, por lo que existe una presión constante de importaciones de virus en lugares donde ya se eliminó. Por eso es importante mantener altas las coberturas de vacunación y seguir mejorando la vigilancia de estas enfermedades», advierte Winter.

El sarampión es una enfermedad viral aguda y muy contagiosa que afecta sobre todo a los niños. Sus síntomas más característicos son erupción en la piel y fiebre. Puede causar graves problemas de salud como diarrea intensa, infecciones de oído, ceguera, neumonía y encefalitis (inflamación del cerebro). Algunas de estas complicaciones pueden llevar a la muerte.
 
 
Estamos lejos de erradicar el sarampión
 
 
Nuestra pediatra, Gloria Colli, a quien podéis consultar en la Tribu CSC, explica en este artículo de nuestro blog, donde ya adelantaba que estamos lejos de erradicar el sarampión:

«Los primeros síntomas aparecen entre 8 y 12 días después del contagio y consisten en fiebre alta, ojos rojos y llorosos, moco claro y abundante. A los pocos días salen manchitas rojas por todo el cuerpo.

¿A que se parece a cualquier otro virus, de los típicos que pasan los niños en sus primeros años de vida? Se parece, pero no es igual. 1 de cada 1000 niños con sarampión puede desarrollar la más temida de las complicaciones: la encefalitis.

No tiene tratamiento y es mortal en 1 de cada 3 casos. Además pueden presentarse otras complicaciones como neumonías, bronconeumonías, otitis… mucho más frecuentes y que pueden ser también muy graves. En 2018 se registraron 30 muertes por sarampión en Europa».

 

Averigua todo lo que hay que saber sobre las vacunas no sistemáticas del meningococo B (Bexsero), del rotavirus (Rotateq y Rotarix) y de la meningitis A, C, W e Y de la mano de Armando Bastida en el Seminario Online «Las vacunas no financiadas»

 

Sarampión y contagio

El sarampión se transmite de la persona enferma a la sana por las gotitas de las vías aéreas al hablar, estornudar, toser… Otras personas se pueden infectar si respiran el aire contaminado o, en menor medida, tocan una superficie contaminada y luego se tocan los ojos, la nariz o la boca. Los animales no contraen ni propagan el sarampión.

La persona infectada comienza a contagiar al 9-10 día en el que se inician los síntomas generales y deja de hacerlo unos 4 días después de iniciado el exantema (la erupción en la piel).

La mejor manera de protegerse contra el sarampión es con la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola (también llamada vacuna triple vírica o MMR). Los médicos recomiendan que todos los niños reciban la vacuna MMR. Gloria Colli insiste incluso en la necesidad de vacunar a los bebés si vamos a viajar por Europa a países de riesgo:
«Las recomendaciones actuales de las autoridades americanas y europeas, de las que se ha hecho eco el Comité Asesor de Vacunas de la AEP, es que los niños de 6 a 11 meses que vayan a viajar a países de riesgo (Francia, Italia, Grecia, Reino Unido y Rumanía) para estancias prolongadas, se vacunen contra el sarampión al menos 4 semanas antes de viajar. Para viajes cortos se debería individualizar la recomendación, ya que el riesgo es menor.»
 
Vacunas contra la Covid-19 para bebés: ¿Merecen la pena?
 

El calendario actual contempla la vacuna contra el sarampión incluida en la vacuna triple vírica, que protege contra sarampión, rubéola y parotiditis, y que se administra en dos dosis a los 12 meses  y a los 3 años. La primera dosis se administra a los 12 meses porque a esta edad los anticuerpos maternos ya han desaparecido por completo y la vacuna es más efectiva.

Colli explica que, en circunstancias especiales, con brotes y en zonas donde hay mayor riesgo porque se ha perdido el efecto rebaño, es posible vacunar entre los 6 y los 11 meses, aun sabiendo que habrá que vacunar otra vez a los 12 meses y a los 3 años, como si no se hubiera vacunado antes.

 

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