Consecuencias de la crianza basada en el miedo

La crianza basada en el miedo tiene efectos en el aprendizaje y desarrollo los niños, puede alterar el clima de confianza en la familia, provocar conductas disruptivas y desarrollar estilos de apego poco recomendables.

El origen de crianza basada en el miedo: El autoritarismo o el temor ansioso

El miedo es una emoción adaptativa que aparece cuando la desconfianza nos impulsa a creer que algo malo pueda ocurrirnos, es decir, si intuimos un peligro, el miedo se desencadena y respondemos. Esta respuesta puede tener diferentes formas. Podemos huir, defendernos agresivamente, bloquearnos o someternos. Un matiz interesante es que debemos tener en cuenta que el miedo es real incluso aunque el peligro no exista realmente.

¿A qué nos referimos cuando hablamos de crianza basada en el miedo? ¿Quién siente el miedo? En este punto, existen dos vertientes bien diferenciadas:

• Por una parte, hablamos de estilos de paternidad que provocan miedo en los niños.
• Padres y madres temerosos que ven peligros en cada situación cotidiana y transmiten esa percepción de la realidad como amenazadora en los hijos e hijas.

Vayamos entonces por partes…

Padres autoritarios

Los padres autoritarios son padres exigentes y severos para los que la obediencia y la autoridad son los pilares fundamentales de la crianza. Las normas son inflexibles y el incumplimiento de las mismas acarrea castigos como forma de control del comportamiento de los hijos e hijas. Los castigos pueden derivar en maltrato físico y psicológico.

Así, los niños y niñas crecen intimidados y obedecen para no ser castigados. Es posible que los padres consigan el objetivo de fijar límites inquebrantables, pero, desde luego, el precio a pagar para los hijos es muy alto. La autoestima de los niños se ve afectada y pueden comportarse como sumisos o con agresividad (recordemos las respuestas al miedo que hemos comentado).

Progenitores con miedo ansioso

Por otra parte, los padres con miedo ansioso ponen el foco en los riesgos que cada situación de la vida cotidiana puede entrañar. Los niños y niñas interpretan que siempre están en peligro. Por supuesto, no estamos hablando de las situaciones en las que puede haber un peligro real y probable (cruzar con el semáforo en rojo, manejar cuchillos a una edad temprana, dejar productos de limpieza al alcance de los niños…) sino el hecho de concebir cualquier situación como amenazadora.

¿Por qué es malo educar desde el miedo?: Consecuencias de la crianza basada en el miedo

¿Cuáles son las consecuencias de que los niños vivan en un entorno de miedo? En los casos en los que los padres utilizan el castigo y/o el maltrato para disciplinar suele ocurrir que los padres necesiten provocar cada vez más miedo para que los hijos e hijas continúen obedeciendo. El miedo en los niños va creciendo con terribles consecuencias psicológicas para ellos.

Además, los niños y niñas pierden cualquier intento de mostrar iniciativa, es decir, sienten bloqueada su capacidad para proponer puesto que puede suponer un castigo.

Otra consecuencia es que, al no recibir un modelo de crianza basado en la empatía y el acompañamiento emocional, los niños presentarán dificultades para actuar con empatía con los demás. Asimismo, presentarán baja autoestima y pueden aparecer conductas disruptivas en otros entornos ya que pasan de actuar de forma sumisa en casa a dejar salir la frustración y la ira en forma de agresividad fuera de ella.

Por otra parte, los niños y niñas con una crianza basada en el miedo ansioso van a tener problemas para afrontar dificultades y se mostrarán como niños reacios a explorar por el temor a que algo malo pueda pasarles.

En ambos casos, queda completamente diluido el clima de confianza que necesitan los niños para desarrollarse de manera saludable, participar activamente en las dinámicas familiares y compartir sus ideas, pensamientos y emociones con nosotros; bien sea por el miedo a castigos y represalias, bien sea por el temor de que sus propuestas puedan ser rechazadas por los padres si creen que puede ser peligroso.

¿Cómo impacta el miedo en los niños?

Como ya sabemos, una de las mayores responsabilidades de la crianza es ser conscientes de que somos modelos para nuestros hijos. Por tanto, si adoptamos un modelo autoritario, es muy posible que ellos repliquen ese modelo. De la misma forma, si les sobreprotegemos porque creemos que todo puede dañarles, les convertiremos en adultos miedosos, paralizados y llenos de dudas sobre cómo actuar. Es decir, si inculcamos miedo, sentirán miedo (hacia nosotros o hacia cualquier situación).

Finalmente, una consecuencia que en muchas ocasiones se pasa por alto es que los niños y niñas pequeños aprenden menos y peor bajo el manto del miedo. A día de hoy sabemos que las emociones pueden beneficiar o perjudicar los procesos de aprendizaje. Emociones como la seguridad, el entusiasmo o la curiosidad favorecen los aprendizajes. Sin embargo, la culpa, el enfado, el miedo y la ansiedad dificultan el proceso de aprender. Si queremos que nuestros hijos e hijas aprendan, no solo conocimientos académicos sino también formas de desenvolverse en la vida, es importante que creemos climas emocionales positivos.

No se trata de que nuestros niños y niñas no sientan miedo puesto que el miedo, aunque es una emoción desagradable, es necesario en algunas ocasiones. Se trata, en definitiva, de que el miedo no se convierta en nuestra elección para criarles, ni como forma de exigir obediencia ni como temor hacia los peligros que podamos percibir.

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