Cuando los hijos no llegan: Cómo lidiar con los sentimientos que provoca la esterilidad

La infertilidad afecta a casi un millón de parejas españolas en edad reproductiva, según la Red Infértiles. Miles de personas se enfrentan a diario a los sentimientos que provoca querer tener hijos y que estos no lleguen. ¿Cómo se puede lidiar con esos sentimientos negativos? En el este post os damos algunas claves para ello.

Infertilidad y esterilidad, realidades muy ocultas

Se estima que una de cada tres parejas en España tiene problemas para tener un hijo. El 9% de los niños que nacen en España es gracias a los tratamientos de fertilidad (170.000 al año, tal y como recoge el Ministerio de Sanidad). De hecho, mientras desciende la cifra de nacimientos globales, aumentan la de bebés nacidos gracias a la reproducción asistida.

Infertilidad y esterilidad no son los mismo. Según Helena Fernández, presidenta de la Red Infértiles:

«Médicamente, la diferencia entre infertilidad y esterilidad es clara. La infertilidad es la imposibilidad de la pareja para conseguir un embarazo con el nacimiento de un bebé sano tras un año de relaciones sexuales regulares sin el uso de anticonceptivos y la esterilidad es la incapacidad de la pareja para conseguir un embarazo tras un año de relaciones sexuales regulares sin el uso de anticonceptivos».

En cualquier caso, son realidades ocultas, de las que no se hablan abiertamente (o no todo lo que se debería). Y que provoca mucha infelicidad. Pero una mujer o un hombre infértil no son menos mujer u hombre que una persona que ha procreado.

¿Cómo afecta psicológicamente la esterilidad?

Pero esa oscuridad y ocultación de la infertilidad y la esterilidad, sumado a la maternidad idealizada y las expectativas de la sociedad en general, desestabilizan a estas personas. Y el deseo de tener hijos se transforma en sentimientos como furia, culpa, frustración, aislación, fracaso, congoja, angustia, reducción de la autoestima y de la calidad de vida.

«El varapalo emocional que supone la noticia de la infertilidad hace tambalear la identidad de muchas personas, sobre todo de las mujeres. Socialmente se sigue considerando que una mujer es «incompleta» si no ha sido madre. La maternidad se sigue viendo por muchas personas como el fin último de toda mujer.

Esto puede predisponer a que se sienta culpable o avergonzada por no ser madre, desembocando en sintomatología depresiva. La infertilidad suele ser difícil de elaborar psicológicamente, no hacerlo puede poner en riesgo la estabilidad emocional. Porque se sigue dando por hecho que si una pareja no puede tener hijos, el problema viene por parte de la mujer«

Son palabras de Mamen Bueno, la psicóloga del equipo de Criar Con Sentido Común en otra entrada del blog en la que trata cómo también hay que prepararse para afrontar la ovodonación, en el caso de las mujeres que finalmente acuden a esta posibilidad.

Vivir en una «montaña rusa» emocional

Sabrina Real tiene 42 años. Durante cuatro años ella y su pareja han buscado ser padres pero la infertilidad se plantó en su puerta a las primeras de cambio.

«Cuando te planteas tener un hijo piensas que va a ser algo fácil. Soy la quinta hija en mi familia y mis hermanas han tenido hijos sin problema. Recuerdo que el primer o segundo fin de semana sentí náuseas y pensé:’ya está, ya estoy embarazada’. Ahora me río de mi inocencia».

Explica que todo el proceso ha sido una «montaña rusa» de sentimientos. Pasó de ser escéptica con las clínicas e incluso pensar «que las mujeres que se sometían a varios tratamientos eran unas exageradas y que yo no me gastaría tanto dinero en eso», a tener que pasar por tres clínicas y varios procesos. El primer intento fallido fue un «jarro de agua fría».

«Lo sentí como un duelo. Estaba ilusionada y era optimista. Creía que sería fácil, puesto que otras personas lo habían conseguido a la primera. Y con el primer no, empieza el desgaste«.

Tras es primer intento, la primera emoción que sintió fue de rabia y, después, desilusión. Incluso, se planteó dejarlo ahí.

«Pero luego piensas que merece la pena intentarlo otra vez. El proceso para mí es como una gincana. Te caes, te levantas y te vuelves a ilusionar. Y en el segundo intento, detectan un problema físico», explica.

Paralelamente, muchas amigas se iban quedando embarazadas, unas de manera natural, otras con reproducción asistida. Y surge el sentimiento de fracaso.

«Te alegras por ellas pero también sientes cierta envidia y te preguntas por qué ellas sí y tú, que estás poniendo tanto esfuerzo y gastando tanto dinero, no».

Pensar en un futuro sin hijos

Hoy en día, muchas mujeres deciden no tener hijos y vivir su vida plenamente con otros objetivos. Pero cuando deseas tener hijos y no llegan, ese futuro sin hijos puede ser muy duro y se necesita apoyo para afrontar la infertilidad. El segundo intento de Sabrina también salió mal.

«Creo que yo sabía que iba a pasar. Lo recuerdo como un día desastroso, en el que incluso había tenido un roce con mi pareja. No me podía imaginar que esto dolía tanto. Me harté de llorar. Fue un día muy, muy triste. En esa época había mañanas que me ponía a llorar sin motivo aparente».

Sabrina recuerda que, tras el segundo intento, trató de visualizar su futuro sin hijos:

«Intentaba quitarle drama a la situación y me imaginaba mi vida sin hijos y empecé a ilusionarme y a tratar de ver las cosas positivas. Además, tanto mi pareja como yo tenemos trabajos muy demandantes. Y es que esto no es solo cuestión de emociones, sino también de dinero. Son tratamientos muy, muy costosos y no todo el mundo puede asumirlos. Yo no he tenido que pedir ningún crédito pero tampoco he podido comprar una casa y vivimos de alquiler».

No obstante, decidieron intentarlo una vez más en una tercera clínica. Y se quedó embarazada pero se trataba de un embarazo ectópico (fuera del útero) y abortó.

«Cuando te relajes, te quedarás embarazada»

Otro de los aspectos con los que tienen que lidiar las mujeres con infertilidad es con el entorno y con las frases desafortunadas que en vez de apoyar, hunden. Para Sabrina Real, la que más dolor le causaba era esa de «cuando te relajes y te olvides, seguro que te quedas embarazada». «Es una frase que a las mujeres en mi situación nos encanta escuchar», dice irónica.

«Todo el mundo tiene una amiga que cuando iba a adoptar, ¡pum! se queda embarazada. Yo doy gracias a que la medicina sigue avanzando pero mi consejo para las personas que opten por la reproducción asistida es que preparen el cuerpo pero también la cabeza. Creo que es muy importante recurrir a ayuda profesional, el apoyo psicológico, para todo este proceso«.

Sabrina no se relajó y se quedó embarazada, pero no por una intervención divina. Tuvo que someterse a una operación quirúrgica. Y, aun así, todavía tuvo que sufrir el miedo y la incertidumbre a las pocas semanas, cuando empezó a sangrar mientras trabajaba. Pensó que la pesadilla volvía a empezar y el mundo se vino abajo. Afortunadamente, no fue así.

En urgencias escuchó el latido de su bebé por primera vez (se emociona y llora al recordarlo). Un corazón sano que sigue latiendo, junto al de su madre que está de 23 semanas. Su historia tiene un final feliz, pero el de otras mujeres acaba sin hijos.

Cómo afrontar la esterilidad: Consejos

«Querer tener hijos y no poder es una de las situaciones más frustrantes a la que se enfrenta una mujer. En el imaginario colectivo existe la idea de que la maternidad es algo fácil, que llega cuando uno quiere. Y muchas veces no es así. Cuesta más de lo que parece y esto puede ocasionar que la mujer lo viva como una falta de valía, como que no es buena madre, que no está completa», reflexiona Mamen Bueno, nuestra psicóloga.

Para afrontar la esterilidad y que los hijos no lleguen, nos ofrece las siguientes claves:

• No culpabilizarse. «Los motivos de infertilidad no dependen de la madre (o el padre). Es una situación tremendamente injusta pero no hay culpables».
  
• Exteriorizar y aceptar los sentimientos negativos: «Muchas veces hay que permitirse llorar, frustrarse, enfadarse y hablar mucho con la pareja».
• Si se opta por la reproducción asistida, limitar el número de intentos. «Esto es importante porque cada intento supone un estrés físico y emocional enorme para la persona y si se sostiene mucho en el tiempo puede llevar a una situación muy similar al estrés postraumático, que mantenido en el tiempo tendrá un impacto emocional importantísimo».
• Buscar apoyo de personas de confianza. «No hay nada de malo en la infertilidad ni nada que ocultar. Pero es verdad que no todo el mundo lo ve igual, así que la mujer en esta situación tiene derecho a elegir con quién logra ese desahogo emocional, buscando a personas empáticas y de su confianza».
• Apoyo profesional. Es importante elaborar y prepararse para el duelo de la no maternidad. «Si ven que es muy difícil manejar todos los sentimientos que provoca la infertilidad, es bueno que busquen ayuda psicológica para el proceso del duelo».
• Si finalmente se logra el embarazo, normalizar la parte «incómoda de la maternidad». «A veces por el hecho de ser un hijo o hija tan deseado, parece que la madre no puede sentirse frustrada, cansada… pero debe vivirlo como si hubiera sido fácil y naturalizar la parte negativa de la gestación y lo que viene después».
• Y si no llega o se retrasa mucho, «ir cultivando la idea y la actitud de que son personas igual de válidas que si tuvieran hijos. Que son personas completas y que toda la energía que pondrían en cuidar al bebé, la enfoquen en otros aspectos de la vida, que creen e impulsen otros proyectos vitales. No deben paralizar su vida por la no llegada de un bebé, sino que se permitan seguir viviendo su vida».

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