Hallan altos niveles de arsénico y mercurio en la leche materna por la contaminación pero amamantar sigue siendo lo más recomendable

La presencia de metales en la leche materna es un indicador de la contaminación social generalizada, pero sigue siendo la mejor opción

El CIBER de Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP) y el Instituto de Investigación Biosanitaria de Granada acaban de publicar un estudio sobre la alta presencia de arsénico y mercurio en la leche materna. La alimentación materna y el tabaquismo son factores determinantes. La leche materna, aún así, sigue siendo la mejor opción y la recomendada para recién nacidos y bebés.

La presencia de arsénico y mercurio en la leche materna es reflejo del estado de salud de la sociedad

El estudio, publicado en International Journal of Hygiene and Environmental Health, analizó la leche materna del Banco de Leche del Hospital Universitario Virgen de las Nieves de Granada. Lo cierto es que la cifras son muy altas y llamativas. Se halló la mayoría de las muestras (97%) presentaba arsénico, el 81% mercurio, la mitad (51%) plomo y un 38% cadmio.

La consultora de lactancia materna de Criar Con Sentido Común, Inma Mellado, estima que estos datos demuestran una vez más «que vivimos en un mundo muy contaminado en general». Si la leche materna tiene esos niveles, implica que la madre está expuesta a todas esas sustancias. Y, que por tanto, el bebé ya se desarrolló en un contexto con presencia de los mismos. Es decir, que la leche materna no es más que un reflejo del estado de salud de la madre.

 

Hallan altos niveles de arsénico y mercurio en la leche materna

 

Nuestra experta resalta que estos datos aislados pueden «alarmar», pero que esa misma contaminación «o incluso superior» se puede encontrar en la leche artificial o el propio agua

«Pero la leche materna no cuenta con intereses económicos detrás, como sí lo hace la leche artificial, y es gratis. Y parece que nadie la defiende y el mensaje equivocado o poco contextualizado puede llevar a conclusiones incorrectas«.

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242 muestras de 83 madres donantes de leche materna

Las muestras del banco de leche materna analizadas presentan niveles de arsénico más elevados que los encontrados en otros estudios en España y Europa y niveles similares de mercurio, según este estudio. En concreto, el trabajo ha analizado la concentración de mercurio, plomo, cadmio y arsénico en 242 muestras de leche obtenidas entre 2015 y 2018 de 83 madres donantes del Banco de Leche del Virgen de las Nieves de Granada.

Las donantes que participaron en el estudio tenían una edad media de 33 años (rango: 19-47 años), 46% eran multíparas, el 61% contaba con educación universitaria, el 29% desarrollaban un trabajo manual, el 42% residían en áreas urbanas, el 47% eran exfumadoras y el 31% tenían sobrepeso u obesidad.

Los metales estudiados son contaminantes ambientales comunes a los que está expuesta la población general principalmente a través de la dieta, y están asociados con diversos problemas de salud, sobre todo cuando la exposición ocurre durante el embarazo o los primeros años de vida. Por lo tanto, las mujeres embarazadas y los niños y niñas son especialmente vulnerables a estas exposiciones.

 

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Tal y como explica Nicolás Olea, jefe del grupo del CIBERESP en Granada en la nota de prensa sobre el estudio:

La leche materna es, por consenso, la mejor fuente de alimentación para el bebé, aportando numerosos nutrientes y beneficios para el lactante; pero también podría ser una vía de exposición infantil a contaminantes ambientales presentes en el organismo de la madre”.

En este sentido, Inma Mellado considera que al estudio le falta «contextualización». Por una lado, no se contrasta las cifras con la presencia de estos metales en la población en general. Y tampoco se compara con la que se encuentra en la leche artificial o la de vaca.

«Estos estudios son interesantes porque sirven de indicadores de salud, pero es importante no alarmar a la población«.

Más arsénico y mercurio en la leche materna, pero menos plomo y cadmio

Los datos del estudios son muy llamativos. La mayoría de las muestras (97%) presentaba arsénico, el 81% mercurio, la mitad (51%) plomo y un 38% cadmio. La media de las concentraciones en las muestras de leche materna estudiadas fueron 1,49 μg/L, 0,26 μg/L, 0,14 μg/L y <0,04 μg/L, respectivamente.

La investigadora del CIBERESP Carmen Freire, primera firmante del trabajo, indica que:

“En comparación con otros estudios europeos y nacionales, como los realizados en Madrid (2003-2004) y Santiago de Compostela (2018-2019), las concentraciones de metales en la leche de donantes de Granada fueron más elevadas para arsénico, similares para mercurio y bastante bajas para plomo y cadmio”.

 

Hallan altos niveles de arsénico y mercurio en la leche materna

 

Es llamativo que los niveles de arsénico más altos se hallaron en las donantes primíparas. Las de mercurio fueron más elevadas en donantes con mayor consumo de pescado graso y carne, lo que podría indicar que estos productos contienen mucho mercurio. Se halló menos mercurio en las muestras de mujeres con mayor consumo de productos lácteos y en aquellas recogidas después de un posparto más largo.

La presencia de plomo, por otro lado, fue mayor entre las donantes multíparas, las que ganaron peso después del embarazo y las exfumadoras. Y menor en las muestras recogidas más recientemente y de donantes con mayor consumo de carne roja y huevos. Las que más consumieron fritos y comida enlatada tenían más cadmio en su leche. 

Arsénico y mercurio en la leche materna: ¿Hay que preocuparse?

Más que preocupación, la presencia de arsénico y mercurio en la leche materna debería servir para reflexionar sobre nuestra salud en general. Una alimentación poco recomendable, el tabaco o la exposición diaria a determinados contaminantes en nuestro día a día pasa factura a la población en general. Y en el caso de las mujeres, la leche materna es una llamada de atención más sobre esta cuestión.

Estas noticias son llamativas, pero pueden provocar alarma social. El año pasado se produjo una polémica por otro estudio que apuntaba que la leche materna de mujeres que vivían en suelos contaminados presentaba niveles de contaminación muy alto. La noticia generó mucho impacto y obligó a la Asociación Española de Pediatría a posicionarse a favor de la lactancia materna para tratar de aplacar las dudas que generó el estudio en muchas mujeres.

 

Hallan altos niveles de arsénico y mercurio en la leche materna

 

A día de hoy, explican la AEPED, existen «muy pocos casos descritos de morbilidad (enfermedad)» por la presencia de contaminante metales en la leche materna. Pero sí está más que comprobado científicamente que «los lactantes amamantados alcanzan mejor rendimiento neurológico, y resultados en salud que los que toman sucedáneos artificiales». De hecho, la leche materna es capaz de «neutralizar» estos metales pesados, «incluidos los neutóxicos y contrabalancea sus efectos mejorando los resultados de salud, incluido el desarrollo neurológico».

Es más, según la AEPED, la recomendación de introducir «sucedáneos artificiales» que sustituyan la leche materna puede tener un efecto contrario. «Contribuye a empeorar el desarrollo neurológico de los lactantes».

La leche materna es la mejor opción, incluso con niveles altos de metales

La Asociación Española de Pediatría recuerda que aunque los componentes nutricionales de la leche materna tratan de ser «copiados fielmente» por la leche artificial, aquella proporciona además -explica la AEPED en su comunicado-:

«Otros componentes biológicos y bioactivos que no solo neutralizan las exposiciones y los efectos adversos de los CMAs, sino que son fundamentales para cimentar, desarrollar y fortalecer el sistema de inmunovigilancia defensiva (inmune)».

Este refuerzo protege al bebé de los contaminantes físicos, químicos, biológicos y sociales a los que estamos expuestos la población en general. Además, los componentes bioactivos de la leche materna son «imposibles de copiar» ya que son exclusivos del ser humano.

 

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Por todo ello, desde la Asociación Española de Pediatría concluyen:

«Recomendamos, sin ninguna duda, dar la lactancia materna a todas las mujeres gestantes y lactantes en todas las zonas contaminadas de la Sierra Minera de Cartagena y en cualquier otra cuenca minera de España. Sus hijos tendrán mejor calidad de vida y salud que los alimentados con sucedáneos lácteos artificiales. Máxime cuando cuando ya nacen contaminados por la transferencia transplacentaria de los CMAs».

Esta recomendación, por tanto, es extensiva al resto de madres, vivan donde vivan. «La leche materna sigue siendo superior, en todo caso, a la artificial. Y lo es incluso con estos marcadores de arsénico y mercurio tan altos», concluye nuestra experta Inma Mellado.

 

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