En la cesáreas tradicionales las madres no ven nacer a su hijo ni pueden cogerles en brazos una vez nacen, en una cesárea pro vínculo sí. Desde el primer momento, la madre puede estar piel con…
La Revista Med ha publicado los resultados de un estudio sobre la microbiota de los recién nacidos según el tipo de parto por el que nacen. El estudio determina que los bebés nacidos por cesárea también se pueden beneficiar de la microbiota materna vaginal si se les expone a ella justo después del parto.
Es una investigación en la que ha participado el Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (IATA), del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
El parto natural favorece la transmisión de bacterias buenas para el bebé. Es una de las razones por las que es recomendable respetar los tiempos en el parto. Sin embargo, existe un alto índice de cesáreas en el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 15% de ellas evita riesgos para la vida de la madre o del bebé.
Pero hay países como Brasil, República Dominicana, Irán o China, donde el parto por cesárea supone el 70% de nacimientos en ciudades. En España la tasa es de entre el 25 y el 28%, casi el doble de lo recomendado por la OMS.
El estudio sobre la microbiota y los bebés nacidos por cesárea
La investigación, liderada por Estados Unidos, analizó 177 bebés de cuatro países, entre ellos España. Los menores fueron estudiados durante su primer año de vida. De los bebés estudiados, 98 nacieron por parto vaginal y 79 por cesárea. Parte de esos últimos (20 concretamente), fueron expuestos a la microbiota materna con una gasa impregnada con restos biológicos vaginales.
Los resultados indican que estos 20 bebés expuestos a los microorganismos de la madre desarrollaron una microbiota similar a los nacidos por vía vaginal (y, por tanto, expuestos naturalmente). También se observó que la microbiota vaginal de las madres en el momento del parto era similar al de otras partes del cuerpo (intestino, boca y piel).
La microbiota humana está formada por miles de millones de bacterias, virus, hongos y otros microorganismos que viven en nuestros cuerpos. Algunos son beneficiosos, y algunos dañinos. Las bacterias, por ejemplo, regulan numerosos procesos fisiológicos. Protegen frente a otros organismos patógenos, interaccionan con el sistema inmunológico o la promueven la síntesis de vitaminas.
Las mujeres transmiten estos microorganismos a sus bebés de forma natural en el parto. Estos son los primeros colonizadores del intestino y ayudan a desarrollar su sistema inmune. Pero la cesárea, así como el uso de antibióticos, «interrumpe esta transmisión». Y esto tiene consecuencias para la salud del bebé. Este tiene más riesgo de desarrollar enfermedades como obesidad, alergias, asma y diversas enfermedades metabólicas e inmunes.
Normalización de la microbiota durante el primer año
Este es el primer gran estudio observacional multicéntrico que prueba que se puede restituir la exposición natural a los microorganismos vaginales maternos tras una cesárea. Y no solo eso. También muestra que si se expone a los bebés nacidos por cesárea a la microbiota vaginal, se normaliza el desarrollo de la misma en el menor durante el primer año de vida.
Sin embargo, los investigadores confirman que se necesitan indagar más. Y, por eso, se van a realizar ensayos clínicos aleatorios. El objetivo es determinar si esa normalización que experimentan los bebés estudiados se traduce en una protección frente al riesgo de enfermedades «a corto y largo plazo».
“Necesitamos más investigaciones para determinar qué bacterias protegen contra la obesidad, el asma y las alergias, enfermedades que comparten una inflamación subyacente”, asegura la autora principal del estudio, María Gloria Domínguez Bello, de la Universidad Rutgers (EEUU). “Nuestros resultados apoyan la hipótesis de que la transferencia y adquisición de microbiota materna normaliza el desarrollo del microbioma de los bebés”.
Por su parte, la investigadora del CSIC, María del Carmen Collado, que lidera el grupo español del estudio, mantiene que las alteraciones en la microbiota intestinal en los neonatos se relacionan con un «mayor riesgo de desarrollo de enfermedad en el niño y el futuro adulto”.
“El nacimiento por cesárea, la exposición a antibióticos y una baja lactancia materna están relacionadas con efectos perjudiciales en la microbiota. Así, es necesario desarrollar nuevas estrategias para modular la microbiota en los primeros momentos de la vida. Este estudio representa un ejemplo claro con una nueva intervención postnatal con efectos en la microbiota infantil durante el primer año de vida”, resume Collado.
Otros estudios sobre la microbiota de los bebés nacidos por cesárea
Este no es el primer estudio que se realiza sobre la microbiota de los recién nacidos y su relación con el tipo de parto. Existen varias investigaciones científicas en este sentido. No obstante, la mayoría de los investigadores coinciden en que a partir del año esas diferencias tienden a desaparecer, pero en los primeros meses el tipo de parto puede marcar la biología del bebé el tipo de parto. Esto incide en la importancia del estudio publicado por Med.
Investigadores de la University College de Londres, por ejemplo, determinaron que la mayoría de microorganismos de los recién nacidos procedían de la madre en el caso de parto vaginal. Pero en las cesáreas la microbiota intestinal del bebé estaba dominada por patógenos «oportunistas», asociados al ambiente hospitalario y que se relacionan con la dermatitis atópica infantil y el asma.
En 2019 se presentó otro estudio de los Países Bajos ( el informe Microbiome Utrecht Infant Study) en el que también se determinaron esas diferencias en la microbiota de los bebés nacidos por cesárea y los de parto vaginal. Los primeros presentan una microbiota menos estable y tienen bacterias intestinales potencialmente patógenas. Y esto podría ser el mecanismo que aumenta el riesgo de infecciones respiratorias.
La leche materna y la microbiota de los bebés
Las primeras semanas de vida del bebé son muy importantes en el desarrollo de su sistema inmunitario. Sin embargo, la microbiota no se forma solo en el parto. Los microorganismos se irán desarrollando a lo largo de sus primeros años de vida. Por eso, hay otras formas de cuidar ese ecosistema, por ejemplo, con la lactancia materna.
Lo explica nuestra experta en lactancia materna de la Tribu CSC, Inma Mellado, en este post. Hay ciertos componentes no nutritivos de la leche materna que son «extraordinariamente importantes» para el sistema inmune del bebé, según ella, que añade:
«Los bebés amamantados reciben diariamente entre 10.000 y un millón de microorganismos. Es sin duda una cifra impresionante. Se han publicado diversos estudios en los que se trataba de identificar la flora microbiana presente en la leche materna, y de ellos hemos sacado en claro la preciosa y enorme variabilidad que existe entre diferentes mujeres, incluso en la misma mujer en distintos momentos.
Aún queda mucho por estudiar en este campo, pero poco a poco estamos comenzando a entender la importancia que tiene para el bebé, ya que el microbioma intestinal dependerá en gran medida de los microorganismos que reciba a través de la leche de su madre«.
La lactancia materna, por otro lado, protege contra las infecciones. La leche es la vía a través de la cual el bebé se expone a las células maternas y aumentan las células T o linfocitos T que se encargan de identificar y acabar con patógenos invasores o células tumorales.
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